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José Manuel Rodríguez Ferrer

Retinopatía por hidroxicloroquina

Autofluorescencia del fondo de ojo (AF).

La AF consiste en

la estimulación de autofluorescencia de la lipofuscina del epitelio

pigmentario de la retina mediante la emisión de una luz láser de

488 nm de longitud de onda (30). La lipofuscina se acumula en el

epitelio pigmentario como producto de la degradación de los seg-

mentos externos de los fotorreceptores. La AF es una técnica muy

sensible para detectar la presencia de maculopatía en “ojo de

buey” que indica, junto con el anillo de escotomas parafoveales,

la existencia de una toxicidad por hidroxicloroquina establecida

(Fig. 1B). Como ha sido demostrado recientemente, la AF puede

revelar su presencia en casos en los que el examen fundoscópico

clínico estándar sólo muestra cambios sutiles de pigmentación

en la mácula (31). Un aumento de autofluorescencia indica acu-

mulación de lipofuscina, normalmente debida a una fagocitosis

incrementada de los segmentos externos de los fotorreceptores

por el epitelio pigmentario de la retina (32). En cambio, la dismi-

nución o ausencia de autofluorescencia indica la degeneración y

pérdida celular del epitelio pigmentario o de los fotorreceptores

(33). En el estadio inicial de la toxicidad por hidroxicloroquina, la

AF se caracteriza por un fino anillo paracentral de autofluores-

cencia aumentada (34, 35). En algunos casos esta anormalidad

precede a las pérdidas campimétricas. Si el proceso avanza, la AF

muestra que el anillo de autofluorescencia aumentada se ensan-

cha, y posteriormente aparece primero un moteado que corres-

ponde a una pérdida parcial del epitelio pigmentario y después

un anillo de disminución de autofluorescencia que corresponde

a una pérdida general del mismo (34). La melanina es el mayor

antioxidante de las células del epitelio pigmentario de la retina y

participa en la degradación de los segmentos externos de los fo-

torreceptores (36). Con luz láser de 787 nm, la melanina también

emite autofluorescencia. En un estudio comparativo realizado

en dos pacientes con retinopatía por hidroxicloroquina, Kellner

et al. (37) han mostrado incrementos de la fluorescencia debida

a la melanina en áreas retinianas con autofluorescencia normal

debida a la lipofuscina. Este aumento de la acumulación de me-

lanina es interpretado por los autores como el correspondiente a

una fase inicial del proceso degenerativo en el que existe un au-

mento de la actividad fagocítica sin acumulación de lipofuscina.

Son necesarios más estudios para determinar las ventajas de la

autofluorescencia debida a la melanina frente a la de lipofuscina.

Independientemente del método utilizado, y a diferencia de la

perimetría 10-2 de Humphrey, la AF no necesita una cooperación

exigente por parte de los pacientes.

Tomografía de coherencia óptica de dominio espectral

(TCO-SD).

La tomografía de coherencia óptica (TCO), desarrolla-

da en 1991 por Huang et al. (38), es una técnica de interferome-

tría de baja coherencia que permite la obtención de imágenes

de secciones transversales de tejidos

in vivo

. La TCO es especial-

mente útil en oftalmología para el estudio de la retina, ya que se

requiere resolución micrométrica y profundidad de penetración

milimétrica. La TCO no sólo obtiene imágenes de la retina, sino

que también permite conocer datos cuantitativos de la misma,

como el grosor de sus capas. En 2007, Rodríguez-Padilla et al. (39)

desarrollaron un modelo de TCO de alta resolución, que utiliza un

sistema de detección Fourier o de dominio espectral (TCO-SD).

La TCO-SD tiene una resolución de 3,5 micras, en vez de las 10 de

la TCO estándar, y una velocidad 75 veces mayor, lo que permi-

te obtener imágenes de alta definición. Estos autores fueron los

primeros en estudiar mediante TCO-SD pacientes tratados con

hidroxicloroquina y mostrar la utilidad de esta técnica en la de-

tección precoz de su toxicidad. Los estudios de Rodríguez-Padilla

et al. (39) y posteriores han mostrado que en la toxicidad tem-

prana por hidroxicloroquina se produce una ruptura de la línea

de conjunción del segmento interno/externo de los fotorrecep-

tores en la región parafoveal (39-41). Es importante resaltar que

estas alteraciones mostradas por la TCO-SD no son detectadas

por la TCO estándar. La ruptura de la línea de conjunción del seg-

mento interno-/externo de los fotorreceptores se correlaciona

topográficamente con los escotomas paracentrales y en algunos

pacientes los preceden (40). Si la toxicidad progresa, se produ-

ce una reducción de la capa nuclear externa de la retina parafo-

veal, mientras que la retina externa foveal está preservada. Esto

produce una imagen macular ovoidea (Fig. 1 C) denominada en

“platillo volante” (41). En los casos más avanzados se observa

una pérdida de la integridad de la retina externa, disminución del

número de fotorreceptores y una atrofia del epitelio pigmentario

de la retina que se correlaciona con la maculopatía en “ojo de

buey” (41). Esta alteración de la retina externa macular conlleva

a largo plazo una disminución significativa del grosor de la mácula

(42). Alteraciones en la retina interna también han sido descritas,

como adelgazamiento de la capa de células ganglionares y de la

plexiforme interna (43). Pasadhika et al. (44) han propuesto que

un adelgazamiento perifoveal selectivo de la retina interna puede

ser considerado como un signo de toxicidad temprana. Recientes

estudios con TCO-SD (5) han mostrado que, cuando la membra-

na limitante externa de la retina no está alterada, el cese de la

administración de hidroxicloroquina produce una regeneración

de la capa de fotorreceptores, por lo que la integridad de esta

membrana es un signo de buen pronóstico y de posible recupe-

ración funcional visual. La membrana limitante externa da resis-

tencia mecánica a la retina y además hoy sabemos que contiene

ocludina, una proteína que participa en las uniones fuertes de

la barrera hematorretiniana externa (45). Estos datos muestran

que la TCO-SD es una técnica no sólo útil para el diagnóstico tem-

prano de la toxicidad por hidroxicloroquina, sino también para el

pronóstico de su evolución.

Electrorretinografía multifocal (ERGmf).

La ERGmf, desa-

rrollada por Sutter y Tran en 1992 (46), consiste en la estimula-

ción local simultánea de 61-103 áreas diferentes en los 30 gra-

dos centrales de la retina con una matriz en forma de damero

hexagonal alternante. En cada zona estimulada se obtiene una

onda trifásica denominada N1-P1-N2 que es producida por la

respuesta de fotorreceptores y células bipolares al estímulo (Fig.

1D). Relacionando la intensidad del campo eléctrico de cada uno

de los puntos de estimulación con la superficie de cada hexágono

se obtiene la densidad eléctrica del campo para cada área de la

retina. Los valores de densidad eléctrica se representan habitual-

mente en una gráfica tridimensional (Fig. 1E). Frente a las téc-

nicas electrofisiológicas clásicas, la ERGmf permite la obtención

de un mapa topográfico con la actividad eléctrica de cada una

de las zonas estimuladas (47), lo que la hace especialmente útil

en la localización de las zonas de la retina alteradas por distin-

tas patologías (48, 49). La ERGmf es especialmente útil para el

estudio de la toxicidad por hidroxicloroquina (50). Lai et al. (51)

han mostrado que pacientes que toman hidroxicloroquina pre-

sentan un declive en las respuestas de los ERGmf realizados con

una diferencia de tiempo de uno o dos años. Estos datos eviden-

cian la gran sensibilidad del ERGmf para mostrar los efectos de

la hidroxicloroquina sobre la actividad funcional de la retina. En

un estudio comparativo reciente, la ERGmf ha mostrado tener

mayor sensibilidad que la perimetría 10-2 o la TCO-SD en la de-

tección de toxicidad por hidroxicloroquina (52). Las alteraciones

del ERGmf en la fase inicial de la toxicidad por hidroxicloroquina

se caracterizan por pérdida de densidad eléctrica en alguna de las

celdillas parafoveolares, que conforman el anillo 2 del ERGmf (17,

53). En la figura 2 se muestra un ejemplo de estas alteraciones

del ERGmf y que corresponden a uno de nuestros pacientes, en

el que logramos detectar de manera temprana la toxicidad por

hidroxicloroquina. Si la toxicidad avanza, se incrementa el núme-

ro de celdillas parafoveolares de baja amplitud hasta alterarse la

totalidad de ellas (Fig. 1 D). Si no cesa la toma del fármaco, las

densidades eléctricas del área central y del área parafoveolar se

igualan, siendo indistinguibles entre sí (54). En este momento, las

alteraciones funcionales tienen escasa probabilidad de ser rever-

sibles y las anomalías del ERGmf se extienden bilateralmente al

polo posterior de la retina (26).

COMENTARIOS

Los efectos tóxicos de la hidroxicloroquina en la retina mos-

trados por la AF, la TCO-SD y la ERGmf, no sólo han mejorado

nuestro conocimiento sobre la retinopatía por hidroxicloroquina,

sino que han abierto nuevas perspectivas en su detección precoz

y prevención. Por ello, la AAO en su revisión de 2011 recomienda

que en los procedimientos de

screening

o cribado de esta pato-

logía se realicen exploraciones en los pacientes con al menos dos