Revista nº 815

Sánchez Jiménez A, et al. | Tendencias suicidas en estudiantes universitarios 15 Actual Med.2022;107(815):9- 17 para solicitar ayuda en momentos de crisis (18). Adicionalmente, existen diferencias de gran contraste en la letalidad del método empleado para cometer el suicidio. Los hombres utilizan métodos mucho más efectivos, letales y violentos tal como armas de fuego o ahorcamiento; de forma contraria, las mujeres utilizan técnicas menos agresivas y certeras como el envenenamiento o el ahogamiento (4). Otro factor relacionado es el hecho de ser foráneo, lo que coincide con otros estudios que establecen que vivir solo o estar aislado socialmente aumenta el riesgo suicida (22), lo que podría deberse a una pobre o inexistente red de apoyo, siendo el mismo caso de los estudiantes solteros que no cuentan con vínculos afectivos. Se ha descrito una relación existente entre el consumo de alcohol como factor de riesgo para la conducta suicida en diversas investigaciones, tal es el caso de una meta análisis que incluyó 31 estudios encontrando una asociación entre el consumo de alcohol y la ideación suicida (OR=1,86;IC del 95%: 1,38,2,35), intento de suicidio (OR= 3,13; IC del 95%:2,45,3,81); y suicidio consumado (OR=2,59; IC del 95%:1,26, 2,21)(23). En la presente investigación de acuerdo a la prueba de Pearson se halló una relación significativa entre estas dos variables. El consumo prolongado de esta sustancia conduce a que los individuos ignoren sus responsabilidades y deberes familiares, laborales y sociales, lo que consecuentemente genera rechazo por parte de la sociedad, y desemboca sentimientos de frustración, enojo y minusvalía. Se torna un círculo vicioso, donde el alcohol es el alivio instantáneo y constante del que se valen para atenuar los sentimientos generados. Son justamente estas variables, patrones de consumo de alcohol y la personalidad del individuo lo que genera un factor de riesgo para el suicidio (24). Así mismo, se resalta que 18 personas han intentado suicidarse y 86 han pensado en cometerlo lo que claramente evidencia una conducta suicida. Diversos estudios estipulan que entre el 12 y el 25 % de los individuos que han intentado suicidarse volverán hacerlo dentro de un año y entre el 3 y el 9 % de los sobrevivientes, mueren por suicidio entre 1 y 5 años después del intento inicial de tal suerte que los antecedentes personales de suicidio, son factores de riesgo que encaminan a cometer el suicidio consumado en el futuro (25, 26). Los antecedentes personales de patologías psiquiátricas conforman un factor con frecuente asociación a las conductas suicidas. La depresión universalmente es el factor más estrechamente relacionado con cualquier tipo de conductas suicidas, ya que cerca de un 15% de los pacientes con depresión se suicidan (27,28). Dicho trastorno mental es frecuente, afectando a más de 300 millones de personas en el mundo, aunque en mayor medida a las mujeres; suele manifestarse con tristeza, pérdida de interés, culpa, trastornos del sueño, falta de apetito y concentración, por mencionar algunos (27). Del total de la muestra un 24% (n= 84), presentó depresión (leve a severa), siendo mayor en mujeres y foráneos. Es importante detectar cuadros de depresión en la vida adolescente ya que estos pueden predecir un trastorno de mayor gravedad en la vida adulta (29). Además de que puede ser considerado como un importante predictor de la conducta suicida (6), dado que es un factor de riesgo para el suicidio, ya que suelen exteriorizar de forma frecuente un deseo de morir o matarse como solución a sus problemas (30). Se estima que más del 50% de los suicidios se asocian con esta condición (31). Vivir dentro del núcleo familiar podría ser un factor protector para la depresión. Las mujeres presentan mayor disfunción familiar, así como los foráneos. Se puede apreciar cierta tendencia de desajuste en la funcionalidad familiar en aquellos estudiantes con mayor riesgo suicida, lo que concuerda con lo planteado por Ricardo González (32). Estas variables se asociaron a un mayor desenlace de ideación suicida, ya que se considera que el vivir dentro del núcleo familiar pueda ser una buena red de apoyo primario en los estudiantes (7). Una buena funcionalidad familiar es fundamental para el aprendizaje de métodos para la resolución de problemas, de ahí que el buen funcionamiento familiar permite cumplir idóneamente con los roles sociales pertinentes de cada individuo, así como una adecuada participación en la sociedad, tal como lo asegura Fromm (33,34). Diversos autores sostienen que los adolescentes con conductas suicidas carecen de apoyo emocional por parte de su familia (16). Acorde a los resultados hay un mayor porcentaje de estudiantes con depresión y con riesgo suicida y con algún tipo de disfunción familiar. Esta afirmación es congruente con la correlación de Pearson, donde se obtuvo una correlación negativa entre Plutchik y Apgar. Así, la presencia de una buena comunicación familiar, cercanía afectiva, y estabilidad familiar son factores protectores para la conducta suicida. CONCLUSIONES El suicidio se considera como un problema mundial de salud pública de etiología multicausal. La literatura reporta escasos estudios de investigación sobre la prevalencia suicida en estudiantes de medicina de universidades en Latinoamérica, aun sabiendo que la incidencia de la conducta suicida es mayor en la población estudiantil de esta licenciatura. La prevalencia de riesgo suicida en estudiantes de medicina de entre 18 a 24 años de la UPAEP, es del 22,9%. Las mujeres a comparación de los hombres, encabezan las tasas de ideación suicida y tienen mayor percepción de disfuncionalidad familiar. El vivir fuera del núcleo familiar es un factor posiblemente asociado con la depresión, signo más representativo de la conducta suicida.

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