Revista nº 812

Cámara-Pérez J, et al. | Tratamiento quirúrgico de la Gangrena de Fournier Actual Med. 2021; 106(812): 38- 43 41 la perineal y escrotal en estos pacientes. Esto va en lí- nea con oras publicaciones, donde el factor etiológico habitualmente puede ser sospechado (9). En nuestra muestra la edad media fue similar a otra serie de casos publicada (10), lo que refleja que esta enfermedad afecta fundamentalmente a pacientes de edad media-avanzada. Se trata de una patología potencialmente grave y en la que por su complejidad se ven implicados varios ser- vicios en su manejo, principalmente Cirugía general y digestiva, y Urología para su desbridamiento y estabili- zación inicial, así como Cirugía Plástica y Reconstruc- tiva para su cobertura posterior, suponiendo un gran número de intervenciones, así como una larga estan- cia hospitalaria. De hecho, solo la cirugía de desbrida- miento requiere una media de 3,1 intervenciones, muy similar a lo hallado por otros autores (11). Las técnicas quirúrgicas de cobertura son variadas, como muestra este estudio, en el que, con sólo 7 pa- cientes, hasta 4 opciones diferentes han sido utiliza- das, ya que aún no ha sido demostrada de forma clara la superioridad de una frente a las otras y, en cual- quier caso, depende de varios factores como la lesión inicial del paciente, la comorbilidad del mismo o la experiencia del equipo de cirujanos. Una de las opciones terapéuticas disponibles en prác- ticamente cualquier caso, es el cierre por segunda in- tención, en el que el defecto no es cubierto, sino que mediante curas locales se favorece la granulación del lecho quirúrgico y su cierre progresivo. Sin embargo, debido a que el periodo hasta el cierre total es muy prolongado y requiere un seguimiento excesivamente extenso (12), no suele ser utilizado salvo en defectos de muy poco tamaño. En nuestro caso, opuestamente, el paciente tratado con esta técnica es el que asocia una menor estancia hospitalaria, lo cual no exime de un mayor tiempo de curas, que generalmente es rea- lizado de manera ambulatoria y que por tanto no es reflejado en el estudio. Otra opción es el cierre directo del defecto ocasiona- do, mediante suturas quirúrgicas por planos. Aunque a priori pueda parecer la opción más intuitiva, la con- comitancia en estos pacientes de factores que afectan negativamente a la cicatrización, supone un alto ín- dice de dehiscencias y fracaso, lo que solo permite su uso en defectos pequeños o con poca tensión (12). De hecho, en esta serie de pacientes, el único caso en el que se ha requerido una segunda intervención para cobertura del defecto ha sido en aquél tratado inicial- mente mediante cierre directo (Fig.2) . Por otro lado, el injerto de piel parcial autólogo es una de las técnicas más frecuentemente utilizadas, debido a su seguridad y versatilidad, así como la extensa dis- ponibilidad de zona donante (7). El proceso consiste en la obtención de una porción de piel de un grosor aproximado de 0.2-0.4mm, tomado de una zona do- nante, preferentemente los muslos, que es obtenido con un dermatomo, tras lo cual el injerto es mallado, lo que permite aumentar su extensión y por tanto au- mentar la superficie a cubrir. Como aspectos negati- vos se encuentra posiblemente un resultado algo más inestético y posibles retracciones. (Fig.3) Pese a ello, la mayoría de autores apuntan a un buen resultado con esta técnica (1), a lo que se añade que en nues- tro estudio, los pacientes tratados con esta técnica presenten una estancia hospitalaria media aceptable (10,2 días), así como ningún caso en el que se requi- riera una segunda intervención, pese a haber una ma- yoría de pacientes tratados con esta técnica. Figura 2. Paciente cuya cobertura del defecto en región escrotal derecha se llevó a cabo mediante cierre directo, que posteriormente fracasó, por lo que tuvo que ser reintervenido; y cobertura con injerto de piel parcial de testículo izquierdo. 7º día postquirúrgico. Figura 3. Paciente con defecto en periné y región escrotal bilateral, que fue tratado mediante injerto autólogo de piel parcial. 6º día postquirúrgico.

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