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Mª del Pilar Navarro Paule

Linfoma plasmablástico concurrente con otitis externa maligna

la otoscopia, muy dolorosa, aparece un conducto auditivo exter-

no discretamente edematoso y ocupado por secreción purulenta

poco abundante y espesa. En el suelo del mismo aparece una tu-

moración polipoide de coloración rojiza. La exploración del oído

derecho no presenta hallazgos significativos. Se envía el exudado

ótico al servicio de microbiología, y se recoge una biopsia de la

tumoración polipoidea del CAE solicitando un TAC de ambos pe-

ñascos y gammagrafía ósea.

Ante la sospecha de otitis externa maligna, se ingresa a la

paciente para recibir tratamiento con ciprofloxacino intravenoso

(i.v), durante 5 semanas.

Las pruebas complementarias resultan esenciales para su

diagnostico: el cultivo de exudado ótico es negativo para aerobios

y positivo para Pseudomona aeruginosa; el TAC de peñascos con

ventana de hueso no mostró hallazgos que sugieran otitis exter-

na maligna izquierda; la gammagrafía ósea en fase pool vascular

mostró una hiperactividad de leve intensidad en área temporal

izquierda con respecto a la derecha, visible tanto en registro an-

teroposterior como en el lateral; en fase tardía ósea: se mantu-

vieron los hallazgos observados en la fase de pool vascular, con-

formando un patrón gammagráfico compatible con el cuadro de

otitis externa maligna.

El resultado anatomopatológico de la biopsia (figuras 1 y 2)

mostró una mucosa escamosa ulcerada sin atipia junto con frag-

mentos que muestran una infiltración densa y en sábana de célu-

las atípicas, de aspecto blástico, con núcleos vesiculares con pro-

minente nucléolo y citoplasma basófilo, con picnosis y actividad

mitótica. Las células presentaron una frecuente diferenciación

plasmocitoide con presencia de abundantes células plasmáticas

maduras. En el estudio inmunohistoquímico (IHQ) se demostró

la estirpe linfoide de las células neoplásicas CK -, LCA (CD45) +,

que fueron negativas en su expresión de CD3, CD20 y CD 79a. Los

hallazgos morfológicos descritos y la expresión atípica de marca-

dores T y B sugieren linfoma B difuso de células grandes con dife-

renciación plasmablástica.

Durante el ingreso se solicita el estudio serológico informa-

do como positivo para Ig G de CMV y VEB. Negativo para sífilis,

VHB, VHC y VIH.

El diagnóstico fue de linfoma no Hodgkin de alto grado, su-

gestivo de subtipo plamablástico de conducto auditivo externo

izquierdo, estadio IE (sin realizar biopsia de médula ósea (BMO)

por la edad de la paciente).

Ante dichos resultados se inició tratamiento con ciclofosfa-

mida oral a dosis de 50mg a días alternos y posteriormente recibe

30 sesiones de radioterapia -46 Gy -en total.

Mantiene seguimiento en ORL, la paciente desde el inicio

del tratamiento mejora la sintomatología ótica, desaparecen las

secreciones y al final del tratamiento refiere un aumento de su

hipoacusia y mareos de carácter inespecíficos que con el tiempo

han desaparecido.

El estudio con PET-TAC con trazadores tumorales para valo-

ración post-radioterapia no visualizó un incremento metabólico

significativo sugerente de patología maligna.

En las sucesivas revisiones por ORL y onco-hematología no

se aprecian alteraciones en la paciente.

DISCUSIÓN

La otitis externa maligna (OEM) es una infección rara e in-

vasiva del canal auditivo externo que por lo general se presenta

en pacientes de edad avanzada con diabetes mellitus y otros in-

munodeprimidos. El germen que habitualmente la produce es la

Pseudomona Aeruginosa. Existen varias hipótesis para explicar

esta predisposición en los diabéticos, incluyendo: la microangio-

patía en el canal del oído, que también podría ocurrir con más

frecuencia en personas de edad avanzada y el aumento de pH

del cerumen en diabético, sin embargo, la susceptibilidad a otitis

externa maligna no se ha correlacionado con el nivel de intole-

rancia a la glucosa (4). La evolución en su curso normal puede

producir una diseminación de la infección dentro de la mastoi-

des, base de cráneo, senos durales e intracranealmente hasta

producir la muerte. La clínica suele presentarse en inmunode-

primidos que acuden a consulta de ORL ante una otalgia intensa

de larga evolución que no mejora tras sucesivos tratamientos,

siendo la exploración otoscópica bastante anodina e indiferen-

ciada. En caso de que la evolución sea larga y agresiva puede

llegar a acompañarse de parálisis facial homolateral. En estas

situaciones y con un índice alto de sospecha hay que ofrecer el

tratamiento oportuno y evitar las complicaciones que empeoran

mucho el pronóstico. El diagnóstico tras la sospecha clínica se

basa en pruebas de imagen TAC, RNM, Gammagrafía, PET, cul-

tivos y biopsia de las lesiones que aparecen en la exploración.

El tratamiento consiste en antibioterapia mantenida durante

meses y controles gammagráficos para ver el hueso temporal

y el resto de la base del cráneo. Nuestra paciente se enmarca

dentro de esta descripción ya que se trata de una mujer de 85

años con antecedentes personales de diabetes mellitus de larga

evolución.

Los pacientes con otitis externa maligna clásicamente se

presentan con otalgia y otorrea, que no responden a las medidas

tópicas usadas para tratar la otitis externa sencilla. El dolor es

generalmente más severo que el que se encuentra en la otitis ex-

terna sencilla, aunque los dos pueden ser difíciles de distinguir

en sus primeras etapas. Dicho dolor en la otitis externa maligna

tiende a ser nocturno y a extenderse a la articulación temporo-

mandibular, que resulta dolorosa durante la masticación. En

el examen físico aparece tejido de granulación visible con fre-

cuencia en la porción inferior del conducto auditivo externo en

la unión hueso – cartílago (5). En nuestro caso la presencia de

otorrea y otalgia, con CAE doloroso y presencia de lesión poli-

poide en una paciente diabética de edad avanzada, que había

recibido varios tratamientos sin respuesta, era sugestiva de otitis

externa maligna.

Figura 1. Tinción inmunohistoquímica con Antígeno Leucocitario.

Común (CD45) que demuestra la estirpe linfoide de la neoplasia.

Figura 2. Tinción Hematoxilina-eosina donde aparecen

infiltración en sábanas por células de morfología blástica: con

núcleos vesiculosos y prominente nucléolo. Muchas de ellas con

diferenciación plasmocitoide y con células plasmáticas maduras.