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Víctor Bolívar Arroyo

Lesiones del ligamento cruzado anterior. Nuevas opciones de tratamiento

El LCA es una estructura intraarticular compuesta de fibras

de colágeno tipo I que se origina en la superficie posterolateral

de la escotadura intercondílea del fémur, y discurre en sentido

anterodistal para insertarse en una región anterior a la eminencia

intercondílea. Se compone de dos fascículos entrecruzados que

soportan diferente tensión en función del grado de flexoexten-

sión de la rodilla. La función principal del ligamento consiste en

garantizar la estabilidad anterorotatoria de la tibia sobre el fémur.

Además, contribuye como propioceptor de la articulación. Estái-

rrigado por ramas arteriales en íntimo contacto con el ligamento

(3).

La lesión del LCA generalmente ocurre cuando se provoca

un valgo forzado de la rodilla con rotación interna de la tibia y

traslación anterior de la misma. Es frecuente la percepción de un

chasquido seguido de derrame articular de rápida instauración

(hemartros) y dolor (4).

Se recomienda la realización de radiografías simples para

descartar la presencia de lesiones óseas asociadas. La resonancia

magnética se emplea para confirmar el diagnóstico de sospecha y

establecer una adecuada planificación quirúrgica (5).

Histológicamente, tras la ruptura, el LCA atraviesa cuatro

fases histológicas: fase inflamatoria, fase de regeneración epiliga-

mentosa, fase proliferativa y fase de remodelado (6). La respuesta

a la lesión es similar a la que ocurre en otros tejidos conectivos

con algunas peculiaridades como la ausencia de tejido entre los

cabos de ruptura, la formación de una capa de células sinoviales

en la superficie de los extremos del ligamento lesionado y la pre-

sencia de la fase de regeneración epiligamentosa (7). Estas dife-

rencias se atribuyen al hecho de que el LCA se encuentra inmerso

en un microambiente de líquido sinovial que impide la formación

de un coágulo que sirva de puente entre los cabos de la ruptura,

altera la respuesta inflamatoria y el metabolismo celular (8). Por

otro lado, la ruptura del LCA va asociado a la lesión de las ramas

vasculares que lo nutren por lo que presenta un insuficiente apor-

te vascular una vez lesionado. No obstante los estudios histológi-

cos demuestran la existencia de vascularización intraligamentaria

en las fases precoces tras la lesión del LCA (9). Los ligamentos

extraarticulares de la rodilla son estructuras bien vascularizadas

que presentan una fase inflamatoria con formación de un coágulo

que permite la cicatrización del mismo (10). A pesar de las dife-

rencias observadas en las fases de cicatrización, los fibroblastos

que componen el LCA tienen similar capacidad para la cicatriza-

ción que los existentes en el ligamento colateral medial (LCM) de

la rodilla (11).

Para abordar el objetivo de esta revisión se ha realizado una

búsqueda bibliográfica en pubmed con los términos “anterior

cruciate ligament”, “injury”, “reconstruction” , “repair” y “tissue

engineering” revisando aquellos artículos más recientes así como

los más citados por su relevancia. Se ha prestado especial interés

en aquellos artículos que hacían referencia a técnicas de ingenie-

ría tisular como tratamiento de este tipo de lesiones.

TRATAMIENTO ACTUAL DE LAS LESIONES DEL LCA

Las opciones terapéuticas de las que disponemos actual-

mente en la clínica, son:

TRATAMIENTO CONSERVADOR

El tratamiento conservador incluye la realización de ejerci-

cios de fortalecimiento muscular del cuádriceps y los isquiotibia-

les. Se reserva para casos de baja demanda funcional, bien por

comorbilidad o bien por presentar ocupaciones sedentarias y no

realizar práctica deportiva (5). Además, no todas las lesiones del

LCA conllevan inestabilidad de rodilla. Un reciente de coste-efec-

tividad en EEUU revela que el tratamiento conservador basado

en rehabilitación conlleva mayor gasto económico que la recons-

trucción quirúrgica (12). No obstante, en otra revisión sistemática

reciente se indica que actualmente no hay argumentos basados

en la evidencia que recomienden una reconstrucción sistemática

del LCA para los pacientes que se lo lesione (13).

TRATAMIENTO QUIRÚRGICO

La reparación del LCA mediante sutura directa fue descri-

ta por primera vez por Mayo Robson en 1900 (14). A mediados

del siglo XX se empleó como técnica quirúrgica de elección. No

obstante este procedimiento se abandonó debido a que la tasa

de fracaso alcanzaba el 90% a los 5 años de seguimiento (15).

Diversos estudios han comparado la eficacia del tratamiento con

sutura directa del LCA respecto al tratamiento conservador, sin

encontrar diferencias significativas entre ambas opciones (16).

Actualmente el tratamiento de elección de las lesiones del

LCA se basa en la reconstrucción quirúrgica mediante el uso de

plastias o injertos (17). Se han descritos varias ténicas para crear

una estructura que trata de reproducir el LCA mediante injertos.

El injerto ideal es aquel que imita la anatomía y las propiedades

del LCA. Debe ser capaz de resistir una tensión adecuada, seguir

el trayecto anatómico del LCA nativo, garantizar una fijación ini-

cial segura y ser capaz de madurar e integrarse adecuadamente

(18). La selección del injerto debe realizarse teniendo en cuenta

diversas características (Tabla 1).

Plastia autóloga hueso - tendón –hueso (HTH): se compone

de tendón rotuliano con fragmentos óseos procedentes de la ró-

tula y la tibia. Este tipo de injertos permite una fijación adecuada

(integración hueso-hueso) con una tasa baja de fracasos, a pesar

de contar con un alto índice de dolor anterior de rodilla con una

ligera pérdida de la capacidad de extensión y presentan riesgo de

sufrir fracturas de rótula. El tamaño del mismo estápredetermi-

nado. No permite reconstrucción mediante la técnica del doble

fascículo (19). (Figura 1)

Plastia autóloga tetrafascicular (injerto de isquiotibiales): En

contraposición a los injertos HTH presentan una tasa inferior de

dolor anterior de rodilla, pero la tasa de fracaso es ligeramente

superior. Puede modificarse el tamaño del mismo. La integración

se basa en una interacción hueso - tejido blando. Un estudio su-

giere que a pesar de que es una técnica segura y eficaz, la tasa de

infección postquirúrgica es superior cuando se emplea este tipo

de autoinjerto (20). (Figura 2)

Tabla 1. Características de las distintas plastias para la

reconstrucción del LCA.

Injerto

VENTAJAS

INCONVENIENTES

HTH

Integración del

hueso en los

túneles

Tensión similar al

LCA nativo

No adecuado para

doble fascículo

Dolor anterior

Riesgo de fractura de

rótula

Tamaño

predeterminado

ISQUIOTIBIALES

Permite doble

fascículo

Menor tasa de

morbilidad del

injerto

Integración de

tejidos blandos

Pérdida de fuerza

en musculatura

isquiotibial

Mayor tasa

de infección

postquirúrgica

TENDÓN

CUÁDRICEPS

Permite doble

fascículo

Integración tejidos

blandos

ALOINJERTO

Sin morbilidad

injerto

Distintos tamaños

Transmisión

enfermedades

Tarda en integrarse