Revista nº 805

153 Laura Sánchez Amo Estrés en la jornada laboral médica Actualidad Médica · Número 805 · Septiembre/Diciembre 2018 Páginas 148 a 155 similar obtuvo Jillian Dorrian et al. en el estudio llevado a cabo con enfermeras en 41 hospitales australianos (40) El creciente aumento de la complejidad de la atención al paciente debido a múltiples comorbilidades y polifarmacias, y la necesidad de una cobertura hospitalaria las 24 horas del día, han puesto un énfasis significativo en los médicos en formación y otros profesionales de la atención médica. Durante su forma- ción, los médicos residentes están obligados a trabajar más ho- ras y turnos, y estar de guardia con más frecuencia. Esto puede dar lugar a una deprivación aguda y crónica del sueño, que pue- de afectar su bienestar y el cuidado del paciente a su cargo (41). Aunque no todos los estudios han encontrado que la fatiga del médico conduce al daño del paciente, la literatura en su con- junto sugiere que la fatiga aumenta el riesgo del error médico, incluidos los pacientes o los residentes mismos. Estudios recien- tes de residentes en entornos de cirugía y cuidados intensivos encontraron que las guardias de 24 horas y las alteraciones del ritmo circadiano aumentan el error médico y el deterioro cogni- tivo. Los médicos residentes que trabajan en turnos de 24 horas corren mayor riesgo de cometer errores médicos, lesionar a los pacientes, sufrir heridas con agujas y bisturíes en el trabajo y tener accidentes automovilísticos en el camino de regreso del trabajo. West et al (16) encontraron una asociación entre la fa- tiga del residente y el error médico percibido. Una comparación retrospectiva a gran escala de los resultados quirúrgicos antes y después de la implementación de las restricciones de horas de trabajo de los médicos dio como resultado una disminución en las tasas de complicaciones en conjunción con la reducción de la carga de trabajo del servicio de cirugía. Finalmente, Rothschild et al (42), encontraron que los cirujanos y obstetras que durmie- ron menos de seis horas cuando estaban de guardia experimen- taron un incremento en las tasas de complicaciones de hasta el tres veces al realizar cirugía electiva al día siguiente. La alerta en un sujeto normal afecta al rendimiento y está determinada por la cantidad de sueño, los efectos circadianos y la inercia del sueño. Normalmente, una cantidad apropiada de horas de sueño hace que una persona se sienta fresca y capaz de desempeñar su tarea sin esfuerzo, incluso en situaciones mo- nótonas. El estado de alerta es importante y debe diferenciarse de la vigilancia bajo presión de las personas que duermen poco. La pérdida cuantitativa del sueño puede deberse a una pérdida continua aguda o a pérdida parcial crónica. La pérdida aguda del sueño tiene lugar cuando una persona no duerme durante un largo período de tiempo. El deterioro que se sufre en del ren- dimiento ha sido demostrado por varios estudios. Por ejemplo, Dawson y Reid (43), estudiaron a cuarenta sujetos y encontra- ron que la pérdida en la coordinación ojo-mano después de 28 horas de vigilia era similar al resultado de una concentración de alcohol en sangre del 0,10%. En España, esto constituye un nivel de deterioro por encima del límite legal de conducción. Del mismo modo, en un estudio prospectivo de dos sesiones en el estudio de 34 médicos residentes pediátricos, los sujetos evaluados después de un turno de guardia habían mantenido la atención, vigilancia y capacidad de conducción comparable a los resultantes de un nivel de alcohol en sangre entre 0,04% y 0,05%; esto significa alcanzar prácticamente el límite de alcoho- lemia en nuestro país que está en 0.05%. Para un desempeño adecuado de su tarea, los médicos ne- cesitan dormir adecuadamente. La privación del sueño conduce al deterioro cognitivo, alteración del estado de ánimo y altera- ciones de las habilidades motoras. Cada vez hay más pruebas de que la privación del sueño tiene consecuencias a largo plazo para la salud, como son muerte prematura, problemas cardio- vasculares, obesidad y diabetes. Los residentes tienen un mayor riesgo de sufrir colisiones durante la conducción de sus vehí- culos y lesiones percutáneas, y sus pacientes están en mayor riesgo de sufrir las consecuencias de un error médico. En otras partes del mundo, las jornadas de trabajo más reducidas para los médicos se están convirtiendo en norma habitual. Los médicos en la Columbia Británica se gobiernan a través del Colegio de Médicos y Cirujanos en lugar de esperar a que un organismo gubernamental dirija sus acciones mediante legislación. Se debe considerar muy seriamente que los médi- cos deben abordar este problema y limitar adecuadamente las horas de trabajo para proteger tanto a los pacientes como a los alumnos (36). La Directiva Europea sobre el Tiempo de Trabajo (EWTD en sus siglas en inglés) es una iniciativa de la Unión Europea (UE) diseñada para evitar que los empleadores exijan que los trabajadores lleven a cabo jornadas excesivamente largas, con implicaciones pafra la salud y la seguridad (44), y establece el límite para los turnos nocturnos excesivos y restringe la semana laboral a no más de 48 horas. La razón subyacente es minimizar los riesgos para la salud de todos los trabajadores. El trabajo pu- blicado por Morrison et al (45), debate el impacto de las noches rotas para los médicos en formación sobre la seguridad de los pacientes y la educación médica. Cuando se acordó la EWTD, estos temas pueden no haber sido considerados sistemática u objetivamente. El impacto de los ritmos diurnos en las funciones humanas afectan a todos los trabajadores nocturnos, sin embargo, la naturaleza del traba- jo médico y quirúrgico clasificado tiene pocos precedentes en otras industrias o incluso en los contratos de otros profesionales sanitarios. Por ejemplo, el trabajo nocturno de los médicos (las guardias) debe ser considerado de modo diferente del trabajo nocturno permanente. El trabajo nocturno médico de guardia generalmente se requiere por períodos cortos y por lo general implica menos pacientes. Para el periodo de formación del mé- dico, este trabajo nocturno representa un momento importante en su formación, donde la responsabilidad clínica y la toma de decisiones pueden madurarse en un entorno supervisado. Para cumplir con la EWTD la mayoría de los hospitales han adoptado patrones de rotación que tienen como objetivo cubrir las nece- sidades clínicas, mientras se asegura de que ningún médico tra- baje por encima de las 48 horas semanales como promedio. Sin embargo, existe suficiente evidencia, en particular de la indus- tria, que sugiere que “comprimir” los turnos nocturnos en blo- ques de cuatro noches o más, con turnos de 12 horas, plantea un riesgo. Aunque esto puede ser considerado como una conse- cuencia inevitable del cambio de trabajo para la formación del residente, es necesario tener en consideración que tanto la se- guridad del paciente como la del médico deben ser prioritarias, y que por tanto, los efectos sobre el rendimiento causados por el turno de noche deben limitarse en la medida de lo posible. El sistema de turnos de 24 horas aumenta significativa- mente el riesgo, tanto para los empleados como para los em- pleadores en los servicios de emergencia/urgencias. Estos riesgos incluyen mayores índices de accidentes, aumentos en los errores médicos y disminución de las competencias; siendo necesario que los turnos de 24 horas estén más espaciados de modo que permita una mejor recuperación física y mental y me- jore el estado anímico del profesional sanitario. Desafortunada- mente, no se ha identificado una solución única para estos pro- blemas. Hasta la fecha todavía hay poca investigación específica sobre los problemas y resultados en relación a los servicios de emergencia y la fatiga. Por lo tanto, tendremos que continuar desarrollando, probando y compartiendo estrategias propias de nuestra profesión. La tradición, el prejuicio y las opiniones personales sobre los horarios de turnos no pueden superar la fatiga. Nuestra profesión y nuestros pacientes merecen esto. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Informe sobre la salud en el mundo 2002. Reducir los riesgos y promover una vida sana. Organización Mundial de la Salud. Ginebra. Capitulo 7. Prevención de los riesgos y adopción de medidas. pp. 167-175 (Internet). Disponible en http://www.who. int/whr/2002/es/ 2. Ramos Domínguez B.N. Calidad de la atención de salud, error médico y seguridad del paciente. Rev Cubana Salud Pública 2005; 31(3):239-244.

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