Revista nº 802
171 Irene Temblador Barba Síndrome de Terson tras cirugía de quiste aracnoideo CASO CLÍNICO Se presenta el caso clínico de un paciente varón de 9 años diagnosticado de quiste intraventricular aracnoideo derecho, el cual se correspondía con una formación quística de 3,8 cms (cra- neocaudal) x 2,5 cms (axial), adyacente y en intimo contacto con el trígono del ventrículo lateral derecho (VL), asociado a dilatación de asta temporal y occipital derechas del VL, objetivado por Reso- nancia Magnética (RM). Con los años, el paciente sufre dificultad motora y se eviden- cia crecimiento de la lesión a través de la RM, con considerable distensión de la luz hacia región parietal derecha, compresión in- ferior de tálamo y desviando septum pellucidum hacia la izquier- da (Fig. 1). Además, presenta dilatación hipertensiva de las astas temporal y en mayor grado de la occipital derecha, junto con ede- ma de papila con agudeza visual (AV) 1 en ambos ojos (AO). Por la clínica y signos, se decide intervención quirúrgica por parte de Neurocirugía. Tras ella el paciente refiere visión borrosa en AO. En la explo- ración oftalmológica, la AV es 0,1 en ojo derecho (OD) y 0,3 en ojo izquierdo. El segmento anterior, presión intraocular, movimientos oculares y reflejos pupilares son normales. En el fondo de ojo de AO se evidencia papila de bordes parcialmente borrosos con hemo- rragia prerretiniana abundante que afecta a mácula en OD (Fig 2). En la OCT se observa la hemorragia bilateral subhialoidea (Fig 3). Se repite Resonancia Magnética de cráneo y órbita, donde no se aprecian alteraciones macroscópicas. Dada la presentación, se decide actitud expectante y revisiones periódicas. Al mes, en el examen la AV es 0,3 en OD y 0,5 en OI, y la hemorragia bilateral ha disminuido de tamaño con respecto a la exploración previa. DISCUSIÓN Las complicaciones tempranas postquirúrgicas en estos ca- sos son raras y entre ellas están la meningitis, el hematoma, he- morragia o infección. Es muy importante tener en cuenta la posi- ble aparición de hemorragia intraocular en pacientes con subidas de presión intracraneal (4). Mediante las pruebas de imagen no se evidenció sangrado intracraneal después de la cirugía, por lo cual lo más probable es que sólo hubiera sangrado intracraneal intraquirúrgico o aparición de subida de presión intracraneal no mantenida, como se ha descrito en algunos casos (5). En los pacientes con hemorragia intraocular por síndrome de Terson, la OCT puede usarse para identificar la localización de dicha hemorragia. En cuanto al manejo, una opción en estos casos es la obser- vación, sobre todo si son hemorragias leves. El tiempo de des- aparición de la hemorragia es variable (6). Se pueden producir complicaciones como membranas epirretinianas (MER) o des- prendimientos maculares traccionales por desarrollo de prolife- ración vitreorretiniana, que obligarían a realizar vitrectomía (7), aunque existen algunas series que reportan un mejor pronóstico cuando ésta es realizada en pacientes por debajo de los 45 años y antes de que hayan transcurrido 3 meses desde el sangrado in- traocular (8). También se pueden desarrollar agujeros retinianos secundarios y disrupción del epitelio pigmentario de la retina, entre otros. La observación, por tanto, se puede considerar como primera indicación según los siguientes factores: unilateralidad, extensión de la opacidad vítrea, signos de reabsorción espontánea, edad, Figura 1. A, B y C. Imágenes de cortes sagitales de la RM craneal sin contraste intravenoso preoperatoria del quiste aracnoideo del paciente, desde planos más internos a planos más externos. D, E y F. Imágenes de cortes coronales de la RM desde planos más superficiales a planos más profundos, observando mayor afectación en el área derecha. Figura 2. Imágenes del FO de AO, donde se observa la hemorragia bilateral subhialoidea, de mayor extensión en OD Figura 3. Imágenes de la OCT, donde se puede evidenciar la localización de la hemorragia
RkJQdWJsaXNoZXIy ODI4MTE=