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María del Carmen Gayol

Cultura científica y Medicina

tempranamente en los primeros estadios de la educación formal,

abarquen, también, niveles educativos no formales, se prolon-

guen a lo largo de la vida y recurran a las nuevas tecnologías de

información y comunicación aunque sin prescindir de las preexis-

tentes que se revelen aún válidas y fiables

Modos diversos de evaluación que permitan periódicos y

oportunos ajustes

La existencia de expertos no sólo como formadores de

alumnos y graduados sino como mentores de futuros formadores

Una interacción dinámica entre éstos, los medios masivos

de comunicación y la sociedad

Un acervo de colecciones reales y virtuales de material in-

formativo

Un creciente potencial reproductivo en relación con las ge-

neraciones siguientes

Una sociedad receptiva a esta cultura que contribuya al

establecimiento de prácticas reflexivas antes que irracionales,

críticas y deliberativas antes que impetuosas y generalizadoras y

discernidoras antes que igualadoras

Si bien algunos de los modos son pasibles de aplicación a in-

dividuos puntuales, nada impide la extensión de su influencia ha-

cia actividades más colectivas para, por último, institucionalizarse

socialmente de diversas maneras. Para ello, resulta de importan-

cia contar con personal especializado que posibilite una correcta

divulgación pública a través de los multimedia.

SOBRE SU FINALIDAD Y LOS EMPRENDIMIENTOS DE

APROPIACIÓN

Pudiendo la cultura científico-tecnológica, desde una pers-

pectiva histórica, ser apreciada, también, como una coexistencia

sincrónica de sus modos de apropiación desde los siglos XVII al

XX, su finalidad reside en el hecho de constituir un verdadero

motor para el progreso presente y para el desarrollo sustenta-

ble de las sociedades futuras. Ello fuerza a su consolidación y su-

peración durante la centuria en curso y justifica sobradamente,

por ende, su estímulo y apoyo por parte de las administraciones

públicas y privadas. A este respecto, corresponde citar empren-

dimientos concretos tanto iberoamericanos como europeos de

diversa índole, eludiendo la pretensión de abarcarlos en totalidad

en virtud de su multiplicidad y diversidad: (a) Ciencia, Tecnología

e Innovación para el Desarrollo y la Cohesión Social (Programa

Iberoamericano en la Década de los Bicentenarios) que incluye

en su ítem 6.6 tres propuestas estratégicas para fomentar la cul-

tura científica y la percepción pública de la ciencia y la tecnología

(8); (b) el Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para

el Desarrollo creado por un Acuerdo Marco Interinstitucional

suscrito por 19 países de América Latina, España y Portugal (9);

(c) la promoción de la cultura científica realizada en Barcelona

desde la propia ciudad a través de proyectos específicos como

Europe, Science and the City: promoting scientific culture at local

level

,

iniciativa bienal

presentada primeramente en el Foro de la

Ciencia en la Sociedad (Bruselas, Bélgica) durante 2005,

lanzada

en 2006 y financiada por la Dirección de Ciencia y Sociedad de

la Comisión Europea

(10)

; (d) el Programa de Promoción de la

Cultura Científica y Tecnológica que, desde 1998 y con patrocinios

públicos y privados, lleva adelante la Real Academia de Ciencias

Exactas, Físicas y Naturales por toda España; (e) las leyes orgáni-

cas españolas de Ordenación General del Sistema Educativo (in-

cluyendo la asignatura

Ciencia, tecnología y sociedad

) en 1990

y

de Educación (incorporando la asignatura

Ciencias para el mundo

contemporáneo

) en 2006: (f) conferencias internacionales como

la primera sobre este tema organizada en octubre 2013 por el

Centro para la Comunicación Científica (Universidad Andrés Bello,

Chile) (11), y (g) iniciativas nacionales americanas llevadas a cabo

desde Ministerios, Vice-ministerios, Secretarías, Consejos de In-

vestigación, Agencias, Universidades y Departamentos en Bolivia,

Argentina, Chile, Brasil, Ecuador, Perú, Colombia (COLCIENCIAS),

Venezuela, Paraguay, Uruguay (PROCIENCIA), países de América

Central y México (desde 1996, la UNAM diseñó etapas para el

desarrollo de la cultura que nos ocupa) (12-15).

Digno de mención resulta, asimismo, el Proyecto Cuatrienal

PLACES (

Platform of Local Authorities and Communicators Enga-

ged in Science)

(2011-2014) conformado por más de 60 ciuda-

des asociadas correspondientes a casi 30 países, integrado por

la red europea de administraciones locales y regionales (ERRIN),

la principal red europea de museos y centros de ciencia (ECSITE),

la principal red de organizadores de acontecimientos científicos

(EUSCEA) y el Observatorio de la Comunicación Científica de la

Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España) (OCC-UPF) y cen-

trado

en el desarrollo y fortalecimiento de alianzas entre dichas

redes y el precitado observatorio (16).

Por último, cabe que sean señaladas las contribuciones he-

chas, en distintos países, mediante iniciativas más acotadas (be-

cas, pasantías y otras actividades) por

Fundaciones y divulgado-

res científico-tecnológicos.

CONSIDERACIONES FINALES

Si se invierten los términos analizados y se interroga cómo

define la ciencia a la cultura, se podría arriesgar que, científica-

mente, la cultura de un sujeto la proveería el conjunto de me-

mes (total de unidades-base de información adquiridas mediante

aprendizaje social), existentes en el cerebro de esa persona en un

momento dado (17).

Esta aseveración dista de las referidas por las ciencias socia-

les y se suma a su extenso inventario.

Dado el comprensible debate que ella genera, puede re-

sultar pertinente cerrar estas reflexiones con una convicción

compartida por los autores respecto de la ciencia y con un inte-

rrogante acerca de la interacción cultura científico-tecnológica y

Medicina.

La ciencia puede incursionar en todos los campos posibles,

¿por qué no en el de la cultura? No obstante, lo que nos entregue

debemos procesarlo con cultura científica pues ella nos señala

preventivamente que nada en la ciencia es fijo e inamovible. Más

aún, nos advierte que si dejamos de visualizarla como un modo

altamente aconsejable de conocer la realidad y de enfrentar el

aprendizaje, la actividad y la vida diaria y procedemos a deificarla

de manera extrema, nos despeñaremos inexorablemente en el

dogmatismo.

Finalmente, y focalizándonos en la ciencia médica en par-

ticular ¿acaso ésta no posee, como se adelantara, utilidad recí-

proca con la cultura científico-tecnológica que, excediéndola, la

contiene a su vez como lo hace con las demás ciencias?

REFERENCIAS

1.

Organización de las Naciones Unidas para la Educación,

la Ciencia y la Cultura (UNESCO) Conferencia mundial

sobre las políticas culturales. Declaración de México

sobre las políticas culturales. México D.F; 1982 Disponible

en

Internet:

http://portal.unesco.org/culture/es/

files/35197/11919413801mexico_sp.pdf/

mexico_sp.pdf

(Acceso 15 Marzo 2014)

2.

Gayol MC, Montenegro SM, Tarrés MC, D’Ottavio AE.

Competencias investigativas. Su desarrollo en carreras del

Área de la Salud. Rev Unipluriversidad 2008; 8: 1-8

3.

Díaz I, García M. Más allá del paradigma de la alfabetización.