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Fernando Girón Irueste
El plan de estudios de Miguel Tortosa y Agustín José García
4ª cátedra: Terapéutica y Materia médica
La cursarían únicamente los alumnos de tercero de
medicina, que tendrían que asistir, como repaso, a la cátedra de
Patología y Anatomía Patológica. Se ocuparían de las nociones
de terapéutica general, propiedades vitales de los elementos
de la naturaleza, dieta, propiedades físicas y químicas de
los medicamentos minerales, animales y vegetales. Arte de
recetar. Se indica en la memoria que existiría un elaboratorio
(sic) para las prácticas.
Los textos recomendados fueron los de Basiano Carminati
y Jean Louis Alibert
17
.
5ª cátedra: Afectos internos y Clínica Médica
Era la primera de las cátedras teórico-prácticas. La
deberían cursar, únicamente, los alumnos de quinto y sexto
de medicina. En ella se explicaría moral médica, metodología
seguida para examinar a los enfermos y las enfermedades
agudas y crónicas. El catedrático pasaría sala con los alumnos
y uno de ellos era el encargado de explicar algún caso notable,
un día a la semana
18
. Estos, se encargaban de llevar las
historias clínicas de los pacientes asignados. Habría cuatro
practicantes mayores -a modo de nuestros alumnos internos-
y todos deberían asistir a las necropsias que se hiciesen.
Sufrirían dos exámenes, uno en junio para la teoría y
otro en septiembre para la clínica, de forma que los alumnos
podrían usar las salas hospitalarias durante el verano. El
catedrático tendría, por tanto, obligación de asistir a ellas
durante ese tiempo.
Textos: nuestros dos autores solo recomiendan la
Nosografia
de Philiph Pinel
19
.
6
ª
cátedra: Afectos externos, vendajes y operaciones
Acudirían a esta cátedra teórico-práctica solo los alumnos
de cuarto año de cirugía, que debían repasar la Terapéutica y
Materia médica. En ella se ocuparían de los tumores, heridas
y úlceras, junto con enfermedades de los ojos y la piel. La
denominada Algebra quirúrgica (esguinces y fracturas óseas)
vendajes y uso de instrumentos. Operaciones. Los alumnos
asistirían a cuantas intervenciones quirúrgicas se realizasen,
aunque no se indica donde, suponemos que se harían en la
propia sala donde estaba encamado el paciente.
Los textos recomendados fueron múltiples: Juan Gorter,
Ambrogio Bertrandi, Joseph Jacobo Plenk, Pierre Lassus y
Raphaël Bienvenu Sabatier
20
.
7
ª
cátedra: Obstetricia y enfermedades de los niños.
La cursarían los alumnos de sexto año de medicina y de
quinto de cirugía.
Estudiarían en ella la fisiología de la gestación, el
mecanismo del parto y sus accidentes. El parto y el puerperio.
Esterilidad. Operaciones. Enfermedades infantiles.
No se especifica en la
Memoria
las posibles prácticas,
por lo que debemos pensar que era una cátedra meramente
teórica. Los textos recomendados fueron el Naus, que no he
podido localizar y bien pudo tratarse de un error y tratarse del
conocido escrito de Juan de Navas
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, y el Levret, que ya hemos
visto al referirme a la Fisiología.
8ª cátedra: Materia Farmacéutica
La cursarían exclusivamente los alumnos de Farmacia. No
hay más indicaciones.
9ª cátedra: Farmacia Experimental
La cursarían tambiénexclusivamente los alumnos de Farmacia.
10ª cátedra: Medicina legal.
Para los alumnos de medicina, cirugía y farmacia, aunque
no se indica en que curso.
Recomiendan para su estudio los textos de François-
Emmanuel Foderé, el gran clásico de la medicina forense y
Jean Jacques Belloc
22
.
COMENTARIOS
Dicho proyecto nunca pudo ser puesto en marcha. Tras
la vuelta al poder absoluto, Fernando VII hizo que se derogara
todo lo que se había establecido durante el trienio liberal. Solo
se concedió, en el año 1825, y tras innumerables peticiones,
una cátedra de medicina práctica, que sería añadida a las
cuatro teóricas ya existentes
23
.
En el
Plan
propuesto encontramos algunas novedades,
que queremos resaltar. En primer lugar está la presencia de
diez cátedras teóricas o teórico prácticas, frente a las cuatro
habituales, todas ellas de carácter exclusivamente teórico.
Se introducen además prácticas y es importante que se haga
obligatoria la presencia de los alumnos de medicina en las
clínicas hospitalarias, cuando cursasen lo que entendemos hoy
como Patología especial. Es quizás la novedad más importante
y la única que realmente fue atendida posteriormente.
Vemos también que algunas de las cátedras estaban
dedicadas a estudiar materias hasta el momento ausentes
en el curriculum médico, como sucedía con la Anatomía
Patológica, las enfermedades infantiles y la Medicina legal.
Igualmente, resultaba una novedad el que pudiesen hacer
uso de ellas aquellos estudiantes que lo requiriesen, aunque
fueren de facultades distintas. Satisfactoriamente, se habla de
la necesidad de contar con laboratorios y, de momento, usar
el anfiteatro para demostraciones tanto anatómicas como
fisiológicas.
Incluir en el
Plan
a la Medicina Legal constituyó una gran
novedad para los estudios de la época. Ello pudo ser debido a
los éxitos obtenidos en Paris por el español Mateo Orfila, quien
llevó a cabo la identificación de autores de envenenamientos
notables, y propulsó efectivamente con ello la Toxicología,
aunque no se mencionasen entre los textos sus escritos
24
.
Pero, en sus aspectos negativos, que los hay, vemos
que los comisionados eludieron un aspecto fundamental,
como fuera conseguir la unión entre la medicina y la cirugía.
Ni siquiera hicieron mención a ello, pese a que sin duda el
tema debía estar en el ambiente, pues no muchos años
después se aprobará la unificación mediante el llamado Plan
Pidal, de 1845. Pero no olvidemos que los dos autores de la
Memoria
son médicos, y los médicos de la época, pese a todo,
se sentían distintos y muy superiores a los cirujanos, que
tradicionalmente les habían venido estando subordinados.
Encontramos también ausente una propuesta que
estudiase la patología médica que imperaba en la Europa del
momento, basándose en el concepto de lesión y su estudio
anatomopatológico, tal y como estableció la Escuela de Paris.
En efecto, esta trataba de afirmar las bases sobre las que
asentar una medicina científica sobre dicho concepto. Pues
bien, no hay nociones sobre este hecho, ni tampoco se cita
ningún texto paradigmático de dicha Escuela, como pudieran
ser los de Gaspar Beyle o Jean Nicolás Corvisart, aparecidos
ya una década antes
25
. Y es que no olvidemos que sus autores
están todavía instalados, tanto en el vetusto hipocratismo,
como en los supuestos vitalistas, propios de la medicina del
XVIII, en los que perseverarán durante mucho tiempo, como lo
demuestran sus propios trabajos posteriores al
Plan
.
Observamos que entre las obras citadas solo hay una, y
otra quizás probable, cuyos autores fuesen españoles: Bonells