Suplemento II · Revista nº 814
Capitán Vallvey JM, et al. | COVID-19 y cirugía en Andalucía Actual Med. 2021; 106(814). Supl2: 14- 21 15 S U P L E M E N T O C O V I D - 1 9 especialmente en las primeras fases de la pandemia. El desconocimiento, la sorpresa y la alarma ante la nueva enfermedad y la incertidumbre sobre la transmisión del virus, las medidas preventivas y las normas de actuación, determinaron la drástica disminución de la actividad quirúrgica en nuestros hospitales, que han ido progresivamente adecuándose a la evolución de la enfermedad. Desde el comienzo de la pandemia además de las instituciones sanitarias, las distintas asociaciones quirúrgicas nacionales y autonómicas han asumido sin reservas sus funciones, como garantes de la correcta praxis, mediantes sucesivos informes, recomendaciones y documentación acordes con la situación epidemiológica. La Asociación Española de Cirujanos (AEC), tras constituir el grupo “Cirugía. AEC-Covid”, abordó desde el primer momento la difícil situación a la que se enfrentaba la asistencia quirúrgica por la rápida expansión del virus, desarrollando y actualizando diversos documentos de recomendaciones que abarcan múltiples aspectos de nuestra actividad, tales como actuación preoperatoria y gestión quirúrgica, cirugía de urgencias, cirugía laparoscópica, cirugía oncológica, cirugía torácica, cirugía hepatobiliopancreática, cirugía esofagogástrica, cirugía bariátrica, cirugía mamaria y recomendaciones para la protección individual. También contribuyó al control de la expansión de la infección por Covid mediante la elaboración de recomendaciones para evitar la expansión de la infección desde las plantas de hospitalización (2). En nuestra comunidad, la Asociación Andaluza de Cirujanos como institución integrada por la mayor parte de los cirujanos, cirujanas y MIR de Andalucía, a tenor de la enorme problemática generada por el cierre de quirófanos y la atención a pacientes Co- vid, y suscribiendo sin reservas las recomendaciones de la AEC, también elaboró diversos documentos de posicionamiento y recomendaciones para la aten- ción en consultas, la práctica de la cirugía urgente, laparoscópica, endocrina, ambulatoria, coloproc- tológica, bariátrica, hepatobiliar, esofagogástrica, trasplantes, pared abdominal, patología mamaria y hospitalización (3). La primera ola de la pandemia, en la que la actividad quirúrgica quedó relegada como mucho –por el cierre de quirófanos- a la cirugía urgente y oncológica, supuso un difícil reto para los Servicios quirúrgicos no solo en la adecuación de las estructuras de hospitalización (saturadas de pacientes Covid), sino también en la toma de decisiones clínicas, tanto en cirugía programada como urgente, y en la propia organización funcional de los Servicios. De hecho en muchos Centros los facultativos de los Servicios quirúrgicos realizaron una importante labor de colaboración asistencial con los Servicios médicos saturados (Medicina Interna, Neumología, UCI`s…). Durante esas primeras semanas también la actividad en consultas externas se vio intensamente reducida a fin de evitar aglomeraciones y desplazamientos de pacientes. Consecuencia de ello fueron el aumento de las demoras y el retraso en los diagnósticos, situación en parte mitigada por el desarrollo de las consultas telefónicas. Se estimó entonces que, a nivel nacional, la Covid-19 supondría un incremento de las listas de espera quirúrgicas entre el 7,6% y el 19,4%, dependiendo de la comunidad y sus recursos (4). Además algunos estudios estiman que se pospusieron hasta el 70% de los procedimientos electivos (5). Tras la primera ola pandémica – en la que la Covid-19 fue la primera causa de muerte en España, según el INE (6)- y la necesidad de intentar normalizar la actividad quirúrgica, las asociaciones científicas que asesoran la práctica de la actividad quirúrgica (Asociación Española de Cirujanos, Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor, Asociación Española de Cirugía Mayor Ambulatoria, Sociedad Española de Epidemiología, Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, entre otras) elaboraron diversos documentos para la vuelta a la normalidad y para la programación quirúrgica en condiciones de seguridad, marcando las pautas de actuación en las diversas especialidades, tanto pre, como intra y postoperatorias. En el último cuatrimestre de 2020 se registraron más ingresos en los hospitales y más fallecimientos que en los meses previos en muchas comunidades autónomas, entre ellas Andalucía. En este periodo sin duda fueron determinantes la relajación de las medidas sociales y el exceso de confianza de la población, y es posible que tuvieran influencia los cambios climatológicos estacionales. La distensión de las restricciones sociales –pese al cierre perimetral de las comunidades y provincias y toques de queda- durante la navidad de 2020 dieron lugar a que a mediados de enero de este año la incidencia de contagios se intensificase, en lo que se dio en llamar la tercera ola, caracterizada por un aumento de ocupación de las UCI`s en muchos hospitales (que llegó a sobrepasar el 40%) y al colapso de las camas de hospitalización. Esta situación fue determinante en la actividad quirúrgica, pues motivó el cierre de quirófanos y la estricta selección de los procedimientos urgentes y oncológicos. De nuevo los Servicios quirúrgicos estuvieron obligados al más riguroso cribado de los pacientes neoplásicos para establecer prioridades. Pero la incipiente llegada de las vacunas (Pfizer, Moderna y AstraZeneca) abrió un destello de esperanza en la población y en los profesionales sanitarios de cara a un mayor control de la epidemia. Actualmente, aunque el volumen de la cirugía electiva se va recuperando, es probable que los picos de contagios condicionen aún demoras en la actividad habitual de los Servicios en los próximos meses. Efectivamente la experiencia acumulada y el conocimiento sobre el comportamiento del coronavirus, junto al mejor control epidemiológico y la mejor distribución de los recursos hospitalarios,
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