Revisión

Lo que todos debemos hacer en una pandemia

What we all must do in a pandemic situation

Miguel Ángel Muniain Ezcurra

Académico de Número de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla
Profesor Emérito de Medicina

Recibido: 17/09/2021
Revisado: 23/09/2021
Aceptado: 29/09/2021

REAL ACADEMIA DE MEDICINA Y CIRUGÍA DE SEVILLA

Actual Med. 2021; 106(814). Supl2: 143-145

RESUMEN

Durante una pandemia se precisa el esfuerzo de todos y de hecho en la pandemia que nos asola han participado médicos, enfermeras, farmaceticos, ingeniores, quimocs ,fisicos etc. Es necesario por tanto que nuestras diferentes sociedades cientificas, colegios profesionales y academias sean mas permeables.
Cada profesional debe aportar su punto de vista, aunando esfuerzos entre todos.
Pero hay algo que tenemos que hacer todos y es recomendar, explicar y apoyar la vacunación de toda la población. Esto no es solo labor de los preventivistas, nos corresponde a todos. Y debemos hacerlo estableciendo una situación de confianza con aquellos que son reticentes a la vacunación.

Palabras clave: Pandemia; Covid-19; Vacunación; Movimientos; antivacunas.

ABSTRACT

Everyone’s effort is needed in a pandemic. As a matter of fact in the present situation have participated, physicians, nurses, engineers, chemists, physicists etc. It is necessary that our professional colleges, scientific societies and Academies be more open to changing.
Every professional must contribute with their knowledge, joining efforts between all. But there’s something we all have to do and it is to recommend, explain and support the vaccination of the entire population. This is not just only for epidemiologists it corresponds to all of us. And we must do so by establishing a situation of trust with those who are reluctant to be vaccinate .

Keywords: Pandemic; Covi-19; Vaccination; Anti-vaccine movements.

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El Sr. Presidente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla me ha solicitado que, como Académico de Número de Enfermedades Infecciosas, ponga por escrito algunas reflexiones sobre la pandemia Covid-19 que estamos padeciendo.

Esta pandemia, requiere el esfuerzo de todos y ha puesto de manifiesto que ninguna profesión y ninguna fuente de conocimiento debe excluirse en esta lucha. Estamos lejos las epidemias de peste en las que había que recurrir a unos pocos que sabían mucho, mejor dicho, que sabían un poco más que el resto. Por ejemplo, durante la epidemia de peste que afectó a la ciudad de Ceuta, se solicitó la ayuda y asesoramiento de la Real Academia de Medicina de Sevilla. En concreto se dice; “el 28 de Julio de 1743, se celebró una reunión en esta Academia en la que fue leída una orden del Rey en la que mandaba que fueran enviados a Ceuta dos médicos y cuatro cirujanos para ver de remediar la epidemia que se había declarado allí…”. Así se hizo pero la Academia decidió que además de médicos, un boticario se incorporara a la expedición y esto demuestra el espíritu moderno y científico de la Regia Sociedad desde los primeros años. Es decir siempre hay que contar con todos y nos hemos dado cuenta de que ingenieros, físico, químicos, biólogos, farmacéuticos, sociólogos, matemáticos, políticos empresarios, limpiadoras etc, todos con su trabajo y sus conocimientos son parte fundamental en el posible éxito ante una pandemia.

Vaya por delante por tanto que me parece idea muy útil que las diversas sociedades científicas y academias de Andalucía expresen sus ideas y propuestas en una monografía sobre un tema tan actual, desde puntos de vista diferentes. Esta posibilidad, la de valorar una situación sanitaria desde diferentes perspectivas, no la tenían los profesionales de salud en los siglos previos y por tanto debemos tomar ventaja de ello, aunque en su desarrollo tengamos propuestas o reflexiones contradictorias, que probablemente sean contradicciones superables. Nuestras sociedades científicas Academias y sociedades médicas en general deben ser más permeables, porque la salud no sabe de compartimentos.

Un punto que quiero señalar es el gran sobresalto que todas las personas, incluidos los sanitarios, hemos experimentados al acontecer esta pandemia. ¿Cómo es posible que una infección pueda tener hoy en día, en un mundo tan desarrollado, que hace turismo en el espacio, con una tecnología tan sofisticada, cura muchas enfermedades etc. no pueda con este ser tan diminuto? Y es que los seres humanos nos olvidamos pronto de lo que no queremos. Y nos ha pasado con las guerras. Por circunscribirnos a Europa, a primeros del siglo XX nadie podía pensar que hubiera una primera  guerra mundial, en los años veinte tras el gran desastre, no podíamos pensar que lo volviéramos a hacer con la segunda guerra mundial y después la guerra de los balcanes. Y lo peor es que entre cada una de estas guerras se habían conseguido niveles de libertad y de cultura nunca antes conocidos, pero eso no impedía que volviéramos nuevamente a lo peor de cada uno de nosotros tal y como es excelentemente resumido por Stefan Zweigh (1).Y lo mismo ha ocurrido con las epidemias. Pero en parte este olvido es consecuencia de una falsa seguridad de los seres humanos y en los temas de salud, de los médicos. Baste recordar que el año 1967 en una importante comparecencia pública, William H. Stewart, Cirujano General, Pediatra y Epidemiólogo de gran prestigio, tras la exitosa introducción de los antibióticos declaraba la victoria sobre las enfermedades infecciosas. Él era consciente de que en el mundo en general y en Estados Unidos en particular, la causa más frecuente de mortalidad o una de las más frecuentes, eran las enfermedades infecciosas. Pero esto se podía solucionar mejorando las condiciones de vida y generalizando la atención sanitaria, en una palabra, era un problema para el que teníamos remedio.

En el resto del mundo y en España también, los profesionales y las administraciones no eran ajenos al pensamiento expresado por Stewart. Los últimos hospitales y dispositivos sanitarios que se ocupaban de las enfermedades infecciosas (los denominados hospitales antituberculosos) se cerraron o se fueron transformando en hospitales de enfermos crónicos. Es decir, las grandes epidemias eran cosas de la historia. Peligroso triunfalismo.

Pero es que en el quehacer médico en concreto, los médicos continuamos manteniendo un cierto halo de seguridad que hace que la población considere que ya está todo controlado. Nos prestamos fácilmente a exponer hallazgos importantes que la prensa presenta como algo inmediato. Y creo que con más frecuencia debemos decir que no sabemos, cosa que por otro lado es cierto. No nos debemos dejar contagiar por la inmensa propaganda en los medios de comunicación de que diversos tipos de remedios naturales y productos estéticos sirvan para rejuvenecer 5 años o alargar la vida o mejorar la capacidad reproductora etc. Nosotros no podemos “competir” con quienes no aportan datos científicos. Nuestras afirmaciones deben estar basadas en la mejor evidencia posible y muchas veces las evidencias tardan en aparecer, como en esta pandemia.

Los profesionales sanitarios en situaciones como las que hemos vivido debemos ser muy cautos en lo que decimos en los medios de comunicación, cotejar lo que vamos a decir con otros colegas (siempre tenemos al lado alguien que sabe al menos tanto como nosotros), no querer dar un enfoque original y rompedor, porque el conocimiento de lo que podía ocurrir en la pandemia era escaso.

Otro aspecto que creo merece ser considerado es la actuación de los profesionales y los resultados en salud del nuestro sistema sanitario. A todos nos ha sorprendido el número de sanitarios contagiados y el número de fallecidos, en general, algo mayor que lo comunicado en países de nuestro entorno. Creo que en esta pandemia se ha puesto de manifiesto claramente que nuestro sistema es más falible de lo que pensábamos para situaciones como las que hemos tenido. Los niveles de buena voluntad que se dan en el ámbito sanitario son muy elevados. El problema es que esto no resulta muy eficaz si es lo único que se hace para cambiar el sistema. Como decía Peter Provonost “Una de las paradojas de la medicina es que es un campo que creció con el heroísmo. El heroísmo ha conducido a una tremenda cantidad de descubrimientos, pero el heroísmo realmente nos dificulta a la hora de diseñar sistemas seguros porque todavía creemos que podemos ser perfectos y hasta que admitamos que podemos cometer errores nunca diseñaremos sistemas para capturar dichos errores. ¿En qué ha fallado nuestro sistema? Creo que los sistemas de salud pública y medicina preventiva deben ser reevaluados, no solamente en España sino en muchas partes del mundo. Probablemente se necesitan mas profesionales de estas especialidades, que hagan mas trabajo de campo y con mas independencia del poder político. Pero además, en todos nuestros lugares de trabajo precisamos de una mayor organización, que no dependa de la buena voluntad y que se base en estándares contrastados.

Pero el título de estas reflexiones es qué podemos hacer todos. Es muy posible que diversas sociedades científicas tengan propuestas diferentes e incluso antitéticas, pero seguro que cada una en su campo, serán importantes. Pero lo que todos podemos y debemos hacer es luchar por la vacunación universal. Y esto como todo, no se hace solo con buena voluntad, hay que hacerlo con conocimiento y poniendo los medios adecuados teniendo presente que es la única medida que nos puede ayudar de un modo definitivo a controlar esta y otras infecciones.

La respuesta de la población y el número de vacunados en España es una gran noticia especialmente en este tiempo en el que comienza a haber padres que no están cumpliendo completamente el calendario vacunal. Y hay que recordar también que los sanitarios solo se vacunan dela gripe un 30-40% aproximadamente. A pesar de estos antecedentes, como digo, la vacunación en España está siendo un éxito y lo será si conseguimos que se vacune la gran mayoría de la población.

Dentro del número de personas que no se vacunan hay situaciones muy variables tales como;

  • Optimismo; yo no voy a enfermar
  • Esperanza; si enfermo no pasará nada.
  • Miedo; miedo a pinchazos a medicinas, a médicos
  • Indiferencia; ni me lo planteo
  • Dudas; que se vacunen otros y ya veré depués.
  • Rechazo; yo de esta vacuna no me quiero vacunar.
  • Oposición activa; son los activistas

y por tanto se precisan de diversas estrategias teniendo en cuenta que en muchas sociedades occidentales hay un gran desapego de las autoridades políticas, económicas y sanitarias.

Los movimientos antivacunas están ganando en las redes sociales, en número de páginas y en número de consulta (2). Por otro lado, Facebook e Instagram por ejemplo, han conseguido grandes beneficios incluyendo propaganda  de remedios “naturales”en las páginas de las redes sociales antivacunas (3). Son precisas por tanto respuestas globales y claramente hay que acudir a las redes sociales porque ahí se nutren muchos de los que no se vacunan por una u otra razón.

Pero antes de todo es preciso tener en cuenta que las personas que no se vacunan o que no quieren que se vacunen sus familiares, no quieren  a esas persona menos que nosotros queremos a nuestros familiares. Simplemente muchos de ellos están mal informados y además, antes y ahora siempre ha habido personas influyentes en otros campos de la vida que desaconsejan las vacunas. Hacen más caso a lo que se lee en documentos “no oficiales” que en lo que dicen sociedades científicas, porque además, todas las medidas preventivas generan mucha controversia, ya que significan un mandato o una prohibición sobre algo que puede o no ocurrir.

¿Qué podemos hacer?

Tenemos que dar más información en entornos de gran confianza. La información sola no sirve para las personas que desconfían de las vacunas. La posición de un médico recomendando la vacunación es muy importante cuando existe confianza en su persona. Por eso es tan importante que todos los médicos, tanto en atención primaria como en especialidades recomienden vacunarse a sus pacientes, porque confían en ellos y deben hacerlo no solamente recomendándolo en un adendum del informe, sino explicando y animando a que se vacunen. Es lamentable que algunos médicos no recomienden la vacunación. En la información no hay que obviar que las vacunas pueden tener efectos secundarios. Y más que dar datos, cifras esquemas, explicar las razones por las que uno mismo vacuna a sus hijos.

Es misión de todas las sociedades médicas, organizaciones colegiales y Academias y de cada uno de nosotros conseguir que la mayoría de la población a la que servimos se vacune.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Zweig Stefan. El mundo de ayer. Memorias de un europeo. ISBN 078-84-95359-49-0. Acantilado.2011.
  2.  On line competition betwe vaccinen views. Nature | Vol 582 | 11 June 2020
  3. The online competition between pro- and anti-vaccination views. Neil F. Johnson. Lancet 113 Mayo 2020

INFORMACIÓN DEL ARTÍCULO

Conflicto de intereses: El autor/a de este artículo declara no tener ningún tipo de conflicto de intereses respecto a lo expuesto en el presente trabajo.

Autor para la correspondencia: Miguel Ángel Muniain Ezcurra. Departamento de Medicina. Avda. Dr. Fedriani, S/N · 41009 Sevilla. E-mail: mamuniain@us.es