Revista nº 810

Embarazo y virus de la inmunodeficiencia humana · 97 · Actualidad Médica · Número 810 · Mayo/Agosto 2020 Páginas 96 a 102 Gámez-Belmonte et al. INTRODUCCIÓN La infección por virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es uno de los grandes problemas actuales en salud des- de la aparición de los primeros casos documentados en la dé- cada de 1980. Desde entonces, su manejo ha experimentado una revolución gracias a los avances en la terapia antirretro- viral (TAR) y en su diagnóstico. La principal forma de adquisición del VIH en la pobla- ción pediátrica es la vertical (1, 2). Puede producirse intraú- tero, durante el trabajo del parto o tras el mismo, como consecuencia de la presencia del virus en la leche materna. Se considera que la mayor parte de los casos de transmisión ocurren durante el parto. El factor que interviene de manera más decisiva en este proceso es la carga viral en sangre ma- terna, con tasas menores al 1 ó 2% de transmisión vertical en mujeres convenientemente tratadas con TAR durante el emba- razo y con carga viral indetectable en el momento del parto. Es una cifra muy baja en comparación con el 25% de casos de transmisión vertical que se produce de media cuando la carga viral presenta niveles superiores y no se realiza profilaxis in- traparto (1, 3-5). La TAR en este periodo, cumple la función de evitar la transmisión perinatal, además de tratar y controlar la infección de la madre, y deberá proporcionarse independien- temente de la carga viral materna durante el embarazo (4). Los primeros datos que hablan de la utilidad de la zidovu- dina intravenosa como profilaxis intraparto datan de 1994 (6). Es una medida utilizada además de la TAR, en mujeres embara- zadas VIH+, cuando su carga viral sea superior a 1000 copias/ ml y deberá valorarse con cargas virales entre 50 y 1000 copias/ ml. También deberán tratarse con zidovudina oral durante 4 se- manas, todos los niños nacidos de mujeres VIH+ con carga viral indetectable y se combinará con triple terapia si la carga viral de la madre es detectable en el momento del parto (7). Es esencial mantener un seguimiento exhaustivo de las mujeres VIH+ durante el embarazo y un adecuado manejo del parto y del periodo posterior. Se alcanzará un mayor éxito en el control de la infección si se consigue tratar desde etapas tempranas del embarazo (7,8). En este estudio, se propone analizar el seguimiento y los resultados obstétricos y neonatales de mujeres portadoras de VIH prestando atención a aquellos casos que acabasen con transmisión vertical. MATERIAL Y MÉTODOS Se analizaron las mujeres diagnosticadas de VIH cuyos embarazos hayan sido seguidos en el Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada desde enero de 1990 hasta marzo de 2019. La información de las pacientes se recogió de las historias clínicas. El estudio fue previamente aprobado por el Comité Provincial de Ética de Granada. Se localizaron 56 historias que cumplían esos requisitos, de las cuales 9 fueron rechazadas por carecer de información suficiente relacionada con el seguimiento de la infección o del embarazo. De esta manera, se contaron finalmente 47 histo- rias de mujeres VIH+ para ser procesadas. De ellas se tenían datos de 64 embarazos, dado que para varias mujeres se re- gistró más de un embarazo; tres de los cuales acabaron como abortos espontáneos y no considerados dentro del contaje de los partos, reduciendo el número de partos estudiados a 61. Se ha considerado como no indicado el uso de la zidovu- dina intravenosa intraparto aquel que se realiza con carga viral indetectable a partir de 2013, ya que las guías españolas de ese año restringen la indicación de la misma a aquellas muje- res que presentan carga viral positiva en el momento del parto (9); mientras que en versiones anteriores de dichas guías se usaba independientemente de la carga viral (10). RESULTADOS Se incluyen en las Tablas 1, 2 y 3 los datos obtenidos y pos- teriormente se exponen de manera detallada los casos corres- pondientes a transmisión vertical y a mujeres que adquirieron la infección por vía vertical y que, por tanto, han sido seguidas y tratadas durante más tiempo. La forma de adquisición más frecuente en este grupo de mujeres es la sexual, seguida la debida al uso de drogas por vía parenteral. La mayor parte de los embarazos terminaron con fetos vivos. La proporción de partos por cesárea frente a los par- tos por vía vaginal es parecida. La mayoría de las cesáreas se realizaron por causas de tipo obstétrico y la mayor par- te de las realizadas exclusivamente por la infección por VIH son consideradas fuera de su indicación desde 2007 (Fig. 1). Se puso profilaxis intraparto con zidovudina intravenosa en aproximadamente un tercio de los casos, normalmente den- tro de la indicación (Fig. 2). Figura 1. Porcentaje de partos acabados en cesárea según periodo de tiempo. La figura 1 refleja cómo la proporción de partos acabados en cesárea aumentó en el periodo entre los años 2000 y 2009 (50%), quedando aproximadamente igual en el periodo siguiente (52,93%). La principal causa de cesárea en todos los casos es la obstétrica. No hay datos de cesáreas debidas a la propia infección por VIH antes del año 2000. Figura 2. Porcentaje de partos en los que se aplicó profilaxis con zidovudina. Tal y como muestra la figura 2, desde el inicio del uso de la zidovudina en la muestra como profilaxis intraparto en 1998, su uso se fue incrementando en los años posteriores, pero a partir de 2014 sólo se recogen en la muestra como usos fuera de indicación.

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