Revista nº 818

Eduardo García Solá | Girón Irueste FM, et al. 52 Actual Med.2024;109(818):50- 62 No ejerció la llamada medicina privada, lo que no era muy frecuente en esa época; fue por tanto un profesor e investigador a tiempo completo, lo que le permitió dedicar mucho tiempo a la segunda tarea. Sin duda, la fortuna de su mujer ayudó mucho a ello. (10) Fue nombrado senador del Reino por la Universidad de Granada el 28 de julio de1901; consejero de Instruc- ción Pública el 23 de marzo de 1902 (11) y Gran Cruz de Isabel la Católica. Se casó el 26 de enero de1873 con María de la Au- rora Orejón Fernández de Córdoba, nacida en Loja en 1846. (12) Con ella tuvo a Aurora, Concep- ción y José. Concepción, andando el tiempo, sería la mujer de Víctor Escribano García (1870-1960), catedrático en Granada de Anatomía Topográfica y Operaciones . El discurso de inauguración del año académico 1882- 83, que le correspondió por antigüedad según es cos- tumbre, es de carácter histórico: “Algunos apuntes para la biografía del insigne médico antequerano Francisco Solano de Luque (1684-1738) ”. Pese a que la fama de este autor en su tiempo fue grande, su escrito sobre el pulso llegó a ser traducido al inglés, no pasa de ser un compendio de la especulación más desaforada. En 1910, el prestigio de García Solá en España, con referencia al origen y a naturaleza de la enfermedad era tal que, como hemos leído, se igualaba con las tres grandes figuras médicas de su tiempo: José de Letamendi, Amalio Gimeno, y Jaime Pi y Suñer. Según se nos ha afirmado por diversas vías tenía un fuerte carácter y a veces se hacía entender ele- vando la voz. En la universidad le llamaban solem- nemente “el amo”; pero también sabemos que era una persona cariñosa y muy familiar. Fue un agudo e incansable polemista, sosteniendo a ultranza sus razones, incluso con el mismísimo Pasteur, como lo recuerda la necrológica que apareció en 1922 en la revista catalana Treballs Societat Biologia . Y, so- bre todo, un consumado difusor de la información médica, publicando el mismo artículo en, a veces, tres revistas distintas. Las referencias que tenemos sobre su función docente nos lo muestran como un gran profesor, que perenemente se ocupaba de los alumnos, y dotado de cierta ironía. Le apodaban “solo de trombón” porque acostumbraba a imitar el sonido de este instrumento cuando iba distraído. Y también era un fumador empedernido, que aprove- chaba los últimos momentos de la clase para liar un cigarro, que a continuación se fumaba. En 1900 vivía en la calle San Matías 24-26 (hoy 20) de Granada y allí murió el 13 de enero de 1922. (13) Figura 2 . Claustro de profesores de la Facultad de Medicina en 1875. Figura 3 . Matrimonio Solá Orejón y sus hijos, fotografiados en La Alhambra. Figura 4 . Fotografía familiar. Arriba, Concepción y Víctor Escribano. Abajo, el ama, Eduardo García Solá, sus nietas y Aurora.

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