Suplemento Revista nº 790 - page 32

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original
SUPLEMENTO
Actual. Med.
2013; 98: (790). Supl. 32-48
Compromiso por la salud
Granada, un reino de mil años
de Granada, hospital vinculado a la Facultad de Medicina de su
ciudad natal. En 1859 se incorpora a la Real Academia de Medici-
na de Granada y su Reino y en 1860, y tras una brillante oposición
en Madrid, alcanza también la cátedra de anatomía descriptiva y
general de la Facultad granadina (fig. 2). A partir de ese momento
Maestre de San Juan dedica sus esfuerzos a la ciencia histológica
y durante sus vacaciones viaja por Europa visitando los laborato-
rios de histología más importantes del viejo continente y estable-
ciendo contacto con algunos de los histólogos más relevantes del
momento (fig 3).
Figura 2. Aula de Histología de la Facultad de Granada en la segun-
da mitad del siclo XIX
Figura 3. Microscopio modelo Nachet utilizado en la época de
Maestre de San Juan
En 1873 se traslada a la Facultad de Medicina de Madrid para
ocupar la primera cátedra de histología de España e impartir do-
cencia primero en el doctorado y, a partir de 1886, también en
la licenciatura. Fundador de la Sociedad Histológica Española en
1874, Director del Laboratorio de Histología y Microbiología de
la Facultad madrileña desde 1875, y Académico de Número de la
Real Academia Nacional de Medicina desde 1885, Maestre de San
Juan, sufre en 1888 un grave accidente en su laboratorio al recibir
una salpicadura de sosa caustica, que le hace perder la visión en
ambos ojos. Dos años más tarde muere en Alicante a causa de un
proceso cardiopulmonar de naturaleza no aclarada cuando inten-
taba recuperarse de sus secuelas oculares (1)(2)(3)
La aportación de Don Aureliano a la medicina española es,
a mi modo de ver, una aportación triple de la cual, a pesar del
tiempo transcurrido, es aún posible extraer, algunas consecuen-
cias importantes. Por un lado su obra es un ejemplo de difusión
y verdadero apostolado, así lo describió su discípulo Eduardo
García Solá, a favor del desarrollo y la inserción en la medicina
de una nueva rama del saber científico -la histología- a la que,
logró institucionalizar en la sociedad médica y española de su
tiempo. Su obra constituye asimismo una importante aportación
a la docencia de la medicina al estimular y promover acciones e
innovaciones docentes que siguen teniendo en nuestros días una
extraordinaria vigencia. Su obra constituye, por último, un exce-
lente ejemplo de la importancia que tiene, para la investigación y
la adquisición de nuevos conocimientos médicos, la observación
inteligente y atenta de la realidad diaria.
En relación con la promoción y difusión de la ciencia histoló-
gica basta recordar que cuando Maestre alcanza en 1860 la cátedra
de Anatomía, en la Facultad de Medicina de Granada, el microsco-
pio constituye un instrumento exótico ignorado por la mayoría de
los profesores españoles de la época para los que las maravillosas
descripciones de células y parásitos invisibles constituían una pura
fantasía. A su muerte, apenas treinta años después, la histología,
asentada en la teoría celular que ha introducido en España el tam-
bién profesor granadino Mariano López Mateos en 1853, no solo
forma ya parte del plan de estudios de la licenciatura de medici-
na sino que dispone también de cátedras en todas las Facultades
de Medicina de España y está incluso presente en Real Academia
Nacional de Medicina. A todo ello ha contribuido Maestre de San
Juan de forma muy notoria publicando y divulgando sin desmayo
hechos y hallazgos histológicos en las revistas profesionales de la
época en las que insiste con fervor en la utilidad que los estudios
histológicos tienen para ciencia médica y en los que recomienda
la creación de laboratorios de histología en los hospitales (4). Sus
dos tratados, el “Tratado de Anatomía General” de 1872 (fig.4) y el
“Tratado Elemental de Histología Normal y Patológica” -en sus dos
ediciones de 1879 y 1885- constituyen los libros de referencia de la
época y el punto de partida en España de una histología científica
plenamente incardinada en la ciencia médica de su tiempo (5) (6).
La contribución a la docencia de Maestre de San Juan es de
primera magnitud. En Granada comienza de forma pionera a im-
partir practicas de histología lo que lleva implícito la utilización de
microscopios por parte de los alumnos, actividad que sigue hoy
día constituyendo uno de los recursos didácticos más importan-
tes para el aprendizaje de la histología en todas las Facultades de
Medicina del mundo. Por otro lado Maestre genera a su alrededor
un pequeño número de colaboradores que va a constituir el pri-
mer grupo de trabajo de la histología española y que, de alguna
manera, constituye el germen de un nuevo modelo de actividad
universitaria que trasciende a la mera actividad aislada e individual
del profesor. Es, en el seno de este grupo, dirigido por Don Aure-
liano, en el que van a formarse algunos de los investigadores más
importantes de la ciencia española. Entre ellos destacan Leopoldo
López García, futuro catedrático de Valladolid y maestro de Don
Pío del Río Hortega, y, sobre todo, Don Santiago Ramón Cajal, que
fue alumno de Maestre en el doctorado , y que a la muerte de este
le sucederá en su cátedra de Madrid. El propio Cajal nos cuenta el
impacto emocional que supuso para él observar las preparaciones
microscópicas elaboradas por don Aureliano y sus ayudantes en el
laboratorio de la Facultad de Madrid. Tras ello, y como ha señalado
Laín, el joven anatomista que es en ese momento Cajal se transmu-
ta en un incipiente histólogo. En sus memorias Cajal nos da cuenta,
asimismo, de otras dos importante cualidades que, en relación con
la docencia, poseía Don Aureliano: la comunicación entusiasta y el
estímulo constante que procuraba a sus discípulos.
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