Revista nº 809
Maraver-Romero Dieta Mediterránea ante el COVID-19 · 67 · Actualidad Médica · Número 809 · Enero/Abril 2020 Páginas 66 a 68 un papel protector de barrera frente al síndrome metabólico, la diabetes tipo 2 y el desarrollo de ateroesclerosis (1). Por lo tanto, podemos pensar que al tener la dieta me- diterránea una alta densidad nutricional gracias a su compo- sición rica en productos de origen vegetal, es una fuente ex- cepcional de micronutrientes, como las vitaminas y los mine- rales, que tendrán un importante papel en el funcionamiento de nuestro sistema inmunitario. Basándonos en una revisión reciente sobre el funciona- miento del sistema inmune se expone que “el sistema in- munitario humano requiere micronutrientes, como las vi- taminas A, B6, B12, C, D y E, así como cobre, ácido fólico, hierro, selenio y zinc. Estos nutrientes trabajan de forma complementaria, sin las suficientes proporciones de estos, las barreras físicas y las células inmunes de nuestro cuerpo no pueden hacer su trabajo correctamente. En ciertas oca- siones, la ingesta de algunos nutrientes en la dieta puede no ser lo suficientemente alta para reflejar lo que realmente necesita el sistema inmunitario. Existen factores como las infecciones, el estrés y la contaminación que hacen que se produzca una mayor pérdida de esos nutrientes que se al- macenan en nuestro cuerpo. Una ligera deficiencia en uno o más de los micronutrientes esenciales puede debilitar siste- ma inmunitario” (4). En estos momentos en que la pandemia por la infección por COVID-19 ataca al mundo, la preocupación por tener un sistema inmune que funcione correctamente se hace más patente. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, la mayoría de las personas (alrededor del 80%) se recuperan de la infección por COVID-19 sin necesidad de tratamien- to hospitalario. Sin embargo, de 1 de cada 5 personas que contrae el virus desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar. Las personas mayores y las que pa- decen afecciones médicas subyacentes, como hipertensión arterial, problemas cardiacos o pulmonares, diabetes o cán- cer tienen más probabilidades de desarrollar una enferme- dad grave (5). Por lo tanto, según los estudios más recientes que se están publicando sobre esta nueva enfermedad, sabemos que los pacientes con enfermedades crónicas tienen un riesgo sig- nificativamente mayor de muerte por infecciones del tracto respiratorio que las personas sanas (6). Ante esos datos, los profesionales de la salud nos pre- guntamos qué papel protector frente al desarrollo de las complicaciones derivadas de esta infección, podría tener un estilo de vida saludable, como el seguimiento de la dieta me- diterránea como modo de vida, en nuestro sistema inmune. A parte de los efectos beneficiosos que puede tener una dieta saludable sobre nuestro sistema inmune, existe un factor clave que también está muy patente en el estilo de vida mediterráneo que podría prevenir las complicaciones desarrolladas por la infección de COVID-19, el estatus de la vitamina D. Las concentraciones más altas de 25-hidroxivitaminaD reducen el riesgo de muchas enfermedades crónicas, inclui- dos cánceres, enfermedades cardiovasculares, infecciones crónicas del tracto respiratorio (ITR), diabetes mellitus e hi- pertensión (6). Los mecanismos por los que la vitamina D reduce el ries- go de infecciones del tracto respiratorio son: mantenimiento de las uniones estrechas, exterminación de los virus envuel- tos mediante la inducción de catelicidina y defensinas, y re- ducción de la producción de citoquinas proinflamatorias por el sistema inmune innato, reduciendo así el riesgo de que se desarrolle una tormenta de citoquinas que acabe provocando una neumonía (6). Actualmente, los ensayos de observación y suplemen- tación han demostrado que concentraciones más altas de 25-hidroxivitamina D están asociadas con un menor riesgo de dengue, hepatitis, virus del herpes, virus de la hepatitis B y C, virus de inmunodeficiencia humana, infecciones del virus sincitial respiratorio y neumonía (6). De hecho, la evidencia científica disponible hasta la fecha indica que la suplementación con múltiples micronu- trientes con funciones de apoyo inmunitario puede modular la función inmune y reducir el riesgo de infección. Los micro- nutrientes con la evidencia más fuerte de apoyo inmune son las vitaminas C y D y el zinc (4). En un metanálisis de ensayos controlados aleatroizados, se comprobó que la suplementa- ción con vitamina D reduce la incidencia de infecciones respi- ratorias agudas (7). Ante esta fuerte evidencia en la que se comprueba el papel que tiene el status de ciertos micronutrientes está rela- cionado con el estado de nuestro sistema inmune, importan- tes entidades médica como la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN) han emitido sus recomenda- ciones recientemente. En un reciente estudio de la ESPEN sobre el manejo de la nutrición en pacientes con infección por SARS-CoV-2 se recomienda que “la intervención nutricional y la terapia deben considerarse como una parte integral del enfoque para pacientes que desarrollen infección por SARS-CoV-2 tanto en UCI, como en el área de medicina interna así como en la atención sanitaria en general”. En este informe se recogen varias recomendaciones para el manejo nutri- cional de pacientes con riesgo de sufrir un cuadro severo de infección por COVID-19 en las que están: el chequeo de la malnutrición, la optimización del status nutricional recomendando a los sujetos con malnutrición el asesora- miento dietético con profesionales, la suplementación de vitaminas y minerales como la vitamina D y la práctica de ejercicio regular tomando precauciones en pacientes en cuarentena” (8). En España, la Academia Española de Nutrición y Die- tética y el Consejo General de Colegios Oficiales de Die- tistas-Nutricionistas también ha emitido un informe en el que sostiene que “se debería empezar a medir los niveles séricos de vitamina D en pacientes críticos con COVID19 para evaluar si estos niveles se correlacionan con el riesgo de necesidad de ventilación y con la mortalidad, compa- rando siempre con otros pacientes críticos que tengan ni- veles adecuados”. En cuanto a la suplementación sistemá- tica para población general, “no se recomienda pero sí en ciertos grupos” (9). Gracias a los artículos que se están publicando cada día desde que SARS-CoV-2 forma parte de nuestras vidas, tenemos una evidencia importante de que la malnutrición y la obesidad (10) tienen un papel crucial en la probabi- lidad de que un individuo necesite hospitalización y em- peora el pronóstico de la enfermedad, acentuándose estos factores en los grupos socioeconómicos más bajos. Por todo ello, abordar la desnutrición es un paso esencial para no dejar a nadie atrás en la lucha contra el COVID-19 (8). REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Esposito K, Maiorino MI, Bellastella G, Panagiotakos DB, Giugliano D. Mediterranean diet for type 2 diabetes: cardiometabolic benefits. Endocrine . 2017;56(1):27‐32. doi:10.1007/s12020-016-1018-2 2. https://www.who.int/features/factfiles/noncommunicable_ diseases/es/ 3. https://dietamediterranea.com/
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