Suplemento II · Revista nº 814
119 Actual Med. 2021; 106(814). Supl2: 118- 120 Fernández-Pro Ledesma, A | Afectados de COVID persistente S U P L E M E N T O C O V I D - 1 9 más allá de las 12 semanas del inicio de sus sínto- mas y se calcula que al menos representan el 10% de todos los contagiados. Si hacemos números en relación al aumento de contagios, que continúa a buen ritmo en la denominada quinta ola, somos conscientes que tendremos que enfrentarnos en los próximos meses con una gran avalancha de afecta- dos por la CP. Desde la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) percibimos desde el inicio de la pandemia esta situación y, por ello, decidimos empe- zar a trabajar de la mano de los propios afectados, agrupados en los colectivos LONG COVID ACTS. En uno de los primeros estudios (1) realizados por nuestra sociedad científica descubrimos que el pa- ciente afectado por la COVID persistente es un pa- ciente joven, con una media de edad de 43 años (el 50% se encuentran entre 36-50 años), predominante- mente mujeres, sin patologías previas graves que, tras una infección aguda por la COVID-19 (en su mayoría no requirió hospitalización), presenta una persisten- cia de síntomas incluso con incorporación de sinto- matología nueva, más allá del periodo de superación de la fase aguda, repercutiendo esta situación de una forma muy importante en su calidad de vida, así como en la vida laboral, familiar y ocio. Tras el inicio de la pandemia en marzo de 2020, mu- chos de los afectados por la CP permanecen sinto- máticos desde hace 15 meses, con un futuro incierto respecto a su curación y sin que se vislumbre una res- puesta adecuada del sistema de salud a sus necesida- des sanitarias, administrativas, laborales y sociales. Es por ello que, a día de hoy, existe una necesidad real y urgente de un gran número de pacientes afecta- dos, que han visto su calidad de vida completamente mermada tras la infección y a los que durante mucho tiempo no se ha reconocido como enfermos dada la poca información existente, de regularizar su situa- ción de salud y mejorar la atención prestada, redi- rigiéndola bajo el prisma de un enfoque holístico e integral. Conscientes de ello, en la Sociedad Española de Mé- dicos Generales y de Familia seguimos trabajando de la mano de los colectivos de afectados de COVID persistente para que éstos sean conocidos y recono- cidos en su demanda de atención y necesidades de salud. Para conseguirlo, los profesionales debemos orientar su proceso asistencial bajo las caracterís- ticas de la mejor evidencia disponible en cada mo- mento, acompañándolo en este largo proceso del que todavía nos falta mucho que aprender, y sin hacer de esta laguna del conocimiento científico un arma para estigmatizarlo. Los clínicos precisamos de herramientas dinámicas y ágiles que nos faciliten el seguimiento de los afec- tados por la CP de una forma homogénea, integral y holística, siendo la Guía Clínica de atención al paciente con COVID Persistente / Long COVID (2) un instrumento útil para ello. Se trata de un pro- yecto colaborativo impulsado desde la SEMG y los colectivos LONG COVID ACTS, que ha contado con el aval de más de medio centenar de sociedades cien- tíficas y asociaciones de pacientes. Desde nuestra sociedad científica estamos realizando numerosos esfuerzos para la difusión e implementación de esta herramienta de consulta, mediante contactos con los representantes de la Administración sanitaria encar- gados de ello. La importancia de la especialidad de Medicina Fami- liar y Comunitaria estriba en su carácter generalista, integrador y de coordinación, asegurando la continui- dad asistencial y la longitudinalidad de la misma, bajo un prisma que, más allá de la atención individual de la persona como centro del proceso, se dirige también al entorno familiar y comunitario. Bajo esta premisa, creemos que para la atención del proceso CP/LC debe desarrollarse e implementarse un modelo asistencial vertebrado en torno al nivel de Atención Primaria, con toma de decisiones comparti- das con el paciente y con un equipo multi e interdis- ciplinar basado en el concepto de la consulta compar- tida, descartando el modelo clásico de interconsulta del paciente en diferido y perdida de contacto y se- guimiento. Las razones de esta vertebración en AP son múlti- ples. Por un lado, la gran mayoría de estos pacien- tes no recibieron Atención Hospitalaria (AH) en su proceso agudo, fueron diagnosticados, a través de pruebas positivas o por clínica compatible desde este nivel de AP y su posterior seguimiento en el primer nivel. Del mismo modo, han acudido como primera opción al primer nivel asistencial ante la persisten- cia de síntomas; y, como alternativa, otros pacientes fueron atendidos en los servicios de Urgencia Hospi- talarios y posteriormente derivados a la AP para su seguimiento. La Atención Primaria, por su accesibilidad, conoci- miento del paciente, no solo en su variante de salud, sino también en la variante psicosocial, es el nivel más adecuado, para desarrollar este papel. Por ello aposta- mos por este tipo de asistencia compartida, en el que la AP seguiría una dimensión longitudinal del pro- ceso del que partirían subprocesos transversales de interconsulta y/o asistencia compartida con Atención Hospitalaria. El objetivo principal del abordaje compartido es la búsqueda de una atención centrada en el paciente Long COVID, personalizada e individualizada, en la que los roles y los niveles de responsabilidad de los distintos profesionales intervinientes están claramen- te acordados y determinados. Donde exista, además, un proceso continuo de comunicación e interrelación entre los actores intervinientes (profesionales sanita- rios, paciente y familia).
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