Revista nº 817

Botía Martínez C, et al. | Ingeniería tisular en cirugía pediátrica 161 Actual Med.2023;108(817):157-164 lograr las cuatro funciones base de este órgano: absortiva, inmunológica, barrera y de motilidad (32). Son muchos los estudios realizados para proporcionar a las células progenitoras intestinales una buena plataforma física en la que integrarse (33). Kitano K. et al, demostraron que la descelularización mediante perfusión con detergentes de segmentos intestinales completos permitía obtener un scaffold acelular que preserva la ultraestructura vascular y vellosa (34). Sin embargo, con ello no se ha logrado obtener resultados satisfactorios desde el punto de vista absortivo en el reemplazo de grandes segmentos intestinales, y parecer ser esencial emplear scaffold s celularizados para lograr un buen tejido intestinal (35). Es importante también para el desarrollo de una correcta vascularización del tejido intestinal desarrollado mediante ingeniería tisular (TEI) identificar el mejor lugar de incubación in vivo para su maduración. Hasta ahora, la cavidad peritoneal parece ser el entorno in vivo ideal para la incubación de TEI, y se ha objetivado la obtención de buenos pedículos vasculares al implantar el TEI en zonas como la membrana del cuerno uterino, el mesenterio intestinal y el omento (36). Con este mismo fin, se están desarrollando trabajos enfocados al estudio de los mesangioblastos como posible fuente de derivados vasculares (37), así como el factor de crecimiento de fibroblastos básico (bFGF) que, a través de una liberación mantenida, ha demostrado en trabajos experimentales favorecer la angiogénesis así como estimular la proliferación de muchos componentes del tejido intestinal esenciales en su funcionamiento, como lo son las células del músculo liso (38). Asimismo los mesangioblastos contribuyen a la regeneración de la pared neuromuscular que, junto con las células de músculo liso intestinal constituyen un componente esencial para la restauración funcional de la contractilidad de cualquier órgano desarrollado mediante ingeniería tisular (37). Además de los miocitos, es necesario un plexo nervioso plenamente funcional que favorezca una motilidad efectiva, para lo cual las células madre pluripotentes inducidas (iPSC) y las células derivadas de la cresta neural están mostrando resultados prometedores (39). Fisura labiopalatina La fisura labiopalatina es la malformación congénita craneofacial más frecuente, con una incidencia aproximada de uno por cada 700 recién nacidos vivos (4,40,41). Actualmente, el manejo estándar es el cierre quirúrgico del defecto, tratándose de intervenciones complejas en las que no solo se persigue el cierre del paladar sino la corrección y/o prevención de problemas a menudo asociados de dicción, oclusión dentaria, otitis crónicas y déficits óseos maxilares (4). Los pacientes con fisura palatina a menudo presentan defectos óseos a nivel alveolar que ponen en peligro la erupción de piezas dentarias, el cierre de fístulas oronasales, y la simetría nasal debido a un soporte alar deficiente, además dificultan el tratamiento de ortodoncia adecuado para la alineación del arco dentario (41,42). El objetivo principal del tratamiento en estos casos es proporcionar una cresta ósea intacta en el lugar de la hendidura para lo cual sería ideal poder realizar una reparación temprana del defecto alveolar (injerto primario de hueso alveolar). Sin embargo, esto se ve dificultado por tejido donante insuficiente para el injerto en edades tempranas así como por la hipoplasia maxilar como consecuencia frecuente de esta pronta reparación (43). Por ello, hasta el momento el injerto óseo alveolar secundario una vez erupcionada la dentición permanente es el procedimiento de rutina empleado en estos pacientes (40,43). Debido a sus propiedades osteoinductivas y osteoconductoras (40) el gold standard en la reconstrucción de estos defectos continúa siendo el injerto de hueso autólogo (42,44), siendo la cresta ilíaca el utilizado con más frecuencia (43). A este respecto, se han desarrollado scaffolds de biocerámica impresos en 3D con carga de dipiridamol (DIPY-3DPBC) compuestos de fosfato beta-tricálcico (β-TCP) que, en ensayos con conejos, han dado como resultado un proceso de osteogénesis con adecuada vascularización y características histológicas y mecánicas comparables al hueso nativo, al mismo tiempo que muestran una degradación favorable del componente cerámico, lo que permitiría en última instancia un crecimiento craneofacial normal (45). Merecen especial interés en esta área de estudio las células madre obtenidas a partir de medula ósea y tejido adiposo (42,44), que han demostrado poseer un magnífico potencial regenerador óseo, tanto en defectos membranosos como endocondrales (40,42). Desde la descripción del tejido adiposo como potencial fuente de células multipotentes, muchos equipos trabajan en el estudio de las células estromales derivadas del tejido adiposo (ASC), así como en el desarrollo de protocolos para su obtención más óptima y su empleo en la regeneración ósea (46). Por otro lado, la estructura ósea palatina se ve afectada tras la reparación quirúrgica, modificando su composición de colágeno, proteoglicanos y glicoproteínas, y con ello favoreciendo la formación de zonas de fibrosis y cicatrices retráctiles. Hay estudios que señalan la importancia de proteger este hueso con sustitutos de mucosa oral para disminuir la formación de estas zonas fibrosas y favorecer con ello un correcto desarrollo palatino (47). En esta dirección se han realizado trabajos estudiando también la posible influencia en este proceso reparativo de la Integra® que, integrada en las zonas de hueso expuesto, favorece una mejor conformación ósea frente a aquella lograda en la cicatrización por segunda intención (48). En lo concerniente al tratamiento de las fístulas secundarias a la reparación quirúrgica, Sharif et al. publicaron recientemente un trabajo en el que se estudian las propiedades de una membrana de poliuretano y ácido poli-L-láctico (PLLA) funcionalizada con plasma

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