Revista nº 805

151 Laura Sánchez Amo Estrés en la jornada laboral médica Actualidad Médica · Número 805 · Septiembre/Diciembre 2018 Páginas 148 a 155 Laura Zwaan et al. (20), del Departamento de Salud Ocu- pacional del Instituto de Investigación Médica Extramural (EMGO) para la Investigación del Cuidado de la Salud de la Uni- versidad de Vrije en Ámsterdam (Holanda), publicó en 2009 un estudio sobre la carga de trabajo, la fatiga y la experiencia laboral en la tarea de los médicos. La carga de trabajo y la fa- tiga se midieron durante el turno de los médicos utilizando el cuestionario NASA-Task Load Index (NASA-TLX), de estimación de la carga mental de trabajo (21) (22). Los médicos que parti- ciparon en el estudio también respondieron a preguntas sobre su experiencia laboral. El diseño utilizado en este estudio pro- porciona una visión de la relación entre los actos cognitivos subóptimos (por ejemplo: no ordenar una prueba específica u ordenar una prueba innecesaria, malinterpretar los resultados de la prueba, etc.) en el proceso de diagnóstico y las posibles consecuencias para el paciente, las posibles causas de este tipo de actos cognitivos en el proceso diagnóstico y también se midió la carga de trabajo, fatiga y experiencia así como la influencia de estos factores en el proceso de diagnóstico. El estudio proporciona, en definitiva, un método con el que se pueden estudiar los puntos débiles del proceso de diagnóstico y el efecto en los resultados sobre el paciente, lo que brinda la oportunidad de mejoras. Además, proporciona información sobre el proceso de diagnóstico, elucidando dón- de ocurren los actos cognitivos en el proceso de diagnóstico y cuáles de esos actos pueden causar daño. Esta información podría utilizarse para desarrollar intervenciones dirigidas a aquellas partes específicas del proceso de diagnóstico. Las me- diciones de la carga de trabajo, la fatiga y la experiencia laboral proporcionan una información valiosa sobre las circunstancias en las que los médicos diagnostican a sus pacientes y hasta qué punto estas circunstancias influyen en el proceso de diag- nóstico. El trabajo y las horas de guardia de los residentes supo- nen un verdadero problema para los médicos, residentes y para el hospital. Muchos estudiantes trabajan más de 80 horas a la semana y no resulta extraño que se den jornadas de 100- 120 horas semanales. La duración habitual de las guardias es a menudo de 24 a 36 horas y ocasionalmente aún más, siendo el sueño durante el servicio de guardia limitado y fragmenta- do. La fatiga es una queja habitual del personal del hospital y muchos residentes (el 41% aproximadamente) dicen haber cometido errores que atribuyen a la fatiga. Esta práctica es in- compatible a todas luces con un sistema de salud seguro y de alta calidad (23). La relación entre el cansancio y el riesgo de errores médi- cos es hoy día aceptada por la clase médica sin ningún género de dudas. Es por ello que François Maltese (24) llevara a cabo un estudio con el fin de evaluar el impacto en el rendimiento cognitivo de un grupo de intensivistas de una Unidad de Cui- dados Intensivos (UCI) en turno de noche. También investigó la influencia de la experiencia profesional y la cantidad de sueño en este rendimiento. El estudio incluía un grupo de 51 intensivistas que traba- jaban en tres UCI (24 sénior y 27 residentes). Sobre esta po- blación se evaluaron cuatro habilidades cognitivas de acuerdo con la Escala de Inteligencia para adultos de Wechsler (25) - evalúa la inteligencia de adultos de 16 a 89 años y es uno de los instrumentos más utilizados para la evaluación de las aptitudes intelectuales en europa y Estados Unidos - y la Prue- ba de Clasificación de Tarjetas de Wisconsin (26) - diseñada inicialmente para evaluar razonamiento abstracto, hoy consti- tuye una medida de la habilidad requerida para desarrollar y mantener las estrategias de solución de problemas necesarias para lograr un objetivo - tras una noche de descanso y después de un turno de noche de acuerdo con un orden aleatorio. Los resultados mostraron que todas las capacidades cog- nitivas empeoraron después de un turno de noche: capacidad de memoria de trabajo (11,3 ± 0,3 frente a 9,4 ± 0,3; p<0.001), velocidad de procesamiento de la información (13.5 ± 0.4 vs. 10,9 ± 0,3; p<0,001), el razonamiento perceptivo (10,6 ± 0,3 vs 9,3 ± 0,3, p<0,002), y la flexibilidad cognitiva (41,2 ± 1,2 vs 44,2 ± 1,3 P = 0,063). No hubo diferencias significativas en términos de nivel de deterioro cognitivo entre los residentes y los médi- cos senior de la UCI. Sólo la flexibilidad cognitiva parecía res- taurarse después de dos horas de sueño. Las otras tres habili- dades cognitivas estaban alteradas, independientemente de la cantidad de sueño durante el turno de noche. Estos resultados llevan a los autores a la conclusión de que las habilidades cog- nitivas de los intensivistas estaban significativamente altera- das tras un turno nocturno en la UCI, independientemente de la experiencia profesional o de la duración del sueño habida durante el turno. Las consecuencias de esto para la seguridad de los pacientes y la salud de los médicos deben ser evaluadas en posteriores estudios. El pasado año, Tareck y colaboradores publicaron un es- tudio (27) con los objetivos de identificar los factores que contribuyen a discrepancias interpretativas preliminares en los turnos de noche de residentes de Radiología por un lado y por otro, aplicar los datos obtenidos en el contexto de la literatura conocida para trazar paralelos con los horarios de turnos nocturnos. Los residentes, incluidos en un programa de entrenamiento universitario, proporcionaron 18.488 da- tos sobre estudios nocturnos (horario de 23:00h a 8:00h del día siguiente) en un centro de Traumatología de Nivel 1 entre el 1 de julio de 2013 y el 31 de diciembre de 2014. Como parte de su flujo de trabajo normal y retroalimentación, los asistentes anotaron los informes como: discrepancia mayor, discrepancia menor, de acuerdo y de acuerdo-buen trabajo. Se llevó a cabo un análisis retrospectivo preliminar para cada estudio y se calculó el valor relativo por turno como un indicador de la carga de trabajo durante la noche. El conjunto de datos se complementó con información acerca del nivel de formación, el número de noches consecutivas en rotación nocturna, hora, modalidad y las unidades de valor relativo por turno. Los datos fueron analizados mediante regresión proporcional y la prueba exacta de Fisher. Se obtuvieron 233 discrepancias importantes (1,26%). El nivel de entrenamien- to (médicos veteranos versus residentes; 1,08% vs 1,38%, p<0,05) y la modalidad se asoció significativamente con el desempeño. La mayor carga de trabajo afectó al desempeño de los residentes más jóvenes, mientras que los residentes R3 tuvieron peores resultados en las noches más ocupadas. La hora de la noche no se asoció significativamente con el desempeño, pero hubo una tendencia hacia el mejor desem- peño sobre las 2:00am, con la consiguiente disminución de la precisión durante las horas de turno restantes. El mejor desempeño se produjo después de los primeros seis turnos nocturnos, probablemente como consecuencia de una mejor aclimatación de los residentes a un horario nocturno. En conclusión, a medida que los horarios nocturnos para los residentes se vuelven más habituales, se hace más necesario llevar a cabo más investigaciones para documentar los factores que afectan a una mejor interpretación de estos turnos. Una vez realizado, esta información puede utilizarse para optimizar los horarios de los radiólogos y su ambiente de trabajo para minimizar los errores en el análisis de imágenes, mejorar la atención al paciente y optimizar la formación de los residentes. En mayo de 2016, Monika Bernburg et al. (28) llevó a cabo un estudio transversal cuyo objetivo era analizar y comparar las diferencias en el nivel de estrés ocupacional, los síntomas depresivos, la capacidad de trabajo y el am- biente de trabajo entre un grupo de 435 médicos residentes que trabajaban en seis diferentes especialidades médicas en diversos hospitales alemanes. En este estudio, se pregunta- ba a los médicos sobre sus condiciones de trabajo y distin- tos aspectos de salud mental y capacidad laboral usando el Cuestionario Psicosocial de Copenhague (29), el Índice de Capacidad Laboral (30), la Clasificación de Síntomas de la CIE-10 (31) y el Cuestionario de Estrés Percibido (32) para medir las condiciones de trabajo, la salud mental y la capa- cidad laboral.

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