Revista nº 812

Entre el sueño y la vivencia: el espacio del docente | Santisteban-Espejo A. Actual Med. 2021; 106(812): 113- 118 114 Estas reflexiones acerca de la actividad y la función del docente, en consecuencia, no son más que esto: una forma de traer a la memoria los recuerdos de las lecciones de Histología Médica de Aparatos y Siste- mas que tuvieron lugar hace ahora trece años, en la antigua facultad de Medicina de la Universidad de Granada; vivencias que adquieren en el tiempo pre- sente, y en estas palabras, la forma, la estructura y la voluntad de un homenaje. Los caracteres de una personalidad notable no de- bieran aguardar a que sea el recuerdo quien los ilumine. Esta tendencia natural a la espera supo- ne en nuestro país una constante de triste y honda raigambre. Aflora, de manera periódica, con cada fallecimiento que suscita unas palabras de recono- cimiento por parte de nuestra sociedad; es decir, toma cuerpo en la idea del homenaje póstumo . No obstante, es una condición injusta la que este exi- ge de la vida, nada menos que verla agotarse para poder compartir lo que aquella supuso de ejemplar e irrepetible. Sorprendidos ante esta confusión, ha- bremos de dirigir nuestra voluntad a aclararla, a transformar este mal hábito, empero, tan propio de nuestra cultura. De lo contrario, ¿qué ofrecemos a la persona a cam- bio? ¿con qué llenamos nuestras manos para de- volver el regalo de una vida admirable? En suma, ¿cómo hacemos justicia al homenajeado? Primero, interiorizando el imperativo siguiente : que todo ho- menaje, toda palabra que se rescata a la memoria, debe gestarse en paralelo con la corriente vital del ser humano . Así, habremos de dar al homenajeado la posibilidad de religar su presencia actual con la ya aconteci- da. No es otra la misión particular del homenaje: revivir lo ocurrido, transitarlo de nuevo, traerlo al tiempo presente, es decir, actualizarlo. De suer- te que, si el punto alcanzado en vida es digno de alabanza, el goce se apodere de la persona. Basta, pues, de redactar homenajes al amigo que ya no está. El homenaje es, en esencia, compromiso, lo es desde un punto de vista etimológico. Y el com- promiso requiere, ante todo, tiempo, es decir, una vida en la que poder desarrollarse. Henos aquí, pues, con las razones para afirmar la imborrable condición vital de todo homenaje. Y, por ende, a su vez, de lo equivocado de imponer a esta actividad humana el carácter de póstuma. 2 Maestre de San Juan A. Discursos leídos en la solemne inauguración de la Sociedad Histológica de Madrid. Imprenta de R. Labajos. Madrid; 1874., pp:19-20. ¿Qué es soñar? Para todo aquel que confía el progre- so de un país a lo que acontece en las aulas, es una cuestión de radical interés. Convendría, pues, dedicar a ello un curso completo en la formación temprana del docente. Es más, la recomendación de ubicar esta materia en los compases iniciales de su preparación, cuando apenas si alborea su conocimiento pedagógi- co, no responde al azar. Es cuestión de general conocimiento que toda meto- dología constituye, antes que otra cosa, precisamente esto: un método, es decir, un camino que lleva hacia un cierto punto ( metha; odos ). Y así, nos hallamos en la contingencia de que cualquier método de enseñan- za debe señalar su meta particular, el lugar concreto o el destino que pretende alcanzar. Es una cuestión topológica. Cuando en el año 1874, Aureliano Maes- tre de San Juan (1828-1890), pronunciaba las palabras siguientes en el discurso inaugural de la Sociedad Es- pañola de Histología, estaba proyectando su ciencia hacia un punto, es decir, indicando el propósito y el fin de su enseñanza (3): «¿Podrá dudarse después de lo dicho de la gran importancia que entraña en lo porvenir para los adelantos de las ciencias médicas y natu- rales el positivo progreso y aclimatación de la Histología en las Facultades de Medicina? ¿Ha- brá quien dude ser la Histología indispensable para comprender y apreciar en su justo valor las principales asignaturas de la carrera, y cómo en virtud de su especial naturaleza se ha de con- siderar necesario su estudio, así como sucede actualmente con el de la anatomía descriptiva, topográfica y médico-quirúrgica, etc.? Es ne- cesario cerrar los ojos a la luz para no ver en los adelantos de la ciencia histológica los de la medicina, así como el deber en que nos encon- tramos de propagarla y de contribuir a que sea su enseñanza oficial extensiva a las demás fa- cultades de nuestra España […]» 2 Cuando en el año 2001, Campos escribía sobre los “Nuevos retos de la docencia e investigación en His- tología” estableciendo como tal la construcción de te- jidos artificiales capaces de sustituir a otros dañados por la enfermedad, estaba, del mismo modo, dirigien- do la docencia histológica hacia un fin preciso (4). «La histología que, de sólito, se ha enseñado en las facultades de medicina, odontología o de ciencias de la salud, ha adolecido, en general, de contenido médico. […] La enseñanza de la LA CONDICIÓN VITAL DEL HOMENAJE SUEÑOS, VIVENCIAS Y ESPACIOS DOCENTES

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