Suplemento II · Revista nº 814
40 Modelo de atención al final de la quinta ola | Martos Pérez F, et al. Actual Med. 2021; 106(814). Supl2: 39- 44 S U P L E M E N T O C O V I D - 1 9 todos los sistemas sanitarios, han sido especialmente perjudicados. Además de ser más vulnerables ante la infección por SARS-Cov2, los pacientes con en- fermedades crónicas han empeorado su salud como consecuencias del deterioro de su atención sanita- ria durante la pandemia,,. Un estudio de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) estima que durante la primera fase de la pandemia uno de cada 5 pacientes con cáncer no se ha diagnosticado o se ha diagnosticado con una demora inaceptable. La restricción de los servicios sanitarios prestados a los pacientes no-COVID ha sido muy intensa y dura- dera. En los momentos más agudos de la pandemia, la frecuentación de urgencias por patologías no-CO- VID descendió de forma radical por el miedo al con- tagio, la concienciación ciudadana de la sobrecarga del sistema, y el efecto disuasorio de las demoras en la asistencia. La atención ambulatoria programada también fue afectada. Muchas citas de consultas ex- ternas, pruebas diagnósticas y procedimientos qui- rúrgicos no urgentes se cancelaron sin reprograma- ción posible, y a esto siguió una situación prolongada de acceso muy limitado a los servicios sanitarios. En diciembre de 2020 la demora media quirúrgica en el Sistema Nacional de Salud se incrementó un 22% y la de consulta un 12% (aunque llegó a alcanzar el 24% en junio 2020). Las actividades desarrolladas desde atención primaria frente a la COVID-19 (seguimien- to de pacientes más leves, contactos), descargaron las urgencias hospitalarias, pero disminuyeron la atención ambulatoria a patologías no-COVID, reper- cutiendo sobre indicadores de calidad asistencial. La población ha sufrido dificultades de acceso, sobre todo a la atención primaria. Muestra de ello son el marcado incremento de reclamaciones dirigidas, so- bre todo, a este ámbito de atención, . Una encuesta realizada a pacientes con enfermedades crónicas por la Plataforma de Organizaciones de Pacientes mostró que sólo el 53,3% de los pacientes había podido man- tener su seguimiento en atención primaria u hospital desde la finalización del primer estado de alarma, siendo la atención domiciliaria prácticamente supri- mida durante esta fase. Se sospecha que la mortalidad indirecta causada por la pandemia, originada por causas diferentes a la COVID-19, puede ser elevada. Un estudio realizado en Castilla-León evidenció que un tercio del exceso de fallecimientos totales declarados desde el inicio de la pandemia no estaban asociadas a la COVID-19. Es posible que parte de este desfase pueda deberse a un cierto grado de infra-notificación de la CO- VID-19 como causa de muerte. Sin embargo, a nivel mundial también se están registrando incrementos de mortalidad que superan (en un 50-60%) la mor- talidad registrada por COVID-19. Aún es prematu- ro afirmar que en España el deterioro de la atención sanitaria esté aumentando la mortalidad por otras enfermedades. Habrá que esperar a diciembre 2021, cuando se publicarán los datos de mortalidad por patologías de 2020 a través del Instituto Nacional de Estadística, para poder conocer la realidad. Algunas publicaciones en determinadas patologías o ámbitos hacen sospechar que se confirmará este impacto 10,, . Es probable que algunas consecuencias, como las re- lacionadas con patología neoplásica o las consecuen- cias de los cambios de los hábitos de vida, podrán tardar años en detectarse. En este panorama sombrío hay que reconocer que los profesionales sanitarios hospitalarios han realizado un gran esfuerzo. Algunos han atendido directamen- te a pacientes con COVID-19 (áreas de urgencias, medicina interna, neumología, cuidados intensi- vos), otros han colaborado apoyando a las áreas de urgencias para aliviar la presión; en planta o en las unidades de cuidados intensivos muchos facultativos y enfermeras de otras especialidades han apoyado a los servicios con mayor presión de pacientes con COVID-19. Auxiliares de enfermería, técnicos sani- tarios, celadores, administrativos, técnicos informá- ticos y de servicios generales de muchos centros han trabajado para reforzar áreas, reconfigurar espacios hospitalarios, instalar y adaptar tecnologías, asu- miendo en muchos casos tareas nuevas. La medicina interna ha demostrado de nuevo su vi- talidad, polivalencia y capacidad de adaptación. A finales de mayo de 2021 se realizó una encuesta en la que participaron 36 servicios de medicina interna andaluces, responsables de 3.929 ingresos por CO- VID-19 (62,9% de los ingresos realizados en servi- cios de medicina andaluces). Los resultados de esta encuesta mostraron que – hasta esa fecha - más del 86% de los ingresos hospitalarios fue asumido por internistas (67,1% por servicios de medicina inter- na general y 19,34% por internistas con especial de- dicación a enfermedades infecciosas), seguido por neumología con un 13,56%. Además de la actividad propiamente hospitalaria, los internistas andaluces participaron de forma activa en la medicalización de centros sociosanitarios. El 41,6% de los hospitales encuestados gestionaron residencias de su entorno, favoreciendo un uso eficiente de los recursos. Esta atención destacada a los pacientes con COVID-19 por parte de medicina interna ha sido muy acertada, al tratarse la enfermedad por SARS-Cov2 de un pro- ceso sistémico. La afectación de múltiples órganos (corazón, sistema nervioso, riñón), la respuesta hi- perinmune asociada, la alta incidencia de trombosis venosas y arteriales, condicionan un manejo en el que se exigen una visión global del paciente. La edad avanzada y comorbilidades asociadas en la mayoría de los casos graves también representan razones para la intervención de los internistas. Los internistas han contribuido además a la gene- ración de abundante conocimiento durante la pan- demia. Se han liderado o colaborado en estudios, registros y ensayos en relación con la COVID 19. Distintos servicios de medicina interna han tenido iniciativas formativas online, con miles de partici- pantes. El 76,5% de los servicios de medicina interna
RkJQdWJsaXNoZXIy ODI4MTE=