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Manuel López Arroyo

Dermatitis artefacta: una patología con difícil diagnóstico

varios minutos de forma repetida sin argumentar motivos aparen-

tes.

DISCUSIÓN

La DA es un trastorno psicocutáneo infrecuente e infradiag-

nosticado, del que existen escasos trabajos publicados (1,3). Sien-

do valorado más por dermatólogos que por psiquiatras (1). Es más

frecuente en mujeres, con una relación que varía entre 3,1:1 hasta

8:1 y una edad media de 31,2 años (rango entre 9 a 73 años) (1,2).

Suele afectar a personas con escasa o nula cualificación laboral,

rentas bajas, nivel cultural limitado, solteras, inmaduras emocio-

nalmente y con dificultad en las relaciones interpersonales (1,2).

Habitualmente se presenta cuando existen dificultades en el ma-

nejo de emociones, alexitimia, conflictos inconscientes, trastornos

ansiosos y del humor, antecedentes de abuso sexual, dificultades

sociofamiliares y también dentro del espectro obsesivo compulsi-

vo (4). El coeficiente intelectual puede o no estar afectado (5). Las

características de las lesiones varían según la creatividad del pa-

ciente y el método utilizado, las más frecuentes son excoriaciones

y úlceras en zonas accesibles a las manos con cuchillos, cristales,

quemaduras con cigarrillos o con trozos de metal; aunque tam-

bién se observan ampollas, costras, hiperpigmentación postinfla-

matoria, paniculitis y hematomas en cualquier parte de la piel, sin

conocimiento de cómo se ha producido la lesión (1,2,5). En nues-

tro caso se observaron ampollas y costras secundarias a una que-

madura química en la cara. El diagnóstico de DA puede ser difícil

si el médico desconoce su existencia. Se basa en la imprecisión de

la historia clínica, generalmente con lesiones cutáneas de formas

extrañas con bordes irregulares y patrón lineal o geométrico, bien

delimitadas en la piel circundante sana (1,3). Los pacientes suelen

mostrar una indiferencia afectiva y no son capaces de explicar la

evolución de las lesiones, ya que, en ocasiones, su estado mental

se disocia mientras se automutilan (6). La única finalidad aparente

de esta conducta es la adquisición del rol de enfermo sin incentivo

externo (7). Las pruebas de laboratorio son normales y la histo-

patología es inespecífica mostrando con frecuencia característi-

cas de inflamación aguda como aumento de polimorfonucleares

(6,8). El diagnóstico diferencial dermatológico más frecuente es

la vasculitis necrotizante, aunque también deben considerarse las

enfermedades ampollosas de la piel, pioderma gangrenoso, otros

tipos de vasculitis, colagenopatías e infecciones (3). En nuestro

caso la infección por herpes y estafilococos, así como una posible

enfermedad ampollosa fue considerada. Desde el punto de vista

psiquiátrico se debe considerar el delirio de parasitosis, el trastor-

no obsesivo compulsivo, un síndrome de Munchausen (SM), SM

por poderes, trastorno somatomorfo y simulación (3,7). El trata-

miento se debe realizar en base a un equipo multidisciplinar esta-

bleciendo una buena alianza terapéutica, realizando un enfoque

biopsicosocial, sin confrontar inicialmente la versión del paciente

y construyendo, de manera progresiva, una nueva narrativa co-

mún (7). Las medidas dermatológicas deben incluir el cuidado de

las heridas evitando su sobreinfección con antisépticos tópicos y,

en caso de necesidad, antibióticos o antifúngicos tópicos u orales.

Además, siempre que sea posible debemos tapar las zonas afec-

tadas para evitar una nueva manipulación (3). Las complicaciones

más frecuentes son las relacionadas con infecciones (2). A nivel

psicofarmacológico pueden ser útiles los inhibidores selectivos

de la serotinina (ISRS), ansiolíticos y antipsicóticos atípicos a dosis

bajas, según los factores precipitantes del cuadro (1). En nuestro

caso empleamos antisépticos tópicos, recomendamos el uso de

una mascarilla y se realizó una psicoterapia de apoyo. El curso y

pronóstico de la enfermedad varía de manera considerable y se

relaciona habitualmente con la naturaleza del problema psicopa-

tológico subyacente (4,8).

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Figura 1. Costras serosas y placas circulares con centro oscuro y

periferia ampollosa de 0,5-0,6 cm de diámetro, junto con ampollas

tensas circulares en labios, región perioral y mejillas. Visión frontal

(a) y lateral (b). Evolución clínica: 1) Día 0, 2) Día 7, 3) Día 20 y 4)

Día 45.