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Jesús Párraga Martínez
Iberulitos atmosféricos
Figura 1. Iberulitos. Imágenes SEM (electrones secundarios
o retrodispersados) y de estereomicroscopio. a) Campo de
iberulitos típicos (pseudoesféricos) de tamaño comprendido
entre 80 y 150 μm. b) Iberulito redondeado típico. Se aprecia el
vórtex y la corteza de partículas muy finas (arcillas) engrosada en
dicho vórtex. c) Iberulito fusiforme generado por agregación de
partículas alrededor de una fibra vegetal. d) Iberulito típico de un
tamaño aproximado de 100 μm. Destaca el color rojizo. Se aprecia
el vórtex en el primer plano. Imagen de estereomicroscopio. e)
Plano ecuatorial de un iberulito de gran tamaño (135 μm).
Núcleo formado por partículas gruesas (alguna > de 20 μm),
con una alta porosidad (≈ 50%). Corteza de partículas finas (más
finas cuanto más superficiales), poco porosa. Imagen SEM de
electrones retrodispersados, lámina delgada, metalización con
carbono. f) Iberulito roto. En el centro se observa una frústula
de alga diatomea de origen lacustre, procedente, posiblemente,
de la depresión de Bodelé (Chad). g) Cocolitofórido de origen
marino (nanoplacton) incrustado en la superficie arcillosa de un
iberulito. h) Esporas bacterianas ubicadas en una microgrieta de
la superficie de un iberulito.
Figura 2. Génesis de los iberulitos. “Pluma” de polvo desde
África hasta España. Foto de color natural, capturada por el
espectroradiómetro MODIS (satélite Terra, NASA,) el 25 de junio de
2012. El polvo partió de Argelia y Mali, viajó hacia el oeste, se internó
en el Océano Atlántico y giró hacia el este en dirección a la Península
Ibérica. Etapas en la formación de los iberulitos: 1. Inyección de
grandes cantidades de polvo sahariano a la atmósfera y elevación
de los granos minerales menores de 10 µm a las capas altas de
la troposfera por la Saharan Air Layer. 2. Las partículas de polvo
captan vapor de agua y se convierten en núcleos de condensación
de nubes, formando minúsculas gotitas de agua que se unen por
colisiones entre ellas y evolucionan a grandes gotas precursoras de
los iberulitos, de un radio máximo de 500 micras (por encima de ese
radio estallan y se desintegran). Esto se puede producir cerca o sobre
zonas marítimas o donde haya más vapor. 3. Procesado atmosférico
que incluye pérdida de agua del “preiberulito”, formación de un
vortex, y maduración final del Iberulito. 4. Vuelo y transporte a
grandes distancias por sus características hidrodinámicas. En ese
transporte pueden incorporarse plancton, bacterias, polen, virus, etc.
5. Deposición en la Península Ibérica y otras regiones mediterráneas.
En la composición mineralógica (Tabla 3) se aprecian dife-
rencias entre el PMS total y los iberulitos, no en los tipos de mi-
nerales presentes, sino en las proporciones de los mismos. El tipo
de minerales presentes, sobre todo los filosilicatos, indica para
ambos (PMS total e iberulitos) una procedencia edáfica, bien de
suelos locales, o lejanos.
En los iberulitos domina el cuarzo y las proporciones de he-
matites, aunque pequeñas, son mayores que las del PMS total.
El color rojo de los iberulitos (Fig. 1d) deriva, por tanto, de su
contenido en hematites que reviste a otras partículas minerales.
Todo esto sugiere que sus constituyentes proceden de los suelos
del Sahara y Sahel. Estos suelos se caracterizan, según Lafon et
al. (21), por generar polvo rojizo rico en partículas de óxidos de
hierro y partículas de otros minerales (cuarzo, filosilicatos, calci-
ta…) con óxidos de hierro adheridos. La presencia de esqueletos
de diatomeas (Fig. 1f), podría indicar que parte del PM africa-
no que genera los iberulitos procede de la depresión de Bodelé
(Chad), donde abundan las diatomitas (rocas silícicas formadas
por microfósiles de diatomeas) y una de las áreas más activas en
la generación de PM, del mundo (22).
La presencia de cuarzo (sílice cristalina) en PMS total y en
los iberulitos, en ambos casos superior al 20%, aumenta el riesgo
por inhalación, sobre todo teniendo en cuenta que un elevado
número de las partículas constituyentes de los iberulitos son
PM10 (media de 0,5 a 7
µ
m). La monografía de la Agencia
Internacional para la Investigación del Cáncer (23) dedicada al
cuarzo, polvo y silicatos en general, establece que la exposición
e inhalación de estos minerales, se asocian al cáncer de pulmón.
Se ha demostrado que la inhalación de partículas solubles
en fluidos pulmonares ocasiona el paso de compuestos tóxicos
hacia el sistema circulatorio, causando además toxicidad
pulmonar (24). Sin embargo, no hay estudios clínicos de
toxicidad pulmonar por partículas poco solubles como son la
mayoría de las constituyentes del PMS e iberulitos (silicatos
y carbonatos). Se debe tener en cuenta que los componentes
finos (PM2,5) del PMS e iberulitos podrían penetrar fácilmente
en las vías respiratorias y alcanzar los alvéolos en donde
quedarían retenidas en el parénquima pulmonar, en al menos
un 50 %, tal como señalan Valavanidis et al. (15).
En el PMS total y en los iberulitos se ha encontrado
material de origen biológico. En PMS se encontraron pólenes
y ácaros, cuyos efectos sobre la salud humana comprenden
diversas manifestaciones clínicas: oculares (conjuntivitis),
digestivas (alergias alimentarias) o respiratorias (asma y/o
rinitis) (25).
En los iberulitos se ha detectado nanoplancton (marino o
lacustre) (Fig. 1f, g), esporas bacterianas alojadas en micrositios
(Fig. 1h.) y es altamente probable que contengan virus. Como
antes se ha indicado, las partículas constituyentes de los
iberulitos se originan en los suelos desérticos y semidesérticos
del Sahara-Sahel. Estos suelos, a pesar de su escasez de
agua, son el hábitat de comunidades muy diversas de algas,
bacterias, hongos y virus, que sobreviven a las condiciones
climáticas extremas porque se adsorben en los coloides del
suelo (complejos organominerales de arcilla y humus) que
les proporcionan condiciones microclimáticas más favorables
(humedad, nutrientes y control de temperatura). Estos
microorganismos arrastrados por los fuertes vientos saharianos
hasta la atmósfera, sufrirían daños por las radiaciones UV y las
temperaturas extremas. Sin embargo, se ha demostrado que
muchos microorganismos de estos suelos son transportados a
largas distancias, incluso intercontinentalmente. Así, existen
indicios que relacionan las epidemias de meningitis en el Sahel
con las tormentas saharianas de polvo, que afectan anualmente
a más de 200.000 personas (26). Asimismo, los habitantes de las
regiones que sufren más impacto de tormentas de polvo (Medio
Oriente, Caribe, región mediterránea, etc.) tienen las mayores
tasas de incidencia de asma y de enfermedades circulatorias y
respiratorias, por inhalación de alérgenos, aunque también de
partículas minerales de pequeño tamaño (27). Podríamos emitir
la hipótesis, ya que no existe bibliografía al respecto, de que los
microorganismos edáficos “refugiados” en los iberulitos a modo
de coraza protectora, se transportarían a largas distancias. Este