Revista nº 812
131 Actual Med. 2021; 106(812): 121- 133 Rivera Izquierdo M, et al. | Factores asociados a la mortalidad en residencias por Covid-19 Diferencias basales entre PRM y personas que residen en su domicilio De los resultados de nuestro estudio se desprende que las diferencias basales entre los pacientes hos- pitalizados por COVID-19 que residen en su domi- cilio y las PRM son manifiestas. En particular, las PRM mostraron una mayor proporción de mujeres, una edad media muy superior (ambas variables pro- bablemente relacionadas entre sí) y una mayor fre- cuencia de comorbilidades, incluyendo todos los antecedentes personales recogidos salvo enfermeda- des respiratorias. La mayor frecuencia de polimedi- cación (registrada como medicación actual con un número superior a 6 fármacos diferentes), de infec- ciones concomitantes durante la hospitalización y de dependencia para las actividades de la vida diaria (p<0,001) también atestiguan la especial vulnerabi- lidad de las personas que viven en estas residencias en nuestro medio. Esta vulnerabilidad queda reforzada con las varia- bles pronósticas que se utilizaron durante la hospi- talización. Así, el CURB-65 y la decisión de que los pacientes fueran candidatos a RCP fueron también desfavorables para el grupo de PRM. Finalmente, la mayoría de los tratamientos específicos utiliza- dos para COVID-19 durante estos primeros meses de pandemia se utilizaron con menor frecuencia en las PRM. Sin embargo, este dato aislado no es interpretable dado que la decisión de aplicar trata- mientos específicos está estrechamente ligada con la edad avanzada, situación de extrema gravedad clínica o enfermedades concomitantes (por ejem- plo, la elevación del inter valo Q-T en el electro- cardiograma), todas ellas presentes en mayor me- dida en las PRM. Frecuencia de secuelas tras 6 meses de segui- miento La frecuencia de secuelas durante los 6 meses poste- riores al alta hospitalaria resulta especialmente lla- mativa. El 65% de los pacientes que recibieron alta a domicilio presentó algún tipo de secuela durante los 6 meses posteriores. Estos datos fueron inferio- res en la PRM. Ello, no obstante, podría ser debido a que este subgrupo de pacientes tiene menor ca- pacidad para transmitir su sintomatología con de- talle, bien por alteraciones cognitivas, bien por te- ner un diferente acceso a los cuidados sanitarios. Aun así, resulta preocupante que el 59% de los pa- cientes que reciben alta para volver a su residencia presentaran alguna secuela, y el 30,8% volvieran a acudir a urgencias (hospitalarias o de su centro de salud) en los 6 meses posteriores al alta. De ellos, además, un 58,3% requirió reingreso hospitalario, datos muy superiores a los de la población que resi- de en su domicilio (p<0,001*). También presentaron mayor frecuencia de mortalidad tras el alta (12,5% de las PRM). Por todo ello, se deberían implemen- tar estrategias de seguimiento más exhaustivas en esta población, dado su especial riesgo de presentar complicaciones graves y su gran vulnerabilidad pro- nóstica. Respecto a las secuelas por aparatos y sistemas, las más frecuentes en nuestra cohorte fueron las neu- mológicas (53,2%), neurológicas (31%), digestivas (22,4%) y de salud mental (18,9%). Las PRM mos- traron menor frecuencia de secuelas, salvo desorien- tación o confusión, secuelas hematológicas, nefroló- gicas y sobreinfecciones (especialmente infecciones del tracto urinario). Las estrategias de seguimiento y control de estos pa- cientes deberían considerar estos datos para poder prevenir y actuar de manera precoz, y así evitar re- ingresos y tratar de disminuir la mortalidad precoz tras el alta. Dicho sea de paso, esta mortalidad por secuelas de COVID-19 probablemente no quedaría registrada en las tasas de mortalidad por la enferme- dad y, sin embargo, sí sería producida por los efectos a medio plazo de la infección. Variables asociadas a la mortalidad En nuestro estudio fallecieron un 40% de las PRM frente a un 14% de residentes en su domicilio. Al ajustar los datos de los modelos univariantes por la edad, observamos que la mayoría de ellos disminu- ye e incluso la asociación desaparece. Ello refuerza el hecho de que la edad es un factor fundamental, probablemente el más evidente, relacionado con la mortalidad por COVID-19, como ya se ha propuesto en distintos estudios (12). Al realizar los ajustes por todas las variables del es- tudio mediante modelos de regresión logística mul- tivariantes, podemos observar que solo unas pocas variables tienen un efecto independiente (ajustado) en la mortalidad por COVID-19: la edad avanzada, el sexo masculino, el ingreso en UCI y las escalas pronósticas (CURB-65 y decisión de ser candidato a RCP). Sin embargo, vivir en una residencia para per- sonas mayores, al ajustar por el resto de las variables, no representa un factor de riesgo independiente para la mortalidad. Estos datos refuerzan varias ideas que deben ser consideradas con detenimiento. La prime- ra de ellas, y quizá la más evidente, es que las esca- las pronósticas utilizadas durante la hospitalización funcionan. Por ello, refuerza la necesidad de insistir en calcular estas escalas para poder individualizar el tratamiento, tanto en hospitalización convencional como en UCI (22). La segunda, es que las PRM no presentan más riesgo de fallecer por COVID-19 por el hecho de vivir en dichas residencias sino por con- formar un subgrupo de pacientes con especial vulne- rabilidad que requiere unos cuidados y seguimiento específicos.
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