Aula de Medicina Interna

Una internista en familia en Dublín

An internist surrounded by family in Dublin

Sánchez-García, Esther1

1. Profesora Asociada de la Universidad de Sevilla. Departamento de Medicina. Médico Especialista en Medicina Interna. UGC de Medicina Interna. Hospital Universitario Virgen de Valme

Actual Med.2025;110(821):54-55 DOI: 10.15568/am.2025.821.ami01

Recibido: 21/12/2024
Revisado: 22/01/2025
Aceptado: 02/03/2025

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Aunque los años pasen y a veces la vida parezca caer en la monotonía, siempre hay que seguir buscando nuevas experiencias. Al menos, así lo veo yo. Y cuando la vida te brinda una oportunidad distinta, hay que aprovecharla.

A pesar de que no era la primera vez que trabajaba en otro país, esta ocasión fue completamente diferente: una verdadera experiencia de vida.

Hace casi 20 años tuve la suerte de realizar parte de mi formación como residente en enfermedades autoinmunes sistémicas en Londres, en la Lupus Unit del St. Thomas’ Hospital. Me fui sola, y aquella etapa marcó un antes y un después no solo en lo personal —que, por supuesto, también— sino en lo profesional. Me enamoré de estas patologías desde una nueva perspectiva, ampliando mi visión de la medicina, haciéndome preguntas que aún hoy sigo intentando responder para mejorar mi práctica clínica. Compatibilicé el trabajo asistencial con el investigador, unidos ambos por el mismo hilo conductor. Fue un reto comenzar desde cero, sin conocer a nadie, en una ciudad tan grande como Londres. Pero entonces tenía veintitantos… y todo parecía posible.

Hace dos años, volvió a despertarse en mí esa necesidad imperiosa de aprender, de salir de mi zona de confort y explorar nuevos campos emergentes. Desde que inicié mi carrera profesional, la inmunología ha evolucionado de forma radical, superando compartimentos estancos para ofrecer una visión integrada del sistema inmune. En ese contexto, las inmunodeficiencias emergían como territorios aún poco explorados, y me di cuenta de que mis conocimientos en ese ámbito eran limitados. Fue entonces cuando me pregunté: ¿por qué no intentarlo una vez más? Y comenzó una nueva búsqueda. PubMed, fuente inagotable de conocimientos científicos en la era pre-IA, me ayudó a buscar los centros de excelencia de estas patologías en Europa. Una de mis limitaciones era que fuera un país anglosajón para poder comunicarme con los pacientes, así como con los compañeros, y de ese modo, surgió St. James’s Hospital. Es el hospital más grande de Irlanda y su Unidad de Inmunología es una de las más importantes y con mayor número de artículos en inmunodeficiencias de Europa. Tienen más de 100 publicaciones en estas patologías y los Dres. David M. Edgar y Niall Conlon forman parte del European Society for Immunodeficiencies (ESID) Registry Working Party, contribuyendo activamente en el registro y formando parte del equipo asesor de consenso en estas patologías. Por todo ello, es un centro de excelencia en Inmunología. En su cartera de servicios no solo incluyen estas enfermedades, sino toda aquella patología del sistema inmunológico, incluyendo alergias, entidades por hipersensibilidad, enfermedades autoinmunes y autoinflamatorias, así como inmunodeficiencias.

Pero esta vez todo era distinto. Tenía más de cuarenta años, una familia, y dos hijos de nueve años: Ana y Juan. Irme sola ya no era una opción. Así que, junto a mi marido, comenzamos a plantearnos la posibilidad de irnos mis hijos y yo un trimestre. Muchos lo vieron como una locura irrealizable, pero poco a poco todo fue encajando: el colegio de los niños nos dio su aprobación, mi hospital y mi jefe apoyaron el proyecto, y logré el respaldo económico gracias a una beca de nuestra sociedad, SADEMI. Lo que parecía imposible se convirtió en realidad.

Hace algo más de un año, hicimos las maletas y volamos rumbo a Irlanda. Íbamos con miedo a lo desconocido, pero también llenos de ilusión.

La llegada fue complicada: encontrar alojamiento en una ciudad en pleno auge económico, bajo un cielo gris y lluvioso, con precios altísimos, no fue tarea fácil. Pero poco a poco, todo empezó a tomar forma. En un día gélido y nevado, comencé a trabajar en el Departamento de Inmunología del St. James’s Hospital, el más grande del país. Volvía a integrarme en un gran hospital, con nuevos compañeros, otra forma de trabajo y, cómo no, en inglés.

La acogida fue excepcional. Desde el personal administrativo hasta los enfermeros, residentes, investigadores, técnicos de laboratorio y responsables del servicio, todos me hicieron sentir parte del equipo. Compartieron conmigo sus amplios conocimientos, me abrieron las puertas a una disciplina hasta entonces desconocida, y me permitieron observar de cerca no solo a pacientes con patologías complejas, sino también participar en la Unidad de Día, participar en la toma de decisiones, asistir a sesiones especializadas en el Trinity College y sumergirme en el laboratorio. Aprendí a interpretar patrones de ANA (anticuerpos antinucleares, para los que no estéis familiarizados), analizar subpoblaciones linfocitarias y realizar pruebas específicas como el test de oxidación de neutrófilos.

Pero más allá de lo científico, me llevé algo aún más valioso: una experiencia inolvidable en familia. Mis hijos descubrieron la diversidad cultural, racial y religiosa; se integraron en un club de baloncesto local, probaron nuevos deportes y formas de ocio. Conocimos un país maravilloso y acogedor, perdimos el miedo a salir de nuestra zona de confort y nos llevamos el cariño de muchos nuevos amigos de diferentes nacionalidades.

Siempre recordaremos aquel trimestre en la isla esmeralda: los días fríos, la lluvia constante… pero también la calidez de su gente. Esta experiencia ha dejado una huella imborrable en nuestras vidas.

Por todo ello, con estas palabras, quiero animaros a vivir intensamente, a no dejar pasar las oportunidades. Nuestra profesión nos muestra cada día la cara más dura de la vida: la enfermedad, el sufrimiento… pero también nos invita a superarnos, a seguir aprendiendo, sin importar los años ni los obstáculos. Porque en medicina, como en la vida, nada es imposible.

¡Gracias a todos los que habéis hecho que esta locura se haya hecho realidad!

INFORMACIÓN DEL ARTÍCULO

Conflicto de intereses: Los autores de este artículo declaran no tener ningún tipo de conflicto de intereses respecto a lo expuesto en el presente trabajo.

Correspondencia: Esther Sánchez-García. Avda. de Bellavista, s/n, 41014. Sevilla. Email: esthersanga@gmail.com