Revista nº 812
Entre el sueño y la vivencia: el espacio del docente | Santisteban-Espejo A. Actual Med. 2021; 106(812): 113- 118 116 primera instancia, de un nombre; y, habida cuenta de su fin específico, es decir, de la sistematización, apli- cación y estudio de los espacios docentes a los distin- tos ámbitos del conocimiento, convendría llamarla to- pología docente . El topos docente es el lugar donde se desarrolla la acción pedagógica esencial: aproximar al alumnado que se forma por medio de distintas viven- cias al terreno de sus sueños. Así, la realización de los sueños se pone en práctica en un topos más extenso que el aula, un curso académico o la propia enseñanza reglada. Requiere de una apertura a la sociedad, de una auténtica vivencia del conocimiento. Pese a simular una definición abstracta, los espacios docentes pertenecen a una dimensión talitativa y práctica de la vida. ¿Cómo acceder, entonces, a ellos? Es un proceso bien conocido por el docente de vo- cación: promoviendo, favoreciendo y estimulando el desarrollo de vivencias docentes. Una vivencia docen- te es una experiencia del conocimiento, distinta, a to- das luces, del habitual aprendizaje del conocimiento. Algunos ejemplos pueden ilustrar esta distinción: la participación en una tertulia literaria, política o cien- tífica, es una vivencia docente; la asistencia a una con- ferencia impartida por especialistas en historia, arte o ciencia es una vivencia docente; la elaboración de un programa de aprendizaje-servicio para la comunidad es una vivencia docente; aún más: el desarrollo de un proyecto de investigación y la puesta en común de los resultados constituye, sin duda, una vivencia del co- nocimiento. En general, la vivencia docente comporta siempre una comunicación, un intercambio o una ex- presión y respuesta acerca de lo aprendido. Entonces, ¿quién, si no el docente, conocedor de los escenarios donde se genera, se debate y se comparte el conoci- miento, para facilitar el acceso a ellos del alumnado? Tan admirable es la elaboración de una lección magis- tral sobre la histología de las sustancias blanca y gris como la recomendación de asistir a una conferencia impartida, al alimón, por especialistas en neurobiolo- gía, antropología y filosofía, y dedicada a la evolución cognitiva de la especie humana. Estas cuestiones, por cierto, ocupaban siempre un es- pacio en las lecciones de histología a las que antes alu- dí. Recuerdo aún la exposición del concepto de bio- danza en el seno de aquellas sesiones que tenían lugar en la antigua facultad de medicina de la Universidad de Granada. Aludía, entonces, Antonio Campos, al incesante movimiento de los átomos y moléculas que nos constituyen a lo largo y ancho del orbe; realidad física y verdad cósmica que, transformadas en poe- ma, pueden ser leídas en el Canto a mí mismo de Walt Whitman (5). Figura 1. Diagrama que representa la relación entre el sistema educativo, el educando y la sociedad de acuerdo con el modelo de la topología docente. El sistema educativo aporta conocimiento, en forma de aprendizaje y de experiencias (vivencias). Por su parte, el educando alberga unos sueños que pueden ubicarse en dos dimensiones: irreal y realizable. Por último, la relación sistema educativo-educando puede tener o no impacto social. Los espacios docentes acontecen en la región donde intersecan estas tres regiones: la dimensión realizable de los sueños del educando, las vivencias del conocimiento aportadas por el sistema educativo y el impacto social.
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