Página 20 - Revista788

Versión de HTML Básico

20
Urbano Gómez M.
Glucosaminoglicanos urinarios en pacientes hipertensos con retinopatía
ojo, características de la enfermedad hipertensiva.
Hemos estudiado una serie de parámetros bioquímicos
clásicos de función renal, como son el ácido úrico y creatinina
séricas, microalbuminuria, creatinina en orina y aclaración de
cratinina y sus resultados los comparamos con la excreción
urinaria de GAG. Clínicamente se han considerado estos como
el marcador más sensible de daño tubular, y con importante
valor para distinguir entre daño glomerular y tubular (23). Se
eleva en patologías renales con especial afectación del túbulo
(pielonefritis, nefropatía tóxica y síndrome nefrótico), pero
también en situaciones en las que está involucrada una lesión del
parénquima renal como es la diabetes y la hipertensión arterial.
Las causas de la pérdida de selectividad de la barrera de
filtración y la consiguiente aparición de proteínas por la orina,
puede tener su origen en el aumento de la presión glomerular.
El mecanismo por el cual la proteinuria produce mayor deterioro
glomerular no se conoce con exactitud. Se ha postulado que
podría deberse a una desestructuración mecánica de la barrera de
filtración. Además en estas situaciones en las células podocitarias
se produce un aumento de la captación de macromoléculas
filtradas, que conducen a la formación de grandes vacuolas.
Esto provoca la aparición de lesiones estructurales y funcionales
irreversibles en estas células (24).
Por otra parte la pérdida de las propiedades selectivas de
la barrera de filtración glomerular puede aumentar el tránsito
de macromoléculas a través del mesangio que contribuye a la
activación de la célula mesangial y aumento de la síntesis de la
matriz mesangial lo que desemboca en la glomeruloesclerosis,
lesión fundamental de la nefropatía hipertensiva (25).
En un principio se comprobó que eran los GAG los que
se alteraban en el riñón hipertenso. Estudios experimentales
comprueban el incremento del ácido hialurónico y otros GAG en
la matriz extracelular renal de los pacientes hipertensos (26) y se
utiliza de forma sistematizada su excreción urinaria para evaluar
el grado de afectación renal (27).
En nuestro estudio comprobamos como la excreción urinaria
de GAG va en aumento en relación con el grado de retinopatía
hipertensiva. A la vista de estos resultados podemos afirmar que
la excreción urinaria de GAG, utilizada como posible marcador
de función renal en el paciente con nefropatía hipertensiva, se
relaciona con las lesiones retinianas y los cambios estructurales
ocurridos en la retina, durante la hipertensión arterial, sobre todo
en las fases avanzadas del proceso. Las alteraciones vasculares
en el riñón se producen en fases avanzadas de la enfermedad
(engrosamiento progresivo de las arterias de pequeño tamaño y
disminución del espacio intraluminal) y nosotros lo que medimos
es un marcador precoz de lesión renal. Sin embargo, a nivel de
la retina sí observamos estas alteraciones vasculares de forma
directa y la descripción de las lesiones en los estadios incipientes
de retinopatía, son muy subjetivas. También podemos atribuir
los cambios vasculares a la hipertensión, sin contemplar factores
como la edad u otros mecanismos de vasoconstricción arteriolar.
Por tanto, el hecho de que encontramos correlación entre
la excreción urinaria de GAG y las lesiones vasculares retinianas
solamente cuando éstas son muy manifiestas (retinopatía
grado III y IV) se puede deber a que es en ese momento cuando
las lesiones en el fondo de ojo van a producir importantes
alteraciones en los GAG, que son principales componentes de las
membranas basales de los distintos órganos.
Por tanto los GAG
eliminados en orina son un marcador de retinopatía avanzada.
REFERENCIAS
1. Wright JD, Hughes JP, Ostchega Y et al. Mean systolic and diastolic
blood pressure in adults age 18 and over in the United States 2001-2008.
Natl Hearth Stat Report 2011:1-17.
2. Rossignol P, Hosseini K, Tropeano AI, Fay R, Tsassaris a, Guillemin
F, Mounier-Vehier C. Target organ damage assessment in French hyper-
tensive patients without established cardiovascular or renal disease: re-
sults of the PREVENT-A study. J Hypertens 2013;31:177-185.
3. Kawasaki R, Cheung N, Wang JJ, Klein R, Klein BEK, Cotch MF,
Sharrett AR, Shea S, Islam A, Wong TY. Retinal vessel diameters and risk
of hypertension: the Multiethnic Study of Atherosclerosis. J Hypertens.
2009; 27: 2386–2393.
4. Wong TY, Wong T, Mitchell P. The eye in hypertension. Lancet
2007; 369: 425-429.
5. Gudmundsdottir H, Tearnhoj NC, Straud AH. Blood pressure de-
velopment and hypertensive retinopathy: 20-years follow-up of middle-
aged normotensive and hypertensive men. J Hum Hypertens 2010; 24:
505-509.
6. Hurcomb PG, Wolffsohn JS, Napperg A. Ocular signs of systemic
hypertension: a review. Opthal Physiol Opt 2001; 21:430-440.
7. Coresh J, Wei GL, McQuillan G, Brancati FL, Levey AS, Jones C,
Klag MJ. Prevalence of high blood pressure and elevated serum creatini-
ne level in the United States: findings from the third National Health and
Nutrition Examination Survey (1988-1994). Arch Intern Med 2001; 161:
1207-1211.
8. Shantha GP, Kumar AA, Bhaskar E. Hypertensive retinal changes,
a screening tool to predict microalbuminuria in hypertensive patient: a
cross-sectional study. Nephrol Dial Transplant 2010; 25: 1839-1843.
9. Mancia G, Laurent S, Agabiti-Rosei E, Ambrosioni E, Burnier M,
Caulfield MJ. Reappraisal of European guidelines of hypertension mana-
gement: a European Society of Hypertension Task force document. J Hy-
pertens 2009; 27: 2121-2158.
10. Kodama C, Kodama T, Yosizawa Z. Methods for analysis of uri-
nary glycosaminoglycans. J Chromatogr 1988; 429:293-313.
11. De Simone G, Devereux RB, Chinali M et al. Risk factors for arte-
rial hypertension in adults with initial optimal blood pressure: the Strong
Heart Study. Hypertension 2006; 47:162-167.
12. Berenson GS, Srinivasan SR, Baow et al. Association between
multiple cardiovascular risk factors and arteriosclerosis in children and
young adults. N Engl J Med 1998;338:1650-1656.
13. Kivimaki M, Batty GD, Singh-Manoux A et al. validating the Fra-
mingham Hypertension Risk Score: results from the Whitehall Ii study.
Hypertension 2009; 54: 496-503.
14. Hyman L, Schachat AP, He Q Leske MC. Hypertension, cardiovas-
cular disease, and age-related macular degeneration. Arch Ophthalmol
2000, 118: 351-360.
15. Dodson PM, Kritzinger EF. Medical cardiovascular treatment
trials: relevant to medical ophthalmology in 1997. Eye 1997;11: 3-11.
16. Hayreh SS, Zimmermann MB, Podhajsky P. incidence of various
types of retinal vein occlusion and their recurrence and demographic cha-
racteristics. Am J Ophthalmol 1994;103: 429-441.
17. Cheung N, Bluemke DA, Klein R et al. retinal arteriolar narrowing
and left ventricular remodeling the multi-ethnic sudy od atherosclerosis. J
Am Coll Cardiol 2007; 50: 48-53.
18. Khosla N, Kalaizidis R, Bakris GL. The kidney, hypertension, and
remaining changes. Med Clin N Am 2009; 93: 697-703.
19. Grayson PC, Kim SY, LaValley M, Choi HK. Hyperuricemia and
Incident Hypertension: A Systematic Review and Meta-Analysis. Arthritis
Care Res. 2011; 63: 102–110.
20. Menon V, Shlipak MG, Wang X et al. Cystatin C as a risk factor
for outcomes in chronic kidney disease. Ann Intern Med 2007; 147: 19-27.
21. Pérez Blanco FJ, Morales Camacho L, Miras Parra FJ, Rodriguez
Cuartero A. Urinary glycosaminoglycans and their relationship to microal-
buminuria in arterial hypertension. Nephron 1999;81: 444-445.
22. Perez Blanco FJ, Muñoz Casaubón T, Miras Parra FJ, Pérez Chica
G, Rodríguez Cuartero A. Urinary activity of betaglucuronidase and excre-
tion of glycoaminoglycans in the diagnosis of diabetic nephropathy. Clin.
Nephrol. 2000; 53:156-158.
23. Pérez Blanco FJ, Moreno G, Cantero J, Rodriguez Cuartero A.
Urinary excretion of glycosaminoglycans in patients with early diabetic
nephropathy. Nephron 1996; 73: 344-345.