Suplemento II · Revista nº 814
32 COVID-19 y embarazo | Suárez Arana M, et al. Actual Med. 2021; 106(814). Supl2: 27- 38 S U P L E M E N T O C O V I D - 1 9 mortalidad general (variable recomendada por la OMS, mortalidad a los 28 días), el inicio de la ventilación y la duración de la estancia hospitalaria (26)(28). Más de 300 mujeres embarazadas han recibido remdesisvir a través de un programa de uso compasivo, pero hasta ahora no hay datos de seguridad disponibles. Los estudios en animales muestran que un metabolito de remdesivir se excreta en la leche materna (29). En la última actualización de la Guía de la OMS no se recomienda el uso de remdesivir en pacientes hospitalizados con COVID-19, independientemente de la gravedad de la enfermedad. La EMA está revisando los datos de eficacia y seguridad disponibles a fecha de hoy para determinar si deben haber cambios en las condiciones de autorización. Tocilizumab Es un anticuerpo monoclonal frente al receptor de IL-6, autorizado para el tratamiento de la artritis reumatoide y el síndrome de liberación de citocinas. El tratamiento con tocilizumab es el primero con el que se ha intentado frenar la fase inflamatoria de la infección por SARS-CoV-2 por lo que, en ausencia de los resultados de ensayos clínicos, es con el que más experiencia se cuenta. Se han publicado múltiples estudios observacionales y actualmente hay ensayos clínicos en curso referente a la eficacia de tocilizumab en pacientes con COVID-19. Se ha difundido una prepublicación con los resultados del ensayo clínico COVACTA (30), en la cual no se ha alcanzado el objetivo del estudio con tocilizumab. Tocilizumab no mejora el estado clínico ni la mortalidad de los pacientes tratados respecto a placebo. La compañía farmacéutica ha sugerido que, a pesar de estos resultados, podrían existir beneficios potenciales en el tiempo de hospitalización, la necesidad de ingreso en la UCI y la permanencia en ella (variables secundarias exploratorias), que será necesario evaluar en los ensayos clínicos en curso. La AEMPS recomienda que se adelante a aquellas fases de la enfermedad en las que resulta más probable que frenar la cascada inflamatoria tenga un efecto sobre la necesidad de ventilación. Se puede considerar la utilización de tocilizumab en pacientes que no están con ventilación mecánica o ECMO y que progresan a pesar del tratamiento con corticoides o en el caso que no sean candidatos a corticoides. En cuanto al embarazo se considera categoría C, los anticuerpos monoclonales atraviesan activamente la placenta durante el tercer trimestre y probablemente afecten a la respuesta inmune de los fetos que han sido expuestos intraútero. Basados en los datos en animales probablemente existan riesgos potenciales en el feto. Basándose en la experiencia previa de brotes por otros coronavirus, se han empleando en algunos casos y de forma experimental el tratamiento con una combinación de antimicrobianos e inmunomoduladores: - Se ha usado hidroxicloroquina aunque los resultados preliminares de diversos estudios realizados por la OMS han objetivado un empeoramiento en las cifras de mortalidad y se ha desaconsejado su uso. En junio de 2020, la FDA revocó su autorización del uso de emergencia en pacientes con COVID-19 grave e informó de que los beneficios conocidos y potenciales ya no superan los riesgos conocidos y potenciales.(31) En resumen , dada la falta de evidencia de eficacia y los riesgos potenciales de seguridad identificados, actualmente no se recomienda la utilización de hidroxicloroquina, con azitromicina o sin ella, en el tratamiento de la infección por SARS-CoV-2. - También se ha usado la combinación de los antiretrovirales lopinavir+ritonavir (Kaletra®) a dosis de 400 mgr/12 horas durante 7 días . Es un inhibidor de la proteasa para tratar la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Se postuló que podía tener actividad sobre las proteasas de los coronavirus y capacidad para inhibir la replicación viral. Inicialmente, la indicación del tratamiento para el SARS-CoV-2 se basó en la extrapolación de datos in vitro. Aunque tiene actividad in vitro contra el SARS-CoV-2, lopinavir-ritonavir se une en gran medida a proteínas y no parece alcanzar niveles plasmáticos cercanos a la concentración efectiva media o 50 (CE50). No han logrado demostrar la eficacia en varios ensayos clínicos, y las ramas de tratamiento con lopinavir/ ritonavir de los ensayos clínicos SOLIDARITY y RECOVERY se han detenido por falta de beneficio en la mortalidad en pacientes hospitalizados. El perfil de seguridad muestra efectos adversos fre- cuentes, principalmente gastrointestinales (diarrea, náuseas, vómitos, etc.), que pueden conllevar la inte- rrupción del tratamiento, especialmente en pacientes frágiles o con comorbilidades importantes. Entre las reacciones adversas frecuentes también pueden apare- cer: alteraciones de la glucosa, hipertrigliceridemia e hipercolesterolemia, ansiedad, cefalea, aumento de la tensión arterial, hepatitis, erupciones cutáneas, mial- gias, pancreatitis, infección del tracto respiratorio su- perior, discrasias sanguíneas, etc. Además, presenta muchas interacciones farmacológicas que, si bien son conocidas, pueden ser de difícil manejo
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