Revista nº 808
Aguayo-Canela ¿Qué internistas necesita la sociedad y el sistema sanitario? Actualidad Médica · Número 808 · Septiembre/Diciembre 2019 Páginas 195 a 196 · 196 · cias hospitalarias, o cuando actúa como referente médico de las unidades quirúrgicas en lo que ha dado en llamarse me- dicina perioperatoria. Y en la versión más especialista, los in- ternistas somos capaces de dar respuesta a problemas emer- gentes o complejos, al menos en una primera aproximación diagnóstica y terapéutica, lo que no implica que, por razones de eficiencia, la conformación de unidades monográficas por internistas altamente especializados solo sea factible en cen- tros de referencia, donde puedan agruparse pacientes con determinadas patologías poco prevalentes o de muy comple- jo manejo clínico. Una tercera línea argumental en el debate volvió la vis- ta al entorno, al preguntarse qué demandas de salud tiene la sociedad de hoy y qué tipo de respuesta sanitaria tendre- mos que dar en los próximos años. Los internistas estamos dando respuesta a los principales problemas de salud de la población y estamos atendiendo en nuestras unidades a per- sonas cada vez más mayores; y si vemos las previsiones de- mográficas, el envejecimiento de la población será la tónica en las próximas décadas. Ciertamente estamos asistiendo a un aumento de la esperanza de vida, pero el precio que paga- remos será el incremento de las patologías crónicas y de los procesos asociados al envejecimiento. Sin duda la sociedad demandará profesionales capacitados y con vocación para atender los problemas de salud de este perfil de pacientes y, en este campo, los internistas en estrecha colaboración con los médicos de familia y los profesionales de los cuidados, tendremos que propiciar una red asistencial que permita una atención integral, proporcionada y continua a estas personas, de manera que es bastante previsible que a los internistas no nos va a faltar trabajo en un futuro próximo, pero una vez más tendremos que adaptarnos y reinventarnos para dar res- puesta a un problema de salud emergente: la cronicidad. Y el sistema sanitario en el que trabajaremos también será dife- rente, menos orientado como hasta ahora en dar respuesta a los problemas agudos y más sensibilizado en la atención de pacientes pluripatológicos y frágiles, con nuevos modelos de prestación asistencial más cercanos a las personas y capaces de abordar también las necesidades sociales, aprovechando al máximo las nuevas tecnologías de la comunicación para establecer una red sociosanitaria eficaz y económicamente sostenible. En este sentido, los internistas del futuro tendrán que desarrollar nuevas competencias, como trabajar en entornos digitales y superar las barreras del “ hospitalcentrismo ”; para el manejo de la cronicidad, el envejecimiento, la fragilidad y la multimorbilidad-pluripatología, así como para desarrollar una atención integral en entornos del final de la vida, será necesario tirar de lo mejor de nuestra capacitación como ge- neralistas incorporando nuevas habilidades como la parsimo- nia clínica, la sensatez, la comunicación, la compasión y el liderazgo de equipos multiprofesionales. Y a la vez será im- prescindible mantenerse competentes en lo que podríamos denominar la solvencia clínica: en un mundo dominado por la técnica y las tecnologías –al que ya han sucumbido muchas especialidades médicas-, mantenerse competentes en la ex- tracción y organización de la información a pie de cama me- diante la entrevista clínica, la exploración física y el razona- miento clínico, tendrá un valor incuestionable, complemen- tado y mejorado con nuevas habilidades exploratorias como la ecografía clínica. Una cuarta y última idea en el debate se centró en las respuestas de la organización sanitaria ante todos estos retos y cambios. En estos momentos los internistas trabajamos en todo tipo de hospitales y en servicios y unidades hospitalarias muy dispares: urgencias, hospitalización domiciliaria, equi- pos de soporte de cuidados paliativos, consultas monográfi- cas, unidades de enfermedades infecciosas, etc. Y también en centros sociosanitarios, residencias y unidades de día, hasta ahora más presentes en la asistencia privada. La situación en los hospitales comarcales y especialmente en áreas geográ- ficamente aisladas empieza a ser preocupante, por la esca- sez de especialistas y la dificultad para cubrir y fidelizar a los profesionales en estos centros de trabajo, empeorado en los últimos años por la jubilación de muchos compañeros que no se ha acompañado de una oferta de plazas amplia y estable en el tiempo por parte de la administración pública sanitaria (que ha ido “parcheando” con contrataciones poco atracti- vas y de corta duración), mientras que sí ha aumentado la oferta de trabajo en la sanidad privada y en otros países de nuestro entorno. Por otra parte, los colectivos de internistas que en los últimos años han desarrollado su labor en áreas más específicas, no han encontrado un reconocimiento claro de sus funciones en el organigrama asistencial de los centros públicos, ni tampoco un camino expedito para acreditar sus nuevas competencias, en el indefinido espacio entre las espe- cialidades y las áreas de capacitación específica. La adminis- tración sanitaria andaluza, bajo el paraguas del primer Plan de Calidad del Sistema Sanitario Público Andaluz (SSPA), ha dado algunos pasos en lo referente a la acreditación de com- petencias profesionales reconociendo hasta este momento tres áreas donde los internistas podemos acreditarnos (como médicos de urgencias y emergencias, médico de recursos avanzados de cuidados paliativos y médico internista-enfer- medades infecciosas) además de como generalistas (médico internista). El otro paso que se dio hace unos años fue el re- conocimiento de plazas diferenciadas en las plantillas de me- dicina interna de algunos hospitales, en concreto de enferme- dades infecciosas, y se lleva negociando desde hace más de un año con los representantes sindicales las plazas diferencia- das de cuidados paliativos, aun sin resultados. Sin embargo, no hay nada nuevo en las ofertas públicas de empleo que el Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha ido publicando desde el año 2015, de manera que siguen convocándose plazas de me- dicina interna -sin ninguna diferenciación o subespecializa- ción- para cubrir de manera fija puestos de internista tanto en hospitales regionales como generales y comarcales, dejando en el ámbito de la gestión de los centros y de la contratación temporal la cobertura de determinadas plazas que lleven apa- rejados desempeños más específicos, lo que está llevando a un notable desequilibrio en la conformación de las unidades de medicina interna de los diferentes hospitales de la red sa- nitaria pública. Parece completamente necesario desarrollar un nuevo plan de ordenación de recursos humanos del SSPA que contemple las actuales y futuras necesidades de la po- blación, la estructura etaria de las plantillas y su renovación, y una adecuada dotación y distribución profesionales en los centros sanitarios que conjugue la máxima accesibilidad a los servicios básicos para toda la ciudadanía con la oferta de uni- dades de excelencia, altamente especializadas o de referen- cia, para patologías muy concretas; y ello acompañado de un plan de formación que permita a los profesionales desarrollar sus competencias en áreas específicas y un plan de movilidad que garantice por un lado que haya profesionales en plazas de difícil cobertura (en nuestra especialidad lo son las de al- gunos hospitales comarcales) y por otro que éstos tengan la posibilidad de formarse también si lo desean en áreas espe- cíficas y puedan optar a puestos diferenciados en centros con una cartera de servicios más amplia y compleja. Esperamos que este sea el camino y que nuestra SADEMI participe acti- vamente, en pro de los internistas actuales y futuros.
RkJQdWJsaXNoZXIy ODI4MTE=