Suplemento II · Revista nº 814

34 COVID-19 y embarazo | Suárez Arana M, et al. Actual Med. 2021; 106(814). Supl2: 27- 38 S U P L E M E N T O C O V I D - 1 9 Para pacientes hospitalizados, en caso de coinfección o sobreinfección bacteriana, hay que utilizar el trata- miento antibiótico indicado según las recomendacio- nes habituales para adultos y el patrón de resistencias de cada centro. Una propuesta usada en nuestro medio es: - En caso de infiltración en placa de tórax sin foco de condensación asociar: Azitromicina 500 mg VO dosis única 1º día + 250 mg cada 24 horas durante 4 días. - En caso de foco de condensación neumónica, en lugar de azitromicina, se recomienda iniciar con ceftriaxona 2g cada 24h IV hasta mejoría clínica. Posteriormente, pasar a amoxicilina-clavulánico 875/125mg cada 8 horas oral hasta completar 14 días. En el entorno extrahospitalario, y solo si se sospe- cha de coinfección o sobreinfección bacteriana, hay que utilizar el tratamiento antibiótico de acuerdo con las recomendaciones habituales de neumonías adquiridas en la comunidad para adultos de cada territorio. En general, se recomienda amoxicilina 1 g/8 horas en pacientes sin factores de riesgo y amoxicilina/clavulánico 875 mg/8 horas en pacien- tes de riesgo. El manejo de la mujer embarazada infectada por SARS-CoV-2 debe correr a cargo de un equipo mul- tidisciplinar que establezca el lugar más adecuado para el correcto tratamiento del binomio madre-fe- to y que permita mantener el control y la pronta actuación en caso de deterioro materno o fetal o inicio trabajo de parto prematuro. Los cambios en el bienestar fetal pueden ser un pri- mer síntoma de deterioro materno. Basándonos en la experiencia adquirida en esta pandemia, las em- barazadas pueden tener un fallo respiratorio severo y en los casos más graves, la ventilación mecánica puede no ser suficiente para conseguir una adecua- da oxigenación. En estos casos, y en centros donde se tenga experiencia, se podría plantear la utiliza- ción de oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO). La vía y momento del parto deben ser evaluados de forma individual y multidisciplinar. La decisión de realizar un parto por vía vaginal o de una cesárea debe ser evaluada teniendo en cuenta el criterio obstétrico. Deberá valorarse con precaución la finalización del embarazo por diagnóstico de preeclampsia, ya que en los casos graves de COVID-19, la clínica de la propia infección puede simular una preeclampsia: hipertensión arterial, elevación de transaminasas, plaquetopenia e incremento de LDH, que volverán a la normalidad una vez finalizada la etapa aguda de la infección. En los casos graves, la finalización del embarazo debe considerarse en función del estado clínico de la madre, las semanas de embarazo y de acuerdo con el equipo de neonatología. La decisión debe ser multidiscipli- nar. Dado que no existen evidencias de transmisión vertical se recomienda mantener las medidas habitua- les de cuidado neonatal óptimo (clampaje tardío del cordón, contacto piel con piel inmediato y animar a la primera toma de pecho en la primera hora), salvo en aquellos casos en que lo impidan el estado clínico de la madre o del recién nacido o no se pueda asegurar un adecuado aislamiento madre-hijo (mascarilla, hi- giene de manos). Para la analgesia del dolor durante el trabajo de parto se aconseja la analgesia neuroaxial (epidural o combinada) de forma precoz, para evitar cualquier posibilidad de cesárea con anestesia general. Se debe tener un recuento plaquetario reciente (posibilidad de plaquetopenia leve). No se recomienda el uso de técnicas de analgesia inhalatoria por el elevado riesgo de generación de aerosoles y diseminación aérea del virus (21). La lactancia materna otorga muchos beneficios, como el potencial paso de anticuerpos madre-hijo frente al SARS-CoV-2, por ello y ante la evidencia actual se recomienda el mantenimiento de la lactancia mater- na desde el nacimiento, siempre que las condiciones clínicas del recién nacido y su madre así lo permitan. Por ello la OMS recomienda la lactancia exclusiva los primeros 6 meses de vida incluso en el caso de que la madre presente la infección por el nuevo coro- navirus SARS-CoV-2. (10-19) (36). El contacto piel a piel inmediato y continuado, incluyendo la técnica de la «madre canguro», mejora la regulación de la temperatura de los neonatos y varios otros indicado- res fisiológicos y se asocia a una mayor superviven- cia neonatal. Además, colocar al recién nacido junto a la madre permite una iniciación temprana de la lactancia ma- terna, lo que también reduce la mortalidad. Los numerosos beneficios del contacto piel a piel y la lactancia materna superan ampliamente los posibles riesgos de transmisión y enfermedad asociados a la COVID-19. Las madres que amamantan con COVID-19 presunta o confirmada deben: FINALIZACIÓN DEL EMBARAZO LACTANCIA MATERNA

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