Revista nº 818

48 La Medicina Interna del pasado, presente y futuro | Díez García LF. Actual Med.2024;109(818):45- 49 tégico de la Medicina Interna en un entorno que había cambiado sin vuelta atrás y lo seguiría ha- ciendo en los próximos años. Por fin, se hicieron propuestas de largo alcance que redefinían el papel de la Medicina Interna, apostaban firmemente por su generalismo y polivalencia, se implicaban en la organización de nuevos modelos innovadores, en el liderazgo en la atención a los pacientes pluripatoló- gicos, en la coordinación con Medicina de Familia, en la asistencia compartida, en los cuidados palia- tivos…Quiero señalar que los internistas andaluces tuvieron un papel protagonista en el impulso de ese cambio. Desde Andalucía se impulsó, con el apoyo de la SADEMI, el Plan Estratégico de la Medicina Interna de Andalucía, que tras un análisis profundo de la situación, planteó las líneas de actuación en los siguientes años. Algunos de estas ideas se pre- sentaron en Sociedad durante el Congreso que la SADEMI realizó en Almería en el año 1.999. A nivel nacional la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) transformó sus estructuras y orga- nización y adoptó como propios principios y líneas de actuación señalados desde Andalucía. Desde una apuesta por el generalismo radical de todos los in- ternistas se abrió a la formación de grupos de tra- bajo que permitieran el desarrollo colaborativo de prácticas innovadoras y grupos de investigación en los temas de mayor interés para los internistas. El éxito de esta última idea fue espectacular y en la actualidad están integrados en la SEMI hasta 21 grupos de trabajo que han recogido el entusiasmo de la mayoría de los internistas y están liderando o coliderando con otros especialistas el desarrollo asistencial y el progreso de las distintas áreas de interés. El principal factor externo que condicionó el “re- surgimiento” de la Medicina Interna fue el progre- sivo envejecimiento de la población y el ingreso en nuestros hospitales de una población creciente y al fin mayoritaria con múltiples enfermedades, pro- blemas funcionales y sociales que no “encajaban” en la tradicional estructura de atención en Unida- des estanco “de órgano” de los hospitales. La Me- dicina Interna los asumió como propios y basó su desarrollo en la atención a los múltiples problemas que presentaban tanto en el ámbito médico como quirúrgico, hospitalario o ambulatorio, en coordi- nación con Atención Primaria, con especialidades quirúrgicas y con otras especialidades médicas. EL PRESENTE DE LA MEDICINA INTERNA La situación de la Medicina Interna en las primeras décadas de este siglo es buena y sólida y ha recu- perado su papel de “especialidad básica del sistema sanitario” especialmente a nivel hospitalario, como ser reconoció en un emocionante acto en Las Cor- tes Españolas hace escasas semanas. La expansión de Medicina Interna en múltiples áreas de interés, reflejadas a su vez en los distintos grupos de traba- jo de la SEMI, ha sido espectacular. En la mayoría de los hospitales, grandes, medianos o pequeños, la Medicina Interna es líder en actividad y recur- sos entre los servicios médicos, Y nuevamente, ante una nueva prueba a la capacidad de respuesta del Sistema Sanitario Público como fue la pandemia del COVID-19 han sido, otra vez los internistas, (por supuesto, que con la colaboración de otros compa- ñeros) los especialistas donde ha recaído la mayor carga asistencial a nivel hospitalario y los que han generado más altas por esta enfermedad, por enci- ma de otras especialidades o Unidades como Neu- mología, Infecciosas o Geriatría. La Medicina In- terna también está bien posicionada en el sistema, mantiene su prestigio docente y ha aumentado su potencial investigador. EL FUTURO DE LA MEDICINA INTERNA Pienso que el futuro de la Medicina Interna es op- timista; el generalismo en los hospitales ha llega- do para quedarse; la población envejecerá aún más; la mayoría de los pacientes ingresados, médicos y quirúrgicos, serán pluripatológicos y precisarán del apoyo de médicos generalistas y no es una quimera suponer un futuro, que ya es presente en algunos hospitales, de unidades médicas (Oncología) o qui- rúrgicas (Unidades de cadera) atendidas por inter- nistas con el apoyo de sus especialistas “primarios”. Creo que continuarán desarrollándose Unidades de Atención específicas preferentemente en consultas externas, muchas en colaboración con otras espe- cialidades: insuficiencia cardiaca, diabetes, riesgo vascular, enfermedades raras, enfermedad trom- boembólica… Tenemos que repensar nuestra rela- ción con Atención Primaria: colaboración máxima, pero cada uno en su ámbito propio de actuación: atención primaria y atención hospitalaria. Y tam- bién conseguir, de una vez por todas, que la po- blación española conozca mejor quienes somos los internistas mejorando nuestra imagen de marca. Sin embargo, también se está volviendo a hablar de la crisis de las especialidades más generalistas: Medicina de Familia, Medicina Interna, Geriatría y Pediatría. Esta percepción es más intensa respecto a la especialidad de Medicina de Familia, donde se prevé un déficit de médicos en los próximos años muy importante. Las malas condiciones laborales, la difícil progresión en la carrera docente o de in- vestigación, las pobres condiciones económicas, los problemas de conciliación familiar y el escaso pres- tigio social, están conduciendo a que las plazas de Medicina de Familia se seleccionen en los últimos lugares o queden vacantes en el MIR y los futuros especialistas elijan especialidades más tecnificadas.

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