Revista nº 821
COVID-19, co-infecciones y resistencia antimicrobiana | Montoya-Madriz S, et al. 18 Actual Med.2025;110(821):9 -21 con antibióticos. Además, realizaron una compara- ción de los consolidados microbiológicos en un pe- riodo de dos meses de marzo a abril de 2019 y 2020. Encontraron que en el caso de los aislamientos de K. pneumoniae la susceptibilidad a las cefalosporinas, ci- profloxacina y meropenem bajó un 10%. Durante el primer mes de pandemia, se reportó a cinco pacientes con E. cloacae con metalobetalactamasa Nueva Del- hi (NDM), en cultivos respiratorios y hemocultivos. Todos provenían de la comunidad, sin exposición a centros hospitalarios ni provenientes del extranjero y cuatro de los cinco murieron por shock séptico. En el estudio realizado por Shah et al., (39) se reportó que el uso de antimicrobianos, sobre todo al principio de la pandemia era sumamente alto, de hasta 65% de prevalencia de su uso en los Estados Unidos (40). En este estudio de Komagamine et al., (41), analiza- ron los pacientes hospitalizados en el centro médico Tochigi en Japón de noviembre del 2020 a octubre del 2021. De los 1056 pacientes, un 50% presentaron un cuadro leve, un 29,6% fue moderado, 19,2% fue grave y 0,7% crítico. Apenas un 9,9% de pacientes tenían prescripción de antibióticos antes del ingreso, pero solo el 1,7% siguió recibiendo antimicrobianos duran- te la hospitalización. Solo se confirmaron siete mi- croorganismos coinfectando en seis pacientes, o sea un 0,6%. Esto sugirió que el hecho de no suministrar antibióticos de manera profiláctica no los hace más propensos a sufrir una coinfección. Pese a la diversidad de reportes asociados a pató- genos resistentes en el contexto de la pandemia por COVID-19, es importante considerar que en general el mayor consumo de antibióticos se da en países de medianos y bajos recursos, de manera similar a la dis- tribución de los microrganismos multirresistentes. Esto quedó evidenciado en un estudio realizado de resistencia a los antimicrobianos, donde se estimaron 4,95 millones de infecciones con agentes resistentes que llevaron a la muerte, y de esos 1,27 millones de muertes son atribuibles directamente a la resistencia. Los patógenos que se asociaron a una mayor carga de resistencia fueron E. coli, S. aureus, K. pneumoniae, S. pneumoniae, A. baumannii y P. aeruginosa (31). En la lista de la OMS el MRSA está dentro de los de alta prioridad, pero aún no dentro de los de prioridad crí- tica. Esto podría cambiar dada la dinámica de la ocu- rrencia de infecciones concomitantes al SARS-CoV-2 (25), como se observó también durante la pandemia de influenza H1N1. Con este último virus, el MRSA adquirió gran relevancia al ser uno de los aislamien- tos más frecuentemente encontrados en los reportes de coinfecciones por neumonías sobre todo prove- nientes de la comunidad (31). Basado en esta revisión, se pone en evidencia que la pandemia por COVID-19 ha sustentado la ya existen- te crisis de resistencia a los antimicrobianos desde distintos frentes, pero con el cese oficial del estado de emergencia y pandemia se han retomado las buenas prácticas en miras de contrarrestar los efectos de la misma, incluyendo: (i) retomar las medidas que evi- ten la prescripción sin supervisión e incremento en el uso de antibióticos de manera indiscriminada, (ii) reorganización de los programas de vigilancia como los PROA que permiten completar los informes de susceptibilidad a antimicrobianos, pese a la reasigna- ción de personal a otros puestos durante el colapso de los sistemas de salud, y (iii) redireccionamiento de los recursos económicos de nuevo a la vigilancia de resistencia, que en su momento se desviaron para aumentar la infraestructura y recursos médicos para hacer frente a la pandemia de COVID-19. Dentro de las limitaciones de este estudio, se eviden- ció una gran diversidad de condiciones y heterogenei- dad de los trabajos analizados en cuanto a población, número de muestras, estrategias de selección y méto- dos diagnósticos, definiciones de lo que es coinfec- ción, medidas de contención, periodo de tiempo, en- tre muchos otros. Tampoco se consideraron factores ambientales, medidas de protección y de contención, del huésped y de las variantes virales para las compa- raciones. En el caso de Latinoamérica, existen escasos datos de coinfecciones y comparaciones de perfiles de resistencia tras la pandemia por COVID-19. En Costa Rica, a pesar de contar con un sistema de salud cen- tralizado, no existen datos publicados sobre las coin- fecciones que se dieron en los pacientes internados por COVID-19 a nivel de la seguridad pública. CONCLUSIONES La pandemia por el agente SARS-CoV-2 tuvo un impacto en todos los ámbitos de la sociedad a nivel mundial. Pese a que aún se siguen estudiando las secuelas de la COVID-19, a nivel de salud han sido evidentes los cambios en los patrones de ocurrencia de infecciones concomitantes por bacterias multirre- sistentes a los antimicrobianos. Aun cuando existe una alta heterogeneidad en los estudios analizados, se coincide en revelar que las coinfecciones se presentan principalmente en pacientes con comorbilidades aso- ciadas, que tienden a tener un cuadro más grave de COVID-19 y mayor necesidad de cuidados especiales que alargan su estancia hospitalaria y por ende a au- menta la posibilidad de complicaciones e infecciones asociadas al cuidado de la salud. También, las coin- fecciones se relacionan con las prácticas iniciales de tratamiento indiscriminado con antibióticos por per- sonal clínico, redirección a la atención de pandemia y la situación de emergencia sanitaria en general. En los perfiles de resistencia antimicrobiana, se evi- denció la presencia de mecanismos de resistencia im- portantes, incluyendo un aumento en el reporte de MRSA, bacilos Gram negativos con BLEE o con NDM, con alta resistencia a carbapenémicos, a la polimixina B, entre otros, que se reportan principalmente para
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