12
              
            
            
              
                Rafael Rodríguez-Contreras Pelayo
              
            
            
              
                Sistema sanitario público/privado
              
            
            
              
                INTRODUCCIÓN
              
            
            
              España - con un gasto sanitario por habitante menor que
            
            
              el de la media de los países de la OCDE, y cuyo crecimiento ha
            
            
              controlado con más eficacia - (1,2), está obligada, si quiere
            
            
              proteger su Sistema Nacional de Salud (SNS), a realizar en él
            
            
              reformas estructurales, que aborden seriamente la situación de la
            
            
              creciente, opaca y descontrolada deuda sanitaria y que mejoren
            
            
              su calidad, equidad y eficiencia.
            
            
              Para ello se hace indispensable que las administraciones
            
            
              asuman el compromiso de priorizar el sistema sanitario público,
            
            
              a través de mejoras tanto de su dotación financiera, como sobre
            
            
              todo organizativa y de gestión, realizadas de forma trasparente,
            
            
              que permitan ser evaluadas por entes independientes y cualifica-
            
            
              dos, luchando para garantizar su sustentabilidad, dada su enorme
            
            
              importancia para mantener la estabilidad social.
            
            
              Asimismo sería necesario conocer la evolución de carac-
            
            
              terísticas esenciales que definen la calidad de un sistema sani-
            
            
              tario como son: la continuidad en la atención, la integración de
            
            
              los niveles asistenciales, la accesibilidad y la aceptabilidad de los
            
            
              usuarios.
            
            
              No disponemos de información suficiente en relación a las
            
            
              dos primeras características. La que existe muestra que, si bien
            
            
              han mejorado desde el inicio de la reforma sanitaria, todavía tie-
            
            
              nen mucho camino por recorrer (3,4).
            
            
              Sí la hay, aunque opaca e insuficiente sobre la accesibilidad,
            
            
              conociéndose en relación a las listas de espera, que los enfermos
            
            
              quirúrgicos, tienen 76 días como tiempo medio de espera y que
            
            
              más del 9´8% de los pacientes deben aguardar por encima de seis
            
            
              meses para ser operados. Asimismo un 37% de los enfermos, su-
            
            
              fren un retraso de más de sesenta días para acceder a las consul-
            
            
              tas del SNS (5).
            
            
              Las encuestas que el Ministerio de Sanidad pone en mar-
            
            
              cha para conocer la valoración - aceptabilidad - que le otorgan los
            
            
              ciudadanos, nos indican que ha crecido la proporción de los que
            
            
              creen que dicho sistema funciona bastante bien o sólo bien pero
            
            
              que necesita cambios. Aunque un 28.1% de los varones y un 24%
            
            
              de las mujeres consideran que estos,deben ser cambios funda-
            
            
              mentales ó que debe rehacerse por completo.
            
            
              Asimismo, la mayoría prefieren, en una proporción cercana
            
            
              al doble, los centros públicos (hospitalización, consultas de aten-
            
            
              ción primaria y urgencias) a los privados. Teniendo en la mejor
            
            
              tecnología y en la superior capacitación de sus profesionales, las
            
            
              principales razones para su elección; mientras que en la demora a la
            
            
              atención y en la falta de confort, las principales para su rechazo (6).
            
            
              Si bien estos valores reflejan la opinión de los ciudadanos,
            
            
              entre los profesionales, crece el número de quienes se sienten
            
            
              agraviados y en muchos casos excluidos, por un modelo donde
            
            
              la promoción viene asociada más a la pertenencia política, que
            
            
              al rigor y cualificación profesional, cosa que genera ineficiencia y
            
            
              denota la politización de la gestión (7).
            
            
              Recientemente la CEOE, señala que se ha producido en Es-
            
            
              paña un crecimiento desbordante, entre 2003-2009, tanto del
            
            
              personal como del gasto en las Comunidades Autónomas, prin-
            
            
              cipalmente en sanidad y educación, indicando que “los mayores
            
            
              incrementos no están en el aumento del número de funcionarios
            
            
              o en los sueldos regidos por los presupuestos, sino en el abultado
            
            
              crecimiento de organismos, entes, empresas y agencias públicas
            
            
              que han podido eludir el control del gasto público (8).
            
            
              Definir el nivel óptimo del gasto total en salud, su composi-
            
            
              ción público/privada, la organización del sistema y su estructu-
            
            
              ra de gestión, con el fin de alcanzar los mejores resultados con
            
            
              iguales recursos, es tarea de gran complejidad al afectar tanto a
            
            
              elementos técnicos, como ideológicos, culturales y políticos de
            
            
              la sociedad.(9) Pero ello debe estimularnos para intentar racio-
            
            
              nalizar el análisis a partir de experiencias reales, aún a sabiendas
            
            
              de que la gran diversidad de los sistemas sanitarios existentes y
            
            
              la de los países en los que están inmersos, hará difícil alcanzar
            
            
              dicho objetivo, porque no permitirá eliminar completamente los
            
            
              sesgos inherentes.
            
            
              Desde una aproximación epidemiológica de salud pública
            
            
              vamos intentar analizar si existe relación entre la razón del gasto
            
            
              sanitario público/privado y la equidad (universalidad e igualdad
            
            
              en el acceso, calidad y prestaciones) y la eficiencia (relación entre
            
            
              los resultados sanitarios obtenidos en la población y los costes de
            
            
              los recursos movilizados para su implementación) de los sistemas
            
            
              sanitarios de diversos países asociada a su nivel de desarrollo.
            
            
              La Organización Mundial de la Salud (2008) (10) señala una
            
            
              correlación clara entre nivel de desarrollo bajo y el elevado por-
            
            
              centaje del gasto sanitario privado. Así, en las economías sanita-
            
            
              rias de gasto y crecimiento bajo más del 65% del total del gasto
            
            
              sanitario corresponde a gasto privado, mientras que en las eco-
            
            
              nomías sanitarias de desarrollo elevado alrededor del 60% del
            
            
              total del gasto corresponde a gasto público. Señalándose como
            
            
              salvedad que sólo EE.UU. entre los países muy ricos, presenta
            
            
              un gasto sanitario privado superior al público, a semejanza de lo
            
            
              que ocurría entre las naciones pobres. La India presenta, como
            
            
              privado, cerca del 80% del total del gasto sanitario.
            
            
              
                MATERIAL Y MÉTODOS
              
            
            
              Los datos de donde partimos proceden del Informe sobre
            
            
              Desarrollo Humano 2007-2008 del PNUD (11), de los que
            
            
              se consideran: su número en la clasificación según el Índice
            
            
              de Desarrollo Humano, el gasto sanitario público y privado
            
            
              expresados como porcentajes del valor del Producto Interior
            
            
              Bruto (PIB) y el gasto sanitario total per cápita ajustado por
            
            
              paridad de poder adquisitivo (para poder hacer comparaciones
            
            
              no sesgadas). También de las estadísticas de la Organización de
            
            
              Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) de 2011 (1, 12, 13)
            
            
              referidas a la estructura del gasto sanitario en 2009 – público y
            
            
              privado- como porcentaje del total del gasto, así como el gasto
            
            
              total sanitario por habitante ajustado por paridad de poder
            
            
              adquisitivo.
            
            
              
                RESULTADOS
              
            
            
              Si analizamos los valores de España -que ocupaba el número
            
            
              trece de la clasificación del Programa de las Naciones Unidas para
            
            
              el Desarrollo (PNUD) en el Informe sobre desarrollo humano
            
            
              2007-2008 en relación al del resto de países que ocupan los
            
            
              primeros veintidós lugares, nos encontramos:
            
            
              1º Nuestro gasto total sanitario por habitante ajustado por
            
            
              paridad de poder adquisitivo (2.099 dólares), es sólo superior al
            
            
              de Nueva Zelanda e inferior al resto de los otros veinte. (Tabla nº 1).
            
            
              2º La proporción del gasto sanitario privado frente al público
            
            
              en España, es superior a la de Islandia, Noruega, Irlanda, Suecia,
            
            
              Japón, Países Bajos, Francia, Finlandia, Dinamarca, Austria, Reino
            
            
              Unido, Bélgica, Luxemburgo, N. Zelanda, Italia y Alemania y sólo
            
            
              menor a la de Australia, Canadá, Suiza y EE.UU. (Tabla nº 1).
            
            
              Si realizamos ahora comparaciones de nuestros valores, con
            
            
              los de las Naciones miembros de la OCDE y en base a las últimas
            
            
              cifras publicadas en 2011 (1, 12, 13), nos encontramos:
            
            
              3º El gasto total sanitario por habitante, ajustado por pari-
            
            
              dad de poder adquisitivo, sitúa a España con 3.067 dólares, por
            
            
              debajo de la media de la OCDE, donde sólo Grecia, Polonia y Por-
            
            
              tugal, de entre un total de dieciocho miembros europeos, desti-
            
            
              nanmenor cantidad de recursos per cápita que nosotros. (Tabla nº 2)
            
            
              4º Nuestra proporción de gasto privado frente al público, es
            
            
              superior a la de Austria, Alemania, Bélgica, Dinamarca, Finlandia,
            
            
              Francia, Islandia, Italia, Japón, Luxemburgo, Noruega, Reino
            
            
              Unido y Suecia e inferior a la de Australia, Canadá, Corea, Chile,
            
            
              Estados Unidos, Grecia, México, Polonia, Portugal, Suiza y Turquía.
            
            
              (Tabla nº 2)
            
            
              5º Que de entre todos los países de la OCDE, sólo México,
            
            
              Chile y EE.UU. (este último - el principal ejemplo del país que más
            
            
              apuesta por el mercado de aseguradoras privadas- tiene el gasto
            
            
              sanitario por habitante más elevado del mundo y una atención
            
            
              que deja sin seguro médico aproximadamente a 46 millones de
            
            
              personas), presentan gastos privados en salud superiores a los