Revista nº 806
· 56 · Actualidad Médica A C T U A L I D A D M É D I C A www.actualidadmedica.es ©2019.Actual.Med.Todoslosderechosreservados AULA DE ONCOLOGÍA Enviado: 27-03-2019 Revisado: 03-04-2019 Aceptado: 06-04-2019 DOI:10.15568/am.2019.806.ao01 Actual. Med. 2019; 104: (806): 56-57 Cáncer de ovario. ¿Cuáles han sido los principales avances en los últimos 10 años? Martínez-Gómez, Carlos 1,2 ;Martina, Aida Angeles 1 1 Department of Surgical Oncology, Institut Claudius Regaud – Institut Universitaire du Cancer de Toulouse – Oncopole, Toulouse, France. 2 INSERMCRCT Team1, Tumor Immunology and Immunotherapy, Toulouse, France. Carlos Martínez Gómez Department of Surgical Oncology, Institut Claudius Regaud Institut Universitaire du Cancer de Toulouse. Oncopole, Toulouse, France. email: martinezgomez.carlos@iuct-oncopole.fr Ovarian Cancer. Which have been the main advances in the last 10 years? El cáncer de ovario es una enfermedad poco frecuente. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, la in- cidencia anual en España de esta enfermedad se estima en 12 pacientes/100000 mujeres-año. Afortunadamente, solo un número minoritario de facultativos de atención primaria verán en consulta a lo largo de su carrera a una paciente con este tipo de tumor. En esta actualización trataremos única- mente el carcinoma seroso de alto grado, que constituye la entidad histológica más frecuente y con un pronóstico más desfavorable. La particularidad de esta enfermedad, a diferencia de otros tumores ginecológicos, radica en que es asintomática hasta estadios avanzados y en la que además no existe un despistaje eficaz. Clínicamente se manifiesta de una forma insidiosa y progresiva donde en los 2-3 meses previos al diag- nóstico la paciente presenta una pérdida de peso no expli- cada, dolor abdominal difuso, indigestión, astenia, crisis de estreñimiento o diarrea. Esto, acompañado de una explora- ción física básica donde generalmente se suelen encontrar distensión abdominal debido a la ascitis, alguna masa abdo- minal correspondiente a la infiltración tumoral del epiplón o más raramente la presencia de algún nódulo parietal, debería ponernos en alerta a pesar de la vaguedad de los síntomas para realizar alguna prueba complementaria y así orientar el diagnóstico. En este caso, una ecografía abdominopélvica po- dría sernos de mucha utilidad en cuanto que es una prueba rápida, accesible, barata y en la que actualmente facultativos de muchas especialidades cuentan con formación. Desafortunadamente, no disponemos de ningún pará- metro biológico o ecográfico que haya demostrado ser eficaz en el diagnóstico precoz a nivel poblacional, a diferencia del cáncer de mama o el cáncer de cérvix, en los que además de contar con un despistaje eficaz, en el último caso contamos con vacunas que podría evitar la práctica totalidad de los tu- mores malignos del cuello uterino. La problemática del diagnóstico precoz lo ilustra el he- cho de que incluso en el caso de las pacientes identificadas a alto riesgo de desarrollar un cáncer de ovario (BRCA1/ BRCA2), la única estrategia de reducción del riesgo, es la rea- lización de una anexectomía bilateral una vez cumplido su deseo genésico, a una edad que variará en función del tipo de mutación identificada y de la edad de presentación en sus antecedentes familiares. Incluso llevándose a cabo esta ciru- gía profiláctica, se debe informar que el riesgo nunca será del 0%, ya que existen pacientes diagnosticadas de cáncer de ovario años después de haberse realizado una anexectomía bilateral. Esta enfermedad erróneamente llamada cáncer de ova- rio, es en realizada una enfermedad cuyo origen conocemos hoy en día que se sitúa a nivel de la trompa de Falopio y que desde la fase de carcinoma intraepitelial (STIC) a cáncer inva- sor (HGSC) hay una latencia de unos 7 años (1). Este descu- brimiento quizás nos permita en un fututo próximo realizar cirugías profilácticas anexiales centradas en la trompa y la corteza ovárica en contacto con la fimbria para así preservar la función hormonal evitando los riesgos de la deprivación hormonal, en particular del riesgo de osteoporosis, del au- mento de las enfermedades cardiovasculares y finalmente, como se discute actualmente, del riesgo de Alzheimer, sin que ello suponga un incremento del riesgo de aparición de este cáncer (2). En más del 80% de los casos el diagnóstico se realiza en estadios avanzados de la enfermedad, es decir, cuando exis- ten lesiones en el peritoneo, lo que también se conoce como carcinomatosis peritoneal. La denominación de “avanzado” es un término que nos puede hacer pensar erróneamente que se trata de una situación en la que no hay ningún tratamiento quirúrgico posible, mientras que a lo que nos referimos es que la enfermedad se encuentra diseminada a nivel perito- neal y que con los conocimientos de la técnica “avanzada” adecuada, se trata de lesiones perfectamente resecables (3). Una vez hecho el diagnóstico, el tratamiento incluirá una combinación de cirugía y quimioterapia. El esquema de trata- miento que ha demostrado la mejor mediana de superviven-
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