Revista nº 814

Lupión Cruz, E | Alfonso X “El Sabio” 305 Actual Med. 2021; 106(814): 303- 311 ante esta situación Alfonso X no tuvo más remedio que hacer importantes concesiones a los nobles y renunciar a su sueño de unificar jurídicamente sus dominios. Paulatinamente se había ido formando la especial personalidad del monarca , 15 impregnada de vivencias de fuerte repercusión psíquica, e incluso somatizaciones de las mismas, que se confundirían, en ocasiones, con las alteraciones provocadas por sus enfermedades. Alfonso sería un personaje al que le supondría un elevado reto , sin duda alguna, alcanzar los logros de armas de su padre, Fernando III, o también los de su suegro, Jaime I. En 1601, Juan de Mariana, en su Historia General de España, escribiría: “Don Alfonso, rey de Castilla, era persona de alto ingenio, pero poco recatado: sus orejas soberbias, su lengua desenfrenada, más a propósito para las letras que para el gobierno de los vasallos. Contemplaba el cielo y miraba las estrellas, mas en el entretanto perdió la tierra y el reino” . Para H. Salvador Martínez , 16 Alfonso X pecaba de “ingenuo”, sobre todo en sus actuaciones políticas . Pero aunque dichas actuaciones en ese sentido, a lo largo de su vida, fuesen tal vez poco acertadas y contradictorias, en ocasiones, muy importante fue su fecunda labor cultural . Según el citado Salvador Martínez , 17 Alfonso X era un “educador del pueblo”, meticuloso en la participación de las obras a que daba lugar directa o indirectamente. Congregó en su corte a trovadores, sabios, poetas, historiadores, artistas y arquitectos cristianos, judíos y musulmanes e impulsó las traducciones del latín y el árabe, fundando las Escuelas de Traductores de Toledo, la de Murcia y también la de Sevilla; y elaborando muchos textos, en algunos de las cuales es casi seguro que tuvo una directa participación, al tiempo que impulsando una gran reforma legislativa. Alfonso X aportó un formidable corpus de textos jurídicos de marcado carácter normativo. ( Fuero Real, Espéculo, Las Siete Partidas ), y también varias obras poéticas ( Cantigas de Santa María y Cantigas profanas ), históricas ( General Estoria y Estoria de España ); científicas ( Lapidario, Libro complido en los judizios de las estrellas, Libro de las cruzes, Libro de las Tablas o Libros del saber de Astrología ), y de entretenimiento ( Libro de ajedrez, dados e tablas ), entre otras, muchas de ellas ricamente iluminadas . 18 Será el afán educador y meticuloso, promotor de la cultura, de Alfonso, un indicador de la controvertida personalidad de un monarca generoso con sus amigos y sus privados, pero riguroso con sus enemigos. 19 Es interesante destacar la descripción que se hace de su persona, como amante del saber , en el Libro de los juizios , y la firme opinión absolutista de Alfonso sobre la persona del rey, como la “cabeza del reino” y “vicario de Dios”, legislador y juez supremo, jefe del Ejército, cabeza de la Administración Pública, y quien decidía la política exterior del reino. Figura 2. Alfonso X dictando un texto, miniatura medieval del Libro de los juegos.

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