Revista nº 808
· 195 · Actualidad Médica A C T U A L I D A D M É D I C A www.actualidadmedica.es ©2019.Actual.Med.Todoslosderechosreservados AULA DEMEDICINA INTERNA ¿Qué internistas necesita la sociedad y el sistema sanitario, generalistas o super-especialistas? Aguayo-Canela, Mariano Medicina Interna. Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez. Huelva. Servicio Andaluz de Salud What internists do society and the health system need, generalists or super-specialists? Con este título se celebró una “Mesa de Actualidad” du- rante la Reunión Científica de Otoño de la Sociedad Andaluza de Medicina Interna (SADEMI) que tuvo lugar en Huelva el pasado 8 de noviembre de 2019, fundamentalmente dirigida a los médicos residentes en formación de nuestra especia- lidad y a sus tutores, y, durante algo más de una hora, los tres invitados por la organización debatieron sobre este tema recurrente en cualquier corporación de internistas desde la segunda parte del siglo XX: ¿el especialista en medicina inter- na debe ser un generalista clínico o debe centrar su desarro- llo profesional y actividad clínica en alguna de las patologías o problemas de salud de la persona adulta? Y por orientar las reflexiones sobre este tema hacia el sentido de servicio a los enfermos y utilidad para las instituciones sanitarias -que siempre ha caracterizado a los internistas de todos los tiem- pos y lugares-, ¿sería posible centrar este sempiterno debate en torno a qué internistas necesita la sociedad del siglo XXI y sus organizaciones asistenciales? Una primera idea, que probablemente subyace como una de las causas del eterno debate sobre el tema que nos ocupa, es la definición de nuestra especialidad y del inter- nista como profesional médico: ¿sabe nuestra sociedad -y los pacientes en particular- qué es y qué hace un especia- lista en medicina interna? Nosotros mismos quizás tenemos dificultades para autodefinirnos de forma sencilla en un sis- tema sanitario cada vez más complejo y especializado, más tecnificado y compartimentado, donde el internista osleria- no quizás ya no tenga espacio propio: en las últimas décadas los internistas nos hemos ido reinventando con más o me- nos éxito, adaptándonos a los cambios sociales y de la me- dicina, y también dando respuesta a las nuevas necesidades asistenciales y patologías emergentes, de manera que en la actualidad convivimos internistas generalistas con internistas dedicados específicamente a áreas concretas de la patología médica (enfermedades autoinmunes o infecciosas o minori- tarias) o que desarrollan su trabajo en unidades asistenciales multidisciplinares como las urgencias hospitalarias, la aten- ción domiciliaria, la asistencia compartida con especialidades quirúrgicas o los equipos de cuidados paliativos avanzados. Por otra parte, no podemos ir en contra de la dinámica de subespecialización en todas las ramas de las ciencias (no sólo de la medicina) que ha caracterizado la segunda parte del siglo XX (y que entre otras cosas propició el desarrollo de las diferentes especialidades médicas desde el tronco común de la medicina interna) y el auge de la tecnología diagnóstica y terapéutica que ha cambiado la práctica de la medicina en solo una generación. El incesante incremento del conocimien- to médico, la disponibilidad inmediata del mismo a través de internet (y para todos) y su elevada velocidad de recambio, hace imposible mantenerse al día en múltiples áreas de la patología, y también justificaría la dedicación de un número creciente de profesionales a áreas de conocimiento y práctica cada vez más específicas. Y no menos cierto es que en esta di- námica de subespecialización han encontrado su justificación grupos de profesionales de diferentes especialidades que de- sean crear “islas” de independencia, mejor reconocibles para determinados colectivos de pacientes y, por qué no decirlo, para otros actores del mundo sanitario (como la industria del medicamento y de la tecnología médica o los gestores y pro- veedores de servicios asistenciales). La segunda idea que defendieron los ponentes es que los internistas de hoy debemos superar esta dicotomía entre ser generalistas o super-especialistas y, sin dejar de aprove- char esta corriente imparable que he descrito en el párrafo anterior, en palabras del Dr. Bernabeu, deberíamos “ defender y militar en nuestro ADN que está compuesto de un virtuoso equilibrio entre ambas competencias: las generales del inter- nista (visión global, multi-óptica pero con claridad en prio- ridades, holística, y con elevada capacitación y solvencia en convivir con la incertidumbre); y las competencias más espe- cíficas, también tan importantes puesto que hacen que, en situaciones y casos complejos, raros, difíciles ...sean los inter- nistas los que casi siempre han ido resolviendo estas tesitu- ras históricas, y también en el paciente a paciente”. Nuestra versión más generalista nos está haciendo imprescindibles en los hospitales comarcales y de alta resolución (donde la mayor parte de la patología médica –si no toda- es atendida por internistas), pero también en los hospitales de especiali- dades y regionales, en los que el internista también atiende a una gran parte de la patología médica de lo que sería su po- blación de referencia, y hace funciones de hospitalista como interconsultor médico, cuando se integra en los cuadros de guardia del área médica o da apoyo a las unidades de urgen- Aguayo-Canela, Mariano Medicina Interna Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez. Huelva Servicio Andaluz de Salud Enviado: 23-11-2020 Revisado: 05-12-2019 Aceptado: 23-12-2019 DOI: 10.15568/am.2019.808. ami01 Actual. Med. 2019; 104: (808): 195-196
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