Background Image
Table of Contents Table of Contents
Previous Page  22 / 48 Next Page
Basic version Information
Show Menu
Previous Page 22 / 48 Next Page
Page Background

22

original

SUPLEMENTO

Sociedad Andaluzade Neurocirugía

Actual. Med.

2017; 102: (800). Supl. 22-48

estadísticamente significativa entre la primera arteriografía

negativa y la edad del paciente (p=0.314).

En el análisis de contraste de hipótesis para relacionar

las mismas variables expuestas en el párrafo anterior con la

realización de la segunda arteriografía (resultado negativo),

encontrándose una relación estadísticamente significativa solo

para el tabaquismo, específicamente con los no fumadores

(p=0.025). No se halló relación con ninguna de las demás

variables.

En cuanto al contraste entre el patrón de sangrado en la TAC

y las demás variables estudiadas, se observó una clara relación

entre ésta y el grado de la escala de Fisher (p=0.00) (Figura 1). Los

pacientes con una hemorragia difusa tuvieron un grado Fisher más

elevado (III y IV) que aquellos con un patrón perimesencefálico (II

y, menos frecuente, III).

El coeficiente de concordancia interobservador Kappa fue

del 100% para la negatividad de las arteriografías.

Sólo dos pacientes presentaron alguna reacción adversa

a la arteriografía: reacción alérgica al contraste yodado (no

especificada) y una estenosis de la arteria femoral. Ningún

paciente presentó ceguera cortical transitoria secundaria a la

arteriografía.

DISCUSIÓN

El porcentaje de HSA idiopáticas (HSAi), 21.4%, es similar

al presentado por estudios españoles e italianos, y ligeramente

por encima de los resultados presentados en otros países

(Estados Unidos, Canadá, Korea del Sur, Gran Bretaña) (3-7,10-

12,14-24,29).

A pesar de que la incidencia de HSA es mayor en mujeres

que en hombres, la incidencia de HSAi es mayor en hombres

que en mujeres (61% frente al 39%), tal como lo refieren la

mayoría de estudios (2-7,9,10,14-,17,20,22-24). La media de

edad entre los pacientes con HSAi (56 años) también es similar

(3-6,11,1518,21-24,26). De igual modo, la proporción de los

diferentes patrones de sangrado en las HSAi se corresponde, de

forma aproximada, con lo descrito hasta ahora en la literatura

(4,5,10,15-17,20-23).

Entre las características de los pacientes que más

influyen en un resultado negativo en la primera arteriografía

se encuentran: los grados intermedios de Fisher y los bajos de

Hunt & Hess, los pacientes varones, los no hipertensos, los no

fumadores y los alcohólicos.

La menor frecuencia de vasoespasmo y de otras

complicaciones, puede indicar que pacientes con este perfil

se beneficiarían de otra prueba vascular diagnóstica en lugar

de una arteriografía, como la angioRM o el angioTC. Por otro

lado, tan solo encontramos un falso negativo que fue positivo

en el angioTC posterior, lo cual corrobora la baja tasa de falsos

negativos de la arteriografía inicial descrita en la bibliografía

(17,18), y el posible beneficio de otra prueba menos invasiva

en su lugar.

En cuanto a la realización de una segunda arteriografía,

podríamos decir que menos pacientes de lo esperado fueron

sometidos a ella. Dentro de las razones se halló que no llegó a

realizarse la segunda arteriografía solicitada (por haber fallecido,

o cambiar de área hospitalaria), o porque se solicitó otro estudio

en su lugar (angioRM o angioTC). A pesar de ello, encontramos

un 0% de segundas arteriografías positivas, es decir, no se

encontró ninguna causa vascular de la hemorragia en ninguna

de las arteriografías de control realizadas. Estos resultados no

se corresponden, en general, con estudios anteriores en los que

encontramos un rendimiento diagnóstico bajo de una segunda

arteriografía (aproximadamente un 10%) (5,6,12,17-20), pero

tan ínfimos como el 0% descrito en nuestra serie.

Sin embargo, estas conclusiones no son del todo fiables,

debido al carácter retrospectivo del estudio, probablemente el

tiempo transcurrido entre la primera y la segunda arteriografía

(puesto que en la mayoría de estudios no supera los treinta

días (5-7,12,16-18,22,23,29), frente a los seis meses de media

obtenidos), y no existir una homogeneidad en las proporciones

de arteriografías de control en los distintos patrones de HSA

(se observó una pequeña mayor proporción de segundas

arteriografías en pacientes con HSA perimesencefálicas).

En relación a esto último, muchos autores recomiendan

únicamente el seguimiento diagnóstico con arteriografía en

determinadas HSA perimesencefálicas (aquellas en las que el

radiólogo sospeche causa vascular a pesar de la negatividad del

estudio inicial) (5,6,10,16-20,22,23,26) y, por el contrario, en

las HSA difusas se recomienda un seguimiento con un estudio

de imagen vascular (en la mayoría de los casos invasivo, la

arteriografía convencional) (1,4-7,10,12.13,16-18,23,24,26,29).

Otra razón de baja fiabilidad es la presencia de variantes de la

normalidad, no considerados como patologías vasculares en sí.

Estas variantes fueron halladas en un 25.4% de los pacientes con

arteriografía inicial negativa, y podrían asociarse al sangrado

según la hipótesis ya referida en varios estudios (1,3-6,10-

12,16-18,22,26).

Observamos que en todas las arteriografías de control

(100% negativas), todos los pacientes fueron no fumadores,

lo cual hace que nos preguntemos nuevamente si la condición

de no fumador indicaría un posible beneficio a favor de otras

pruebas menos agresivas que la arteriografía.

El bajo porcentaje de complicaciones del sangrado, el

menor grado de Fisher observados en pacientes con arteriografía

inicial negativa (sobre todo el bajo grado de Fisher de las HSA

perimesencefálicas respecto a las difusas), en comparación con

el hallado en pacientes con arteriografía positiva, confirma una

vez más la menor morbilidad de las HSAi (7,10,11,14-17,20-

,22,24,26,29).

CONCLUSIONES

La arteriografía de control tras la arteriografía inicial, no es una

herramienta de utilidad en el seguimiento de pacientes con HSAi.

A pesar de la alta morbilidad y mortalidad de la HSA en

general, los pacientes con bajo grado en la escala de Fisher

(concretamente con patrón de sangrado perimesencefálico)

y de Hunt & Hess, varones, alcohólicos, no hipertensos, y no

fumadores, podrían beneficiarse de otra prueba (angioRM,

angioTC) en lugar de la arteriografía convencional. Por tanto, los

pacientes candidatos a una arteriografía de control podrían ser

aquellos con un sangrado difuso, con alto grado Fisher y Hunt

& Hess, y en los que fuera posible repetir la prueba de forma

precoz (antes de los 30 días).

Figura 1 Relación entre la localización del sangrado y el grado

Fisher.