Revista nº 813
Acosta Vásquez C, et al. | Rabdomioma del espacio parafaríngeo 217 Actual Med. 2021; 106(813): 215- 217 Como parte del estudio del RA, se solicita TC y RM que aportan datos fundamentales, aunque poco es- pecíficos (4,7). En estos, se describe una masa de características benignas, definida, que no invade estructuras cercanas, así como sus relaciones ana- tómicas (9). A pesar de ello, en ocasiones es difícil diferenciarlo con neoplasias de glándulas salivales menores o linfomas que tienden a localizarse en el espacio parafaríngeo (1). Otro método que ha valida- do su utilidad en el diagnóstico prequirúrgico es la PAAF, incluso hay publicaciones de RA diagnostica- dos únicamente con citología (4). En nuestra expe- riencia, tanto los estudios de imagen como la PAAF fueron concordantes en sugerir que se trataba de una neoplasia benigna, aunque la PAAF por sí sola no concretó el tipo histológico específico. El diagnóstico definitivo del RA es anatomopato- lógico y describe a un tumor de bordes definidos, pardo, lobulado 2 ; microscópicamente presenta célu- las poligonales con vacuolas gigantes que contienen glucógeno, y un núcleo central a partir del cual se irradian filamentos de citoplasma, dando el aspecto de “células araña” típicas de esta entidad (9); ade- más contienen proteínas específicas del tejido mus- cular como miosina y actina, que se evidencian con inmunohistoquímica (2,4). Esto es esencial para el diagnóstico diferencial anatomopatológico al distin- guir entidades con características similares, como el tumor de células granulares que es negativo para desmina; o el rabdomiosarcoma que presenta atipia y polimorfismo nuclear) (6). Aunque no existe evidencia de transformación ma- ligna del RA (3), el agravamiento de síntomas por el crecimiento progresivo de la neoplasia, junto con la afectación en la calidad de vida del paciente, son cla- ves para decidir entre manejo expectante o quirúrgico. En primera instancia, nuestro paciente fue subsidiario de manejo conservador ante su sintomatología leve por el riesgo que conllevaba una intervención quirúr- gica a su edad. Sin embargo, transcurrido el tiempo aparecieron síntomas nuevos y potencialmente graves como disnea y disfagia, por lo que decidimos la re- sección quirúrgica transcervical (1). Con este aborda- je se tiene acceso directo al tumor, buena exposición de las estructuras neurovasculares adyacentes, y se puede conseguir la resección macroscópica completa. Otra posible vía de abordaje es transoral, la cual es adecuada para tumores pequeños, bien delimitados y con poca vascularización al ser el campo quirúrgico estrecho, además presenta ventaja estética (2). La tasa de recurrencia posterior a la exéresis completa se estima entre el 10 - 42%, incluso hay evidencia de un caso que presentó tres recidivas en un lapso de 35 años desde la resección primaria (10). Las recurrencias lo- cales son atribuidas a cirugías incompletas, sobre todo en tumores multilobulados (2). Tras varios meses de seguimiento, nuestro paciente no presenta indicios de recidiva local, aunque seguiremos su evolución puesto que éstas tienden a presentarse a largo plazo (10). 1. Helmberger RC, Stringer SP, Mancuso AA. Rhabdomyoma of the pharyngeal musculature extending into the prestyloid pa- rapharyngeal space. Am J Neuroradiol. 1996;17(6):1115-8. 2. Papaspyrou G, Werner JA, Roessler M, et al. Adult rhabdo- myoma in the parapharyngeal space: report of 2 cases and review of the literature. Am J Otolaryngol. 2011;32(3):240-6. DOI: 10.1016/j.amjoto.2010.01.007 3. Hansen T, Katenkamp D. Rhabdomyoma of the head and neck: morphology and differential diagnosis. 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