Revista nº 810
· 91 · Actualidad Médica · Número 810 · Mayo/Agosto 2020 Páginas 90 a 95 Diagnóstico clínico en pacientes con anticuerpos antifosfolípidos positivos Herreros Fernández-Arroyo. P et al. INTRODUCCIÓN Anticuerpos Antifosfolípido Los anticuerpos antifosfolípido (aFL) representan un grupo heterogéneo de inmunoglobulinas que pueden ser de isotipos IgA, IgM o IgG dirigidos contra componentes de carácter lipídico de la membrana celular(1). Estos fosfolípi- dos pueden ser de carácter lipídico como la cardiolipina o proteínas plasmáticas de unión a fosfolípidos como la β2- glicoproteína 1 (β2GPI) y/o los complejos que se forman por la unión de ambos (1). Existen diferentes fosfolípidos frente a los que actúan los aFL y algunos resultan cada vez más im- portantes en la patogenia asociada con fenómenos trombóti- cos, como la cardiolipina, fosfatidilserina, fosfatidilinositol o fosfatidilcolina (1). Además, los aFL también pueden actuar frente a proteínas de unión a fosfolípidos o cofactores, como la β2GP1, anexina V, proteínas C y S o la proteína de unión a la protrombina C4b (1). Dentro de este grupo de anticuerpos, los más impor- tantes son los anticardiolipinas (aCL) y los anti-β2GP 1, aun- que existen otros tipos, como la anti-protrombina y anti- fosfatidilserina. Los dos primeros se detectan mediante técnicas de enzimo-inmunoanálisis(2) y con el anticoagulan- te lúpico (AL) constituyen los criterios de laboratorio para el diagnóstico del síndrome antifosfolípido (SAF) (3). El AL no constituye un anticuerpo reconocido contra una estructura concreta, es un fenómeno por el cual los aFL inter- fieren y alterar in vitro determinaciones analíticas basadas en los tiempos de coagulación que dependen de la presencia de fosfolípidos, prologándolos (1). Fundamentalmente el tiem- po de tromboplastina parcial activado (TTPA) que mide la ac- tividad de las vías intrínseca y común de la coagulación, tiem- po de coagulación con caolín, tiempo de veneno de víbora de Russell diluido (esta sustancia es capaz de inducir trombosis) y activador de la fase de contacto de la vía intrínseca (1). El presente trabajo se centra en el estudio de los aFL y su relación con el SAF primario, además de enfermedades reumatológicas o vasculares en las que pueden aparecer. Los aCL se dirigen contra un fosfolípido aniónico conocido como cardiolipina. No obstante, estos pueden reaccionar con otras moléculas, como β2-GP1, protrombina y fosfati- dilinositol (3). Se pueden clasificar según el isotipo en IgM, IgG o IgA y en función de si son dependientes o indepen- dientes de la β2-GP1. Los aCL dependientes de la β2-GP1 se observan con más frecuencia en el SAF, mientras que aque- llos que son independientes del cofactor suelen aparecer de forma transitoria en las enfermedades infecciosas (3). Los aCL y el AL son las determinaciones analíticas más utilizadas para el diagnóstico del SAF. No obstante, los aFL también aparecen en otras enfermedades autoinmunes, en infecciones, cáncer, consumo de determinados fármacos e incluso en pacientes sanos. La presencia aislada de aFL en un paciente asintomático, especialmente en una ocasión, no permite establecer el diagnóstico de SAF (2). La concordancia entre la presencia de AL y aCL es de aproximadamente un 85% (3). En muchos casos, sin embargo, el AL incluye una población diferente de anticuerpos (3). Por lo tanto, las pruebas se deben realizar tanto para AL como para aCL y anti-β2GPI si se sospecha SAF sobre una base clínica (3). MATERIAL Y MÉTODOS Se trata de un estudio descriptivo transversal, llevado a cabo en el Hospital General Universitario de Ciudad Real (HGUCR), en el que se han revisado las historias clínicas de un grupo de pacientes seleccionados por presentar resulta- dos positivos en la determinación de aCL y AL. Pacientes Se estudiaron pacientes con resultados positivos para aCL y/o AL durante un periodo de seis meses, con el objeto de analizar las alteraciones en la coagulación, la relación entre aCL y AL y el entorno clínico en el que se presentan estos autoanticuerpos. Para acceder a los datos clínicos y analíticos de los pacientes, se han utilizado los sistemas de historia clíni- ca electrónica MAMBRINO XXI y de Laboratorio SIGLO, respectivamente. Se recogieron datos analíticos acerca del perfil de coagulación básico (tiempo de protrombi- na, TTPA y fibrinógeno) que se realizaron utilizando las técnicas habituales en el laboratorio de hematología. En cuanto a los aspectos clínicos se recogieron datos corres- pondientes a los diagnósticos y la presencia o no de eventos trombóticos. Determinación del anticoagulante lúpico (AL) Para su detección se ha utilizado el test del veneno de víbora de Russell. Este test se basa en la capacidad de esta sustancia para inducir la activación de la coagulación en presencia de fosfolípidos. El principio coagulante presente en el veneno es una enzima que activa directamente al factor X de la cascada de la coagulación. El factor X activa- do cataliza la transformación de protrombina a trombina en presencia del factor V activado, calcio y fosfolípidos. En el test, se utilizan los fosfolípidos y veneno de la víbo- ra de Russell a unas concentraciones que se encuentran en valores límites de actividad, para dar un tiempo de coagulación en torno a los 25 segundos. El utilizar estas concentraciones límite hace que el ensayo sea sensible a ligeras modificaciones en la actividad de los fosfolípidos presentes, actividad que se ve modificada por la presencia de anticuerpos antifosfolípido. Esto es debido a que estos anticuerpos interfieren con el rol promotor de la coagula- ción que cumplen los fosfolípidos en los ensayos in vitro' . Un TTPA prolongado (≥ 30 segundos) que no se corrige con la adición de un volumen igual de plasma normal sugiere la presencia de un AL en el plasma del paciente. Detección de anticuerpos anti Cardiolipina (AcL) Para la medición de los aCL IgM e IgG, se ha utilizado la técnica de ELISA para su determinación semicuantitativa en el suero (kit de Autoinmune EIA Anti-Cardiolipin Test de Bio-Rad). Las muestras de suero diluidas en un medio que contiene β2-GP1, calibradores y los controles se in- cuban en micropocillos recubiertos de cardiolipina. Esto permite que los aCL presentes reaccionen con el antíge- no inmovilizado. Después de eliminar las proteínas séri- cas no unidas mediante lavado, se añaden los conjugados anti-IgG o anti-IgM humana marcados con peroxidasa de rábano picante, que forman complejos con los anticuer- pos unidos a la cardiolipina. Tras un segundo lavado, el conjugado anticuerpo-enzima unida se analiza añadiendo tetrametilbencidina y agua oxígenada como sustrato cro- mógeno. El color se desarrolla en los pocillos a una inten- sidad proporcional a la concentración sérica de aCL. Los resultados se obtienen determinando la densidad óptica de cada pocillo con un espectrofotómetro. El grado de coloración es proporcional a la cantidad de aCL presen- te en el suero del paciente. Las unidades se determinan en función de la coloración generada por calibradores con concentración de aCL conocidas, tanto para IgG como para IgM. La técnica realizada permite detectar la presencia de aCL tanto si se asocia con β2-GP1 como no, ya que este cofactor va añadido en el diluyente de muestras calibra- doras y controles.
RkJQdWJsaXNoZXIy ODI4MTE=