

83
María del Carmen Gayol
Cultura científica y Medicina
tempranamente en los primeros estadios de la educación formal,
abarquen, también, niveles educativos no formales, se prolon-
guen a lo largo de la vida y recurran a las nuevas tecnologías de
información y comunicación aunque sin prescindir de las preexis-
tentes que se revelen aún válidas y fiables
Modos diversos de evaluación que permitan periódicos y
oportunos ajustes
La existencia de expertos no sólo como formadores de
alumnos y graduados sino como mentores de futuros formadores
Una interacción dinámica entre éstos, los medios masivos
de comunicación y la sociedad
Un acervo de colecciones reales y virtuales de material in-
formativo
Un creciente potencial reproductivo en relación con las ge-
neraciones siguientes
Una sociedad receptiva a esta cultura que contribuya al
establecimiento de prácticas reflexivas antes que irracionales,
críticas y deliberativas antes que impetuosas y generalizadoras y
discernidoras antes que igualadoras
Si bien algunos de los modos son pasibles de aplicación a in-
dividuos puntuales, nada impide la extensión de su influencia ha-
cia actividades más colectivas para, por último, institucionalizarse
socialmente de diversas maneras. Para ello, resulta de importan-
cia contar con personal especializado que posibilite una correcta
divulgación pública a través de los multimedia.
SOBRE SU FINALIDAD Y LOS EMPRENDIMIENTOS DE
APROPIACIÓN
Pudiendo la cultura científico-tecnológica, desde una pers-
pectiva histórica, ser apreciada, también, como una coexistencia
sincrónica de sus modos de apropiación desde los siglos XVII al
XX, su finalidad reside en el hecho de constituir un verdadero
motor para el progreso presente y para el desarrollo sustenta-
ble de las sociedades futuras. Ello fuerza a su consolidación y su-
peración durante la centuria en curso y justifica sobradamente,
por ende, su estímulo y apoyo por parte de las administraciones
públicas y privadas. A este respecto, corresponde citar empren-
dimientos concretos tanto iberoamericanos como europeos de
diversa índole, eludiendo la pretensión de abarcarlos en totalidad
en virtud de su multiplicidad y diversidad: (a) Ciencia, Tecnología
e Innovación para el Desarrollo y la Cohesión Social (Programa
Iberoamericano en la Década de los Bicentenarios) que incluye
en su ítem 6.6 tres propuestas estratégicas para fomentar la cul-
tura científica y la percepción pública de la ciencia y la tecnología
(8); (b) el Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para
el Desarrollo creado por un Acuerdo Marco Interinstitucional
suscrito por 19 países de América Latina, España y Portugal (9);
(c) la promoción de la cultura científica realizada en Barcelona
desde la propia ciudad a través de proyectos específicos como
Europe, Science and the City: promoting scientific culture at local
level
,
iniciativa bienal
presentada primeramente en el Foro de la
Ciencia en la Sociedad (Bruselas, Bélgica) durante 2005,
lanzada
en 2006 y financiada por la Dirección de Ciencia y Sociedad de
la Comisión Europea
(10)
; (d) el Programa de Promoción de la
Cultura Científica y Tecnológica que, desde 1998 y con patrocinios
públicos y privados, lleva adelante la Real Academia de Ciencias
Exactas, Físicas y Naturales por toda España; (e) las leyes orgáni-
cas españolas de Ordenación General del Sistema Educativo (in-
cluyendo la asignatura
Ciencia, tecnología y sociedad
) en 1990
y
de Educación (incorporando la asignatura
Ciencias para el mundo
contemporáneo
) en 2006: (f) conferencias internacionales como
la primera sobre este tema organizada en octubre 2013 por el
Centro para la Comunicación Científica (Universidad Andrés Bello,
Chile) (11), y (g) iniciativas nacionales americanas llevadas a cabo
desde Ministerios, Vice-ministerios, Secretarías, Consejos de In-
vestigación, Agencias, Universidades y Departamentos en Bolivia,
Argentina, Chile, Brasil, Ecuador, Perú, Colombia (COLCIENCIAS),
Venezuela, Paraguay, Uruguay (PROCIENCIA), países de América
Central y México (desde 1996, la UNAM diseñó etapas para el
desarrollo de la cultura que nos ocupa) (12-15).
Digno de mención resulta, asimismo, el Proyecto Cuatrienal
PLACES (
Platform of Local Authorities and Communicators Enga-
ged in Science)
(2011-2014) conformado por más de 60 ciuda-
des asociadas correspondientes a casi 30 países, integrado por
la red europea de administraciones locales y regionales (ERRIN),
la principal red europea de museos y centros de ciencia (ECSITE),
la principal red de organizadores de acontecimientos científicos
(EUSCEA) y el Observatorio de la Comunicación Científica de la
Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España) (OCC-UPF) y cen-
trado
en el desarrollo y fortalecimiento de alianzas entre dichas
redes y el precitado observatorio (16).
Por último, cabe que sean señaladas las contribuciones he-
chas, en distintos países, mediante iniciativas más acotadas (be-
cas, pasantías y otras actividades) por
Fundaciones y divulgado-
res científico-tecnológicos.
CONSIDERACIONES FINALES
Si se invierten los términos analizados y se interroga cómo
define la ciencia a la cultura, se podría arriesgar que, científica-
mente, la cultura de un sujeto la proveería el conjunto de me-
mes (total de unidades-base de información adquiridas mediante
aprendizaje social), existentes en el cerebro de esa persona en un
momento dado (17).
Esta aseveración dista de las referidas por las ciencias socia-
les y se suma a su extenso inventario.
Dado el comprensible debate que ella genera, puede re-
sultar pertinente cerrar estas reflexiones con una convicción
compartida por los autores respecto de la ciencia y con un inte-
rrogante acerca de la interacción cultura científico-tecnológica y
Medicina.
La ciencia puede incursionar en todos los campos posibles,
¿por qué no en el de la cultura? No obstante, lo que nos entregue
debemos procesarlo con cultura científica pues ella nos señala
preventivamente que nada en la ciencia es fijo e inamovible. Más
aún, nos advierte que si dejamos de visualizarla como un modo
altamente aconsejable de conocer la realidad y de enfrentar el
aprendizaje, la actividad y la vida diaria y procedemos a deificarla
de manera extrema, nos despeñaremos inexorablemente en el
dogmatismo.
Finalmente, y focalizándonos en la ciencia médica en par-
ticular ¿acaso ésta no posee, como se adelantara, utilidad recí-
proca con la cultura científico-tecnológica que, excediéndola, la
contiene a su vez como lo hace con las demás ciencias?
REFERENCIAS
1.
Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (UNESCO) Conferencia mundial
sobre las políticas culturales. Declaración de México
sobre las políticas culturales. México D.F; 1982 Disponible
en
Internet:
http://portal.unesco.org/culture/es/files/35197/11919413801mexico_sp.pdf/
mexico_sp.pdf
(Acceso 15 Marzo 2014)
2.
Gayol MC, Montenegro SM, Tarrés MC, D’Ottavio AE.
Competencias investigativas. Su desarrollo en carreras del
Área de la Salud. Rev Unipluriversidad 2008; 8: 1-8
3.
Díaz I, García M. Más allá del paradigma de la alfabetización.