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Sociedad Andaluza

de Angiología y Cirugía Vascular

SUPLEMENTO

caso clínico

Actual. Med.

2016; 101: (799). Supl. 9-36

abdominal. En esta ocasión comenta la realización de una colo-

noscopia 1 mes antes por su diarrea crónica, tras la cual aparece

por primera vez esta clínica. A la exploración, persiste el dolor

en fosa ilíaca derecha y flanco izquierdo, sin irritación peritoneal.

Analíticamente, se incrementa la leucocitosis a 15.650, con 74%

de neutrófilos, una PCR de 8 mg/dl y un INR en 3.36, con un fi-

brinógeno de 850 mg/dl. Se solicita una ecografía abdominal que

informa de hígado graso, con dificultad para la exploración por

abdomen globuloso, lo que lleva completar el estudio mediante

tomografía axial computerizada (TAC) abdomino-pélvico con con-

traste intravenoso (iv). Se objetiva entonces una colección de 4

x 3 cm paraaórtica izquierda, localizada a la altura y por debajo

del polo renal izquierdo, con engrosamiento de grasa perirrenal

izquierda y de mesosigma (Fig. 1). Tras ser valorado por el Servi-

cio de Cirugía General, el paciente ingresa a su cargo para iniciar

tratamiento conservador mediante dieta absoluta, suerotera-

pia y antibioterapia empírica con ertapenen 1 g/día iv. Durante

el ingreso, el paciente se mantiene afebril, pero en la analítica

de control se incrementa la PCR a 12 mg/dl, sin leucocitosis ni

neutrofilia. Se decide añadir al tratamiento metronidazol 500 mg

cada 8 horas iv. Tras 8 días de antibioterapia, se solicita nuevo TAC

evidenciándose leve incremento del tamaño de la colección (5.3 x

3.8 cm), que contacta con la prótesis aórtica en su bifurcación. Se

sustituye ertapenem por imipenen/cilastatina 500mg cada 6 ho-

ras durante 14 días, manteniendo metronidazol hasta completar

21 días de tratamiento.

Es en este momento cuando se solicita valoración del caso

al Servicio de Cirugía Vascular, tras descartar de acuerdo con Ra-

diodiagnóstico, el drenaje percutáneo radioguiado de la colección

por su localización poco accesible, decidiendo realizar gammagra-

fía con leucocitos marcados para comprobar una hipotética infec-

ción protésica por contigüidad, que resulta negativa, al no objeti-

var ni en fase precoz ni tardía, depósito patológico a lo largo del

trayecto de la aorta abdominal, ni ambas ilíacas o femorales (Fig.

2). Dado el riesgo quirúrgico asociado al tratamiento estándar en

casos de infección protésica, con redisección y probable explante

de material, ligadura aórtica y revascularización extra-anatómica

en un paciente que durante el ingreso ha conservado un excelente

estado general, la mayor parte del mismo asintomático y afebril,

se decide mantener una actitud conservadora, siendo dado de

alta con tratamiento con trimetroprim-sulfametoxazol 160/800

mg cada 12 horas durante 8 semanas. 8 días después reaparece

la fiebre, de hasta 38ºC y vuelve a acudir a Urgencias. La nueva

analítica destaca, respecto a las previas, un descenso de leucocitos

hasta la leucopenia (3620), con 66.8% de neutrófilos, 17.4% de

linfocitos, y una PCR de 0.72. Un nuevo TAC abdominal revela una

disminución del tamaño de la colección, con medidas 4 x 2.5 cm.

Vuelve a ingresar a cargo de Cirugía General, iniciando tratamiento

con piperacilina-tazobactam 4/0.5 g cada 8 horas durante 14 días,

manteniéndose el paciente igualmente asintomático y afebril, con

último control analítico sin alteración, siendo alta finalmente con

metronidazol hasta revisión en consultas externas de Cirugía Ge-

neral y Cirugía Vascular.

DISCUSIÓN

La perforación de colon iatrógena por colonoscopia es una

entidad poco frecuente. Puede deberse al traumatismo mecánico

que ejerce la presión del colonoscopio sobre la pared del colon,

al barotrauma, o al daño producido tras la electrocauterización

durante la polipectomía. La edad avanzada, las múltiples comorbi-

lidades asociadas, la presencia de diverticulosis colónica, obstruc-

ción intestinal, o la resección de pólipos mayores de 1 cm localiza-

dos en colon ascendente, y el uso de propofol en lugar de una se-

dación moderada, son los principales factores de riesgo asociados

a esta entidad clínica. La sintomatología dependerá del tamaño

de la perforación, su localización, y el grado de contaminación ab-

dominal. El síntoma más frecuente es el dolor abdominal. Sin em-

bargo, pueden ser asintomáticas o manifestar síntomas atípicos

cuando se trata de perforaciones hacia el retroperitoneo, como

ocurre en nuestro caso. El diagnóstico de sospecha se confirma

mediante radiografía abdominal en bipedestación y radiografía de

tórax postero-anterior, en las cuales se evidenciará neumoperito-

neo. Pero la ausencia del mismo, con alta sospecha clínica, obliga

a realizar TAC abdominal con contraste iv

4

. En nuestro caso, fue

necesaria la realización de un TAC abdominal para llegar al diag-

nóstico. El manejo terapéutico es controvertido. Actualmente se

considera que la perforación colon tras colonoscopia se comporta

de forma similar a una diverticulitis aguda complicada. Por ello su

tratamiento consiste en reposo digestivo, antibioterapia empírica

que cubra la flora colónica (

E. coli, Streptocococcus spp, Klebsiela,

Bacteroides fragilis, Peptostreptococcus y Clostridium spp

), aso-

ciando control del foco mediante drenaje percutáneo o quirúrgico,

en los casos de abscesos a distancia de la perforación o mayores

de 5 cm. Sólo en casos de peritonitis aguda e inestabilidad hemo-

dinámica, estaría indicada la cirugía urgente

5

. La antibioterapia

empírica se decide en función del origen y gravedad de la infección

intraabdominal (IIA) (IIA comunitaria leve-moderada o grave; IIA

nosocomial), y según existan factores pronóstico de mala evolu-

ción (riesgo de enterobacterias productoras de betalactamasa de

espectro extendido, mayores de 65 años, diabetes, malnutrición,

enfermedad pulmonar obstructiva crónica, insuficiencia renal cró-

nica, difícil control del foco, peritonitis fecaloidea, uso de antibio-

terapia previa o shock séptico)

6

. En nuestro caso, se trataba de IIA

leve-moderada, con factores pronóstico de mala evolución, pero

la situación de estabilidad clínica y hemodinámica del paciente,

con buena respuesta a diferentes pautas antibióticas, con una

progresiva disminución de parámetros inflamatorios analíticos y

del tamaño de la colección, junto con el resultado negativo de la

gammagrafía con leucocitos marcados, ha permitido de momento

mantener una actitud expectante conservadora (Fig. 3).

Figura 1. Corte trasversal de TAC abdominopélvico con contraste iv que

muestra colección paraaórtica izquierda

Figura 2. Gammagrafía con leucocitos marcados