Revista nº 820

Grado de concordancia en la retinopatía diabética | Cámara-Pérez J, et al. 164 Actual Med.2024;109(820):1 61-165 mero de pacientes afectos de Diabetes Mellitus (DM) ha aumentado progresivamente, estimándose el paso de una cifra de 108 millones de personas en 1980 a un total de 422 millones en 2014, con un aumento de la prevalencia de diabetes a nivel mundial en adultos de 4.7% en 1980 hasta el 8,5% en 2014 [9]. De estos pa- cientes se estima que el 25,8% de los pacientes tienen complicaciones de retinopatía (no proliferativo 20.2%; proliferativo 4.7%; sin clasificar 0.7%; ceguera 0.1%) [10]. Según los resultados del estudio di@bet.es , se estima que la prevalencia de diabetes entre las personas ma- yores de 18 años de Andalucía es del 15.3%. Se estima además que alrededor de una de cada tres personas enfermas de diabetes desconoce que la padece [11]. Algunos estudios reportan que la RD está presente en la mayoría de los pacientes con diabetes tipo 1 (DM1) con más de 15 años de duración, y en casi todas las personas con diabetes de más de 20 años de evolución [12]. Otros factores de riesgo asociados con RD son el mal control glicémico, mayor edad, severidad de la retinopatía de base y mal control dia- bético [13] [14]. La alta prevalencia de la DM, y de la RD como com- plicación de ésta, pone de manifiesto la importan- cia de planes estratégicos enfocados no solo al tra- tamiento de la patología, sino a la prevención de la misma. Dentro de este enfoque surgió hace años el programa andaluz de detección precoz de la retino- patía diabética (PADPRD) entre el que se incluía el cribado de la RD, similar al existente actualmente en varias regiones de España. Para garantizar el éxito de dichos programas, se debe garantizar poca variación interobservador a la hora del estudio retinográfico entre el médico de atención primaria y el oftalmólo- go. Puesto que el programa andaluz de cribado lleva realizándose bastantes años se considera que puede servir como una buena muestra para valorar el grado de concordancia entre ambos especialistas engloban- do un periodo de tiempo prolongado. Otro de los objetivos que se pretendía conseguir con el PADPRD era evitar una demora excesiva entre el diagnóstico de RD por parte del MAP y su deriva- ción al oftalmólogo. En el caso de nuestro estudio se halló que el tiempo transcurrido entre ambos diag- nósticos se encuentra en un rango aceptable y con una media de solo 42 días. La concordancia en la interpretación de imágenes retinianas en la retinopatía diabética entre oftalmó- logos y MAP es buena en diferentes estudios reali- zados, con un índice Kappa de entre 0.78-0.95 [15] [16]. Sin embargo, hay estudios españoles que han demostrado obtener resultados discordantes según el especialista que observaba las retinografías. En Jaén, con un perfil poblacional similar al de nues- tra muestra, se realizó un estudio de diseño pareci- do, pero que solo incluía los años 2007 y 2008. De las 181 consideradas como patológicas por el MAP en el citado estudio, solo 59 fueron confirmadas como tales por el oftalmólogo (34%)[17], lo que supone un sobrediagnóstico por parte del MAP, que no fue ha- llado en nuestro estudio. Además, en el estudio reali- zado en Jaén, se encontró un grado de concordancia inferior al del presente estudio (Indice Kappa=0.408 ±0.039), similar al de otros centros en España[18], mientras que en el estudio actual el Indice Kappa es 0.656 ±0.028. Esta diferencia puede explicarse a que el periodo abarcado del primer estudio es menor, frente al mayor número de años estudiados del se- gundo, lo que puede facilitar una interpretación más global del sistema de cribado. En nuestro estudio, por tanto, se ha hallado un grado de concordancia mayor que en los estudios realizados en la misma área geográfica, el cual en base a la ca- tegorización más aceptada [19], se podría considerar como sustancialmente bueno, frente moderadamente bueno de los otros estudios. Esto se considera rele- vante, puesto que en este estudio se pretendía incluir pacientes de todo el periodo en el que el programa de cribado ha estado activo, lo que permite obtener una visión global del éxito del programa en su con- junto. Por lo tanto, teniendo en cuenta que se trata de una prueba de cribado, no diagnóstica, este grado de concordancia podría considerarse aceptable, ya que aunque sin ser plenamente óptima, sí es cierto que el 95,8% de los paciente en los que se detecta una anomalía por el MAP, se halla alguna alteración posteriormente al ser estudiado por el oftalmólogo, sea la detectada por el MAP u otra en otra área ana- tómica, por lo que la derivación se puede considerar como exitosa. Sin embargo, el hecho de que el grado de concor- dancia se extremadamente bajo en algunas áreas anatómicas, en especial en la papila, pone de ma- nifiesto la necesidad de una mayor unificación de criterio entre los oftalmólogos y los médicos de atención primaria. Además sería relevante investigar en futuros estudios el grado de influencia que puedan tener otras altera- ciones oculares en el diagnóstico de retinopatía dia- bética y si esto tiene influencia en la disminución del grado de concordancia entre ambos especialistas. CONCLUSIONES El grado de concordancia entre el MAP y el oftal- mólogo en el diagnóstico de lesiones por retinopatía diabética es sustancialmente bueno. Si se divide por áreas anatómicas del ojo, el índice kappa se mantiene mayoritariamente en el mismo rango aceptable. Sin embargo, en el caso concreto de la papila es grado de concordancia es limitado.

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