5
EDITORIAL
Actualidad
Médica
A C T U A L I D A D
M É D I C A
©2014.Actual.Med.Todoslosderechosreservados
Actual. Med.
2014; 99: (791): 5
Institutos de Investigación Sanitaria. Diez
años de historia
Health Research Institutes. A history of ten years
El 27 de Febrero de 2004, hace ahora diez años, se publicó en
el Boletín oficial del Estado el Real Decreto 339 sobre acreditación
de Institutos de investigación sanitaria. Era el punto de partida de
un proyecto que venía incubándose en el Instituto de Salud Carlos
III una vez puesto en marcha en el año 2002 el proyecto de las re-
des temáticas de investigación cooperativa en su doble vertiente:
las redes de centros y las redes de grupos.
Un año antes la Ley 16/2003 de 28 de Mayo
de cohesión y
calidad del Sistema Nacional de Salud impulsada por la Ministra
Ana Pastor, y en cuyo articulado sobre investigación participó acti-
vamente el Instituto Carlos III, había establecido en su artículo 48
que la investigación en salud se fomentaría, a través de institutos y
redes que acreditaría el propio Instituto de Salud Carlos III.. Fue en
los meses posteriores a la aprobación de dicha ley cuando se desa-
rrolló con más precisión la naturaleza y las distintas características
que deberían reunir los Institutos para su inserción en el sistema
español de ciencia y de salud. Son estas características las que fi-
nalmente aparecen publicadas en el Real Decreto de febrero de
2004 que da luz verde a la creación y acreditación de los Institutos.
El resultado, diez años después, es la existencia en nuestro
Sistema Nacional de Salud de veintiún Institutos Sanitarios de
Investigación acreditados en torno a un hospital o un complejo
hospitalario de referencia que, junto a otros Institutos en fase de
acreditación y a las redes temáticas de centros -actuales Cibers- y
de grupos, han cambiado el paisaje de la investigación hospitalaria
y sanitaria en España. Las redes , creadas dos años antes con el
apoyo de la Ministra Villalobos y del subsecretario Sánchez Fierro,
gestor del pacto con Farmaindustria que las hizo posible, y los Ins-
titutos han recibido asimismo el apoyo y el respaldo de todos los
ministros de sanidad y directores del instituto Carlos III que han
ocupado el cargo a lo largo de estos últimos diez años.
¿Que han aportado realmente los institutos a la investigación
en salud? ¿Cuáles son sus potencialidades? ¿Cuáles son sus límites?
La creación de los institutos ha servido y debe seguir sirvien-
do para dar cohesión, convergencia y sentido a la investigación
sanitaria que se realiza en los complejos hospitalarios más impor-
tantes de nuestro Sistema Nacional de Salud. Frente a la investiga-
ción dispersa y heterogénea existente en nuestros hospitales fruto
del ingenio y del esfuerzo individual, los institutos buscan la con-
fluencia convergente de dicho ingenio en líneas de investigación
estratégicas. Frente a la posibilidad de una investigación clínica sin
un soporte básico potente, los institutos buscan la incorporación
de los grupos de investigación básica en salud existentes en las
Universidades, el Consejo Superior u otros centros públicos o pri-
vados, para que conjuntamente converjan con los grupos que de-
sarrollan la investigación clínica. Frente a inversiones diseminadas
fruto de proyectos individuales en cada una de las instituciones, los
Institutos buscan programas de inversión compartidos y orientados
hacia las líneas estratégicas definidas previamente en los mismos.
Y todo ello en un contexto de planificación y coordinación nacional
en el que el Instituto de Salud Carlos III juega y debe seguir jugando
un papel fundamental.
Dos son a mi juicio los retos que tienen los Institutos, en
cuanto a su potencialidad y sus límites, diez años después de su
creación. El primero es definir con claridad la singularidad de los
institutos en el marco de las distintas administraciones en las que
estructural y funcionalmente están inmersos. Se trata de identi-
ficar, entre la maraña de unidades, servicios, comisiones, depar-
tamentos, gerencias, direcciones, decanatos, vicerrectorados, etc.
que existen en las diferentes instituciones participantes, los meca-
nismos y las estructuras que garanticen, con la mayor flexibilidad
posible, la operatividad y la eficacia de la investigación y de la for-
mación en salud que los Institutos se proponen llevar a cabo.
Por otra parte, la internacionalización, esto es la participa-
ción de los institutos, como nodos de proyectos supranacionales,
y la translación y transferencia a la clínica y al sector productivo
del conocimiento que se genera en los institutos, sigue siendo toda-
vía un importante reto. Hasta el presente, aunque el número de pa-
tentes y de ensayos con nuevos procedimientos terapéuticos se ha
incrementado significativamente, aún no se ha producido un efecto
semejante al que originó en los Estados Unidos la aplicación de la
Ley Bayh-Dole. Dicha ley, que estimuló y facilitó la transferencia del
conocimiento generado en los hospitales al sector productivo impul-
só notablemente el desarrollo y creó numerosos puestos de trabajo.
En su día tuve el privilegio de ser protagonista activo, como di-
rector del Instituto de Salud Carlos III, del proceso de creación, tanto
de las Redes temáticas de investigación cooperativa como de los Insti-
tutos de Investigación sanitaria. La dificultad que imaginábamos para
el desarrollo de ambos proyectos era inmensa. En diez años sin embar-
go y visto con la perspectiva que da el tiempo es mucho lo conseguido
si tenemos en cuenta la situación de dispersión investigadora de la que
partíamos en el sistema hospitalario y científico español.
La voluntad de los profesionales de la sanidad y de los in-
vestigadores españoles, la labor de coordinación y estímulo rea-
lizada por el Instituto Carlos III a lo largo de todos estos años y la
generosidad para la cooperación demostrada por la mayor parte
de las autoridades responsables, ha hecho posible que la sanidad
española, para bien de nuestra medicina y para nuestra propia
autoestima colectiva, haya podido superar con creces las modestas
expectativas que por aquel entonces albergábamos.
Antonio Campos
Catedrático de la Universidad de Granada y Director del Instituto de Salud Carlos III entre 2000 y 2004
DOI:10.15568/am.2014.791.ed01