Historia, Conmemoraciones y Aniversarios
El plagio científico
Plagiarism in scientific research
Actual. Med. 2018; 103: (804): 106-107 DOI: 10.15568/am.2018.804.hca01
Enviado: 24-06-2018
Revisado: 28-07-2018
Aceptado: 25-08-2018
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Estamos asistiendo a acusaciones de plagio para conseguir títulos con la finalidad de enriquecer los currículos. No es fácil probar las acusaciones existiendo como existen innumerables redes y ámbitos de internet.
Los plagios pueden ser un delito contra la propiedad intelectual si bien algunas imputaciones no tienen ningún sentido. Hace tiempo se acusó de plagio a Navokov parece que sin razón alguna. Suele suceder con frecuencia. También se dijo en otra ocasión que su obra “La invitación a una decapitación” era una copia de Kafka sin fundamento alguno.
Según el Eclesiastés no hay nada nuevo bajo el sol. Los autores son fruto de sus lecturas y reciben, sin querer, influencias que apenas se advierten. Nadie crea algo absolutamente nuevo y algunas acusaciones no tienen sentido. No hay gran autor que se haya librado de ser tachado de plagiario, incluso Cervantes del que se dijo que tomó varios capítulos del Ayax de Sófocles para Don Quijote y según Julio Casares en su obra “Crítica Profana”, Valle Inclán en la “Sonata de Primavera” “siguió” fielmente a D’Anunzzio . En fin, la enumeración sería larga, aunque no puede negarse que el plagio realmente existe. Por ejemplo la famosa teoría de la división de poderes de Montesquieu fue formulada muchos siglos antes por Aristóteles, aunque hay que señalar que el francés hacía constantes alusiones al Estagirita aunque la historia le atribuyó la tesis sin discusión. Algunos creadores no fueron tan nobles, Descartes, según nos dice Menéndez Pelayo en su obra “La ciencia Española” copió sus argumentos de la obra del jesuita español Gómez Pereira, titulada “Antoniana Margarita” publicada varios años antes en Medina del Campo que él, sin duda, conocía pues estudió tiempo después en el colegio jesuita francés de La fleche.
También ha habido plagio en el mundo científico. Investigadores poco honestos se apropiaron de los descubrimientos de otros. En España lo sufrió de forma flagrante el descubridor de la anestesia epidural que fue nuestro compatriota el Doctor Fidel Pagés Miravé.
Este eminente médico nacido en Huesca, cursó medicina en la Universidad de Zaragoza con premio extraordinario y el doctorado en Madrid. En el año 1921 se le nombró jefe del Hospital de Melilla debiendo realizar numerosas intervenciones quirúrgicas a los heridos en la guerra de África. Ese mismo año fundó la Revista Española de Cirugía y en ella publicó su trabajo titulado “Anestesia Metamérica”.
Durante la primera guerra mundial en febrero de 1917 por su gran prestigio había sido designado Delegado del Embajador de España en Viena al servicio de la Inspección de los campos de prisioneros de guerra de Austria-Hungría en colaboración con el Dr.Werner. Su trabajo fue heroico. Murieron varios médicos españoles por las condiciones tan precarias de los campos, también él enfermó gravemente y hubo de ser repatriado.
La técnica descubierta por Pagés se aplicó en obstetricia a partir de 1935. El Dr.Bonnica (1917-1994) un médico italiano que emigró a América con 11 años, reivindicó en los EEUU el nombre del español. Su aplicación a la obstetricia comenzó en dicho año y se ha generalizado para el control del dolor, tanto agudo como crónico.
El Dr. Pagés Murió muy joven en accidente de automóvil dejando viuda y cinco huérfanos muy pequeños. Este luctuoso hecho provocó que su descubrimiento fuese poco conocido. Quizá debido por esta circunstancia un médico italiano llamado Dogliotti, en un congreso celebrado en España en 1932 presentó como suya esta técnica de anestesia. Un doctor argentino, el Doctor Gutiérrez desveló en la Revista de Cirugía Argentina que el invento presentado por Dogliotti tenía la paternidad del español, reconociendo posteriormente el propio Dogliotti el plagio.
Cuando se detecta un plagio debe darse a conocer para evitar equívocos y para que no vuelva a suceder.
Las personas que consagran su vida a la ciencia deben ser admiradas y protegidas por toda la sociedad. Como ha mantenido el profesor Laín Entralgo los descubrimientos no aparecen por azar, “…no son un tesoro súbitamente encontrado sino producto de una búsqueda, y la búsqueda lleva consigo el esfuerzo de años”. Parece que han llegado al descubridor como un regalo del cielo, pero nunca los hubiera tenido en “sus manos” sin un intenso estudio. A veces encierran la consagración de toda una vida y en cuanto el inventor elabora la obra, llega a ser fecunda.
En España justo es reconocer que se han realizado estudios sobre Pagés como el de los doctores Herrera y M. Mulas, artículos importantes publicados por el Dr. Beláustegui en la editorial del Ministerio de Defensa y una tesis doctoral de extraordinario presentada por el Dr. Ignacio Velázquez con gran riqueza y profusión de datos.
D. Pedro Laín Entralgo dice sobre el asunto que la creación científica, económica, artística, posee siempre un carácter ético. Con su obra el autor responde de ella ante “el Tribunal de la Historia”. Un descubrimiento es una acción importante que merece que recordemos a su verdadero autor. Cada vez que utilizamos un invento realizamos un homenaje a su descubridor. Siempre que se aplique la anestesia epidural, que forma ya parte de nuestro lenguaje cotidiano, sobre todo en referencia a los partos, debe recordarse al Dr. Pagés y lo mismo sucede con Pascal, Fleming, …, y tantos otros cuyos trabajos han resultado un auténtico beneficio para la humanidad.
Sin duda alguna, atribuirse el trabajo y el esfuerzo de otra persona debe merecer un verdadero reproche social. La apropiación puede ser un delito.