Revista nº 811
Síndrome COVID-19 prolongado | Martín-Garrido I, et al. Actual Med. 2020; 105(811): 253- 255 254 En la revisión sistemática realizada por Lopez-Leon (3), los síntomas más frecuentes que presentaban es- tos pacientes fueron: fatiga (58%), dolor de cabeza (44%), trastorno de atención (27%), caída del cabello (25%) y disnea (24%). En la encuesta realizada por la SEMG los síntomas más prevalentes fueron, can- sancio/astenia (95,91%); malestar general (95,47%); dolores de cabeza (86,53%); bajo estado de ánimo (86,21%); dolores musculares o mialgias (82,77%); falta de aire o disnea (79,28%); dolores articulares (79,06%); falta de concentración/déficit atención (78,24%); dolor de espalda (77,70%); presión en el pecho (76,83%); ansiedad (75,46%); febrícula (75%); tos (73,2%); fallos de memoria (72,63%); dolor en el cuello/en las cervicales (71,32%); diarrea (70,83%); dolor torácico (70,12%); palpitaciones (69,85%); ma- reos (69,36%); y hormigueos en las extremidades o parestesias (67,28%). La prestigiosa revista Nature Medicine , lanzaba en diciembre de 2020 un nuevo desafío a la comuni- dad científica: abordar y dar soluciones al síndrome COVID-19 prolongado (6). En el cuidado de los pa- cientes con COVID-19 prolongado hay que tener en cuenta que los pacientes presentan una amplia gama de síntomas que podrían requerir la participación de múltiples especialistas, lo que puede resultar en una pesadilla logística para el paciente que busca diag- nóstico y tratamiento. Por tanto, se necesita un en- foque más integrado para aliviar la carga que pesa sobre el paciente y mejorar la atención. Están sur- giendo unidades multidisciplinares para la atención de pacientes con COVID prolongado, como las que ya existen en los Hospitales Mount Sinai de Nueva York y Penn-Presbyterian de Pensilvania. Más re- cientemente, el Servicio Nacional de Salud del Rei- no Unido ha anunciado la próxima creación en todo el país de 40 unidades clínicas para el tratamiento de esta entidad (6). Los internistas, como especialistas integrales con formación polivalente y vocación por la innovación, somos capaces de adaptarnos con rapidez y eficien- cia a los cambios de la medicina actual, como hemos demostrado previamente en el liderazgo de la aten- ción a los pacientes con infección por VIH, multi- morbilidad o enfermedades crónicas complejas, o en el desarrollo de nuevas fórmulas asistenciales como la hospitalización a domicilio. Al formular la respuesta del sistema de salud a la pandemia de COVID-19, debemos contemplar el verdadero coste de las consecuencias crónicas de la infección por SARS-CoV-2, y se deben diseñar estra- tegias para brindar atención integral a quienes pade- cen secuelas de larga duración. En este sentido en España, se han planteado ya en al- gunos hospitales la creación de consultas o unidades monográficas de atención a pacientes con síndrome post-COVID19, así como el desarrollo de diferentes documentos de consenso para ello. La participación de la Medicina Interna andaluza en la actual pandemia que estamos viviendo es incues- tionable. Según datos de los servicios de Medicina Interna andaluces, los internistas, como en otras Co- munidades Autónomas, son responsables de la aten- ción de más del 85% de los pacientes hospitalizados con COVID-19 (7). Además, los internistas españo- les han desarrollado uno de los mayores registros clínicos sobre COVID-19 en el mundo en el que se incluyen ya más de 18000 pacientes (8). Desde nuestra sociedad, consideramos que sería fundamental que la oferta profesional se comenzara a realizar basada en una atención multidisciplinar en estrecha colaboración con atención primaria, como ya se ha hecho patente en la participación en la re- unión del Proyecto MARCO-19 junto con otras 27 sociedades científicas y de pacientes el pasado 28 de Enero (Infosalus.com). En este sentido, en los Servicios de Medicina Interna andaluces se han co- menzado ya a crear unidades para la atención mul- tidisciplinar de pacientes con síndrome COVID-19 prolongado, que complementan a algunas ya exis- tente para el seguimiento de las secuelas respirato- rias post-COVID, en su mayoría dependientes de Neumología. Las características que debe tener una unidad para el manejo integral del Síndrome post-COVID serían la participación de especialistas en Medicina Interna, Neumología, Neurología, Salud Mental y Rehabilita- ción y la participación de Enfermería especialmente implicada en la Gestión de Casos, en estrecho con- tacto con los profesionales de Atención Primaria. Los objetivos fundamentales de estas unidades se- rían: • Definir el espectro clínico e historia natural de esta nueva entidad • Descartar en los pacientes con sospecha de sín- drome post-COVID la presencia de otras patolo- gías no relacionadas con esta infección. • Evaluar su afectación funcional. • Identificar agrupaciones sintomáticas o cluster de pacientes y sus necesidades para programar intervenciones concretas. • Evaluar la eficacia y seguridad de estas interven- ciones sanitarias en ensayos clínicos controlados. Existe una clara necesidad de estudios de cohortes prospectivos, robustos y controlados, incluyendo diferentes poblaciones y entornos en riesgo, incor- porando investigaciones apropiadas, recopilados y registrados de forma estandarizada. Es una oportunidad única para la comunidad cien- tífica (y la sociedad) de cambiar su visión de la pa-
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