Suplemento II · Revista nº 814

23 García Monlleó J, et al. | COVID-19, una visión desde la geriatría Actual Med. 2021; 106(814). Supl2: 22- 26 S U P L E M E N T O C O V I D - 1 9 Como dice el Prof. J.M. Ribera Casado, (“Covid-19 y el tema de las residencias: algunas reflexiones” RANM 9-junio-2020) 3 no se trata ahora de culpabilizar a personas o instituciones por cómo se está gestionado la pandemia, sino más bien en hacer un análisis pormenorizado desde la Ética de la Sociedad, la Deontología de nuestra profesión médica y desde la importancia de la solidaridad para proteger a los más vulnerables. Como también dice nuestro colega Gabriel Heras en su testimonio desde la UCI de la crisis del coronavirus 4 (En primera línea, ed. Península, junio 2020)“ya llegará el momento de discutir reposadamente que falló en la gestión de esta pandemia y los responsables de tomar decisiones sanitarias no podrán obviar que estaban al corriente de lo que ocurría en nuestros hospitales e incluso les tocará reconocer que podrían haber avisado a tiempo”. Las residencias geriátricas han sido concebidas como una alternativa para la vivienda para las personas mayores que por decisión propia han tomado esa alternativa, bien por falta de apoyo social o por necesidad de cuidados. El tipo de residencias existentes es muy heterogéneo, la mayoría son de entidades privadas, concertadas con el sistema público que financia parte del coste. No todas cuentan con médico propio, y solo un pequeño porcentaje con médico especialista en Geriatría. Deben estar preparadas para atender la patología crónica de los residentes, pero no para atender las necesidades agudas de salud generadas por la pandemia. La pandemia por el Covid-19 ha puesto en evidencia determinadas actuaciones en su gestión por parte de las autoridades a nivel del Estado que han tenido las competencias asumidas, y en las relacionadas con la gestión de la atención en las residencias de personas mayores. De lo ocurrido en las residencias demayores y de personas con discapacidad, hemos aprendido que es fundamental una adecuada coordinación social y sanitaria para dar una respuesta rápida, coordinada y adecuada a las necesidades de los mayores institucionalizados. En Andalucía, la figura de la enfermera gestora de casos como coordinadora de los cuidados entre la residencia y el Centro de Salud ha sido fundamental en la detección y notificación de casos, así como en la instauración del plan de contingencia y sectorización. En otras Comunidades Autónomas donde la Geriatría forma parte de la cartera de servicios, esa figura se ha visto reforzada con un médico especialista en Geriatría, que ha actuado como referente para las residencias y ha sido el enlace con Atención Primaria y Atención hospitalaria especializada, un nuevo modelo de atención que debe venir para quedarse. 5 A medida que la pandemia COVID-19 se intensificaba, los recursos médicos podían llegar a ser insuficientes. Es posible que obligara a tomar decisiones difíciles acerca de quién recibe tratamiento médico. Una política de triaje que utiliza un límite de edad superior, por ejemplo, para decidir quién recibe tratamiento médico denegándosele a cualquier persona mayor de 80 años y, por lo tanto, negándole su derecho en condiciones de igualdad a acceder a los servicios de salud junto con cualquier otra persona menor de 80 años es discriminación directa por edad. Los protocolos de triaje para COVID-19 deben desarrollarse y basarse en la necesidad médica, la evidencia científica y los principios éticos, como la equidad y la proporcionalidad. Basar las decisiones en cualquier característica no médica, como la edad o el valor social asumido, no es ético y es discriminatorio.Desde la Sociedad Española de Geriatría, se ha recalcado la importancia de considerar la edad biológica y la situación funcional basal del paciente, con sus enfermedades de base concretas, como el criterio fundamental para tomar decisiones, no debiéndose considerar la edad cronológica para tal fin. Desde la Geriatría, el uso de la valoración geriátrica integral como herramienta de trabajo, donde se evalúa al mayor desde las diferentes esferas, no sólo clínica, sino también funcional, cognitiva, social o emocional, se obtiene una información mucho más completa y adecuada de las necesidades individuales de cada persona mayor, siendo la toma de decisiones más completa y coherente. 6 Fue muy interesante la intervención del presidente del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos (CACM), ante la Subcomisión de Sanidad y Salud Pública de la Comisión Parlamentaria de Estudio para la Recuperación Económica y Social en Andalucía a causa de la Pandemia Covid-19 : “Es preciso implantar la especialidad de geriatría en nuestra comunidad. Es necesario y urgente, teniendo en cuenta la mayor esperanza de vida y el aumento continuo de pensionistas en nuestra comunidad, la creación de Unidades de Geriatría en todos los distritos sanitarios, hospitales y centros de salud, para que se puedan desarrollar los adecuados cuidados socio-sanitarios, con atención especial a pacientes crónicos y paliativos. Esta medida podría aportar grandes conocimientos y soluciones para las personas mayores, población más vulnerable. Servirá, asimismo, para apoyar y disminuir la carga de los médicos de Atención Primaria, ofreciendo una atención de la mayor calidad a los pacientes geriátricos, al tiempo que proporcionará los cuidados socio-sanitarios que necesita una gran parte de la población adulta”. 7 Esta medida que, a petición nuestra, ya ha sido apoyada y solicitada a la Junta de Andalucía, por el Defensor del Pueblo, está además recogida en nuestro Estatuto de Autonomía y es un compromiso asumido públicamente por la Consejería de Salud. El covid no sólo ha provocado la infección, también ha tenido importantes repercusiones en las diferentes esferas: funcional, cognitiva y emocional de los mayores. El hecho del confinamiento, y del aislamiento en las residencias, cierre de centros de día y de centros de participación activa, necesario para evitar la CONSECUENCIAS DEL COVID EN LOS MAYORES

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