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María del Carmen Gayol
Cultura científica y Medicina
centado, en
saber
, por el
saber ser
(actitudes, hábitos y valores)
y por el
saber hacer
(habilidades cognoscitivas, comunicacionales
y destrezas) (2).
Por ende, podría asegurarse inicialmente que este tipo cul-
tural conlleva un vasto y diacrónico desarrollo de competencias
que incluiría, entre otros, formas de comunicación, de aspecto
personal, de comportamiento social y de creencias individuales,
propio de toda cultura, a lo que cabría adicionar lo verificable, lo
confiable, lo riguroso, lo objetivo, lo cambiante y lo provisorio,
privativo de la condición científica.
Algunos autores proponen sustituir la alfabetización cientí-
fica por la cultura científica, a la que conciben como reto y, a la
vez, como posibilitadora de una apropiación conveniente, prove-
chosa y crítica de los conocimientos, que devienen herramienta
operativa dentro y fuera de los contextos educativos (3). Otros,
por su parte, la visualizan como el conjunto de factores, aconteci-
mientos y acciones humanas que se hallan incluidos en el proceso
dedicado a la producción, socialización, enseñanza-aprendizaje,
publicación y divulgación de conocimientos científicos (4).
En ese marco, surge la disyuntiva entre definirla o limitarse
a reseñar sus características salientes, tanto las intrínsecas como
aquéllas que contribuyen a posicionarla para su mejor cultivo.
Transitando esta última opción a partir de aportaciones pre-
vias (2, 5, 6) y otras más recientes, aún inéditas, se valora que,
mínimamente, la cultura científico-tecnológica:
Forma parte sustantiva de la cultura general, que la incluye,
en tanto producto artificial de la actividad humana
Alberga competencias referidas al saber, saber ser y saber
hacer en ciencia y tecnología
Posee diferentes implicaciones que oscilan desde la dimen-
sión individual hasta la dimensión social
Contiene una variedad de modalidades individuales y so-
ciales de apropiación científico-tecnológica, lo que supone la
intervención de asociaciones, sociedades y otros tipos de agru-
paciones culturales y científico-tecnológicas: laboratorios uni-
versitarios y no universitarios, entidades tecnológicas de punta y
organismos gubernamentales y no gubernamentales
Demanda el empleo de múltiples estrategias de enseñanza
y de aprendizaje en función de los intereses, expectativas y capa-
cidades previas de sus destinatarios
Requiere la existencia de expertos integrales a tales efectos
Constituye objeto de estudio para la Psicología, la Sociolo-
gía, la Historia, la Antropología y la Filosofía (Epistemología, Ética,
Lógica, etc.), entre las disciplinas salientes
Contribuye al desarrollo sustentable, acompañante indiso-
luble del crecimiento económico
A la luz de lo referido, se torna evidente que la cultura cien-
tífico-tecnológica posee singular relevancia para la Medicina ya
que se halla orientada esencialmente hacia la reflexión, la racio-
nalidad, la aptitud crítica, la honestidad intelectual, el compor-
tamiento ético, determinados valores que hacen a las relaciones
interpersonales y toma de decisiones, competencias clave en to-
talidad para la ciencia médica.
En ese contexto e intentando dar debida cuenta de las va-
rias relaciones existentes entre cultura científico-tecnológica y
Medicina, el presente trabajo: (a) analiza esta variedad cultural
como parte significativa de la cultura general, indispensable para
los profesionales de la salud, y como depositaria de competen-
cias referidas al saber, saber ser y saber hacer, comunes con la
docencia, investigación y/o práctica médicas, y (b) persigue efec-
tuar aportaciones, según un marco inicial de referencia, sobre
los fundamentos, los variados modos y la finalidad de su apro-
piación, registrando, también, emprendimientos de apropiación
latinoamericanos y europeos en marcha que ponen de relieve su
utilidad recíproca.
SOBRE LOS FUNDAMENTOS DE SU APROPIACIÓN
Su porqué, basado en aspectos vinculados con sus dimen-
siones individual y social, excede el básico
saber
(conocimiento)
para adquirir mayor visibilidad en el
saber ser
(con particular
acento en actitudes y valores) y en el
saber hacer
(distintas ha-
bilidades).
En el
saber ser
, se traducirían en: la disposición positiva ha-
cia la autocrítica y la crítica ajena, la apertura mental, la hones-
tidad y el coraje intelectuales, la curiosidad sana, la flexibilidad
ante los cambios, la audacia creadora, la potencia exploradora, la
independencia de juicio y el sentido de justicia, la prudencia y la
responsabilidad manifestada en las acciones y las decisiones, el
respeto estricto por las normas ético-morales y de bioseguridad
(cuando resulte pertinente), la perseverancia y la valoración equi-
librada del sentido común y del saber popular.
A su vez, en el
saber hacer
se harían perceptibles en: la su-
presión de dogmatismos, preconceptos, prejuicios, finalismos,
extrapolaciones e interpolaciones erróneas; el manejo crítico de
situaciones vitales; la disponibilidad de suficiente información
válida y confiable sobre la temática en la que se incursiona; la
omisión de generalizaciones apresuradas y equívocas; el abordaje
sistemático de los problemas, susceptible de morigerar errores
e incrementar proporcionalmente las probabilidades de acierto;
la preocupación por no dar por definitivos datos provisionales ni
por ciertos, datos dudosos, e, igualmente, en el empleo correcto
del lenguaje (específicamente, en los modos y tiempos verba-
les que aluden a lo posible – tiempo condicional del indicativo y
modo subjuntivo - en contraposición a lo ya confirmado – otros
tiempos del modo indicativo -).
Complementariamente, estas actitudes, valores y habilida-
des, por su potencial de reverberación sobre los grupos de perte-
nencia del individuo, proveerían un definido valor agregado.
Por otra parte, en lo que atañe a la sociedad podrían con-
ducir a la no masificación acrítica de la información proveniente
tanto de medios masivos de comunicación como de las nuevas
tecnologías de información y comunicación (NTIC) así como a una
tamizada lectura entre líneas de lo percibido visual y/o auditiva-
mente. Todo ello colocaría a los grupos sociales no sólo a resguar-
do de imposiciones desde los grupos de poder sino que los podría
orientar hacia una fundamentada y proactiva toma de decisiones.
Por último, conllevarían implicancias económicas ancladas
en el ahorro de tiempo que supondría no tener que transitar, es-
téril y frecuentemente, los caminos sinuosos del ensayo-error, con
las demoras y pérdidas que acarrea, cuando resulta innecesario.
SOBRE SUS VARIADOS MODOS DE APROPIACIÓN
Concordando con otros autores (7) en lo que hace al dere-
cho a la cultura científica que tienen los individuos y las socie-
dades, resultaría básico para sus procesos de enseñanza y de
aprendizaje (condicionado el primero de ellos al enfoque de este
último) contar, como mínimo, con:
Un ámbito propicio donde se estimule, valorice y retribuya
a la misma
Variedad de situaciones de aprendizaje, presenciales y no
presenciales (cursos, seminarios, talleres y encuentros de inte-
gración, becas, pasantías, entre otras) que viabilicen que aquél
sea lo más significativo, sistemático y activo posible, comiencen