Suplemento Revista nº 790 - page 36

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original
SUPLEMENTO
Actual. Med.
2013; 98: (790). Supl. 36-48
Compromiso por la salud
Granada, un reino de mil años
La correcta identificación de los delincuentes era, por en-
tonces, un problema al que se intentaba dar una solución lo más
fiable posible. Se estaban ensayando diferentes procedimientos,
como eran: utilizar la distribución de las venas superficiales del
dorso de la mano, las características del ombligo, la morfología
de los vasos retinianos, etc. El asunto estribaba en la dificultad
de reconocer al delincuente reincidente. Por entonces, el méto-
do más utilizado era el ideado por Alphonse Bertillon en 1879
y éste, llamado comúnmente “bertillonaje” consistía en reflejar
en una ficha once medidas correspondientes a cada individuo:
estatura, braza, altura sentado, diámetro transversal y longitudi-
nal de la cabeza, largo y ancho de la oreja derecha, longitud del
pie izquierdo, del dedo medio izquierdo, del meñique izquierdo y
del codo izquierdo; además, se incluía una fotografía y cualquier
anomalía externa. Atendiendo a este sistema de identificación de
delincuentes, en 1894 se crea en las cárceles españolas un Servi-
cio de identificación judicial, para ponerlo en marcha.
Más tarde, en 1901 se le nombra inspector general del Ser-
vicio, profesor de Antropometría de la Escuela de la Policía y Jefe
del Gabinete de identificación de Madrid, con una gratificación
anual de 3.000 pts.
Desde este último puesto, Olóriz se preocupa en mejorar
dicho Servicio. Por entonces, las descripciones antropométri-
cas citadas no resolvían el problema de identificación con total
fiabilidad, puesto que se había dado el caso de que una misma
ficha antropométrica correspondiese a delincuentes distintos.
Además estaba el problema de los menores de edad, que aun
estaban en crecimiento, y cuyas medidas irían cambiando con el
paso del tiempo. Para obviar este último inconveniente, pensó en
introducir las huellas de los relieves epidérmicos de las últimas
falanges de los dedos de las manos como sistema de identifica-
ción. En 1902, basándose en un artículo de Varigny publicado en
la
Revue Scientifique
, en el que se hacía mención a los estudios
de Francis Galton sobre las huellas dactilares, empezó a estudiar
las impresiones digitales, como medio de identificar los jóvenes
delincuentes. El estudio de las huellas había merecido la atención
de varios investigadores como fueron, además del propio Galton,
Purkinje, Pottercher, A. Daae, Rocher y Gasti.
Las diez impresiones de los dedos puestas sobre una ficha,
permitirían reconocer de manera inequívoca la identidad de los
delincuentes, puesto que no se repiten. Podemos decir que el
denominado “Método Olóriz” de identificación será su principal
aportación a la ciencia, y por ello, entre otras razones, ha sido
recientemente declarado por la Junta de Andalucía, a través de
su Delegación en Granada, “Granadino Universal”.
Fórmula dactiloscópica, firma dactilar y firma escrita de Olóriz.
En 1903, con ocasión del XIV Congreso Médico Internacio-
nal de Madrid, presentó una comunicación sobre “un proyecto
de clasificación dactiloscópica adaptado a ese particular objeto
[la identificación]”. En el curso del mismo, el Dr. Domingo S. Cavia,
de Buenos Aires, un congresista argentino, le hizo saber que en
su país había un investigador de origen checo, llamado Juan Vu-
cetich, que utilizaba las huellas dactilares como “un sistema sen-
cillo, pero con una potencia clasificadora formidable”, bautizado
con el nombre de
Dactiloscopia
. A partir de ese momento, Olóriz
revisó sus 3.000 fichas siguiendo el método argentino y llegó a
la conclusión de que era muy útil, quizás mejor que el que había
presentado. Como él mismo afirmara, se hizo “Vucetichista” aun-
que se dedicó a estudiarlo en profundidad.
El mérito de Olóriz fue completar y simplificar la clasifica-
ción de Vucetich, añadiéndole las variantes de Galton-Henry y las
suyas propias. Así nació el método español de identificación, el
Método Olóriz, en 1908 (5), aunque en países sudamericanos se
llama método Vucetich-Olóriz. Para establecerlo, llegó a revisar
100.000 impresiones digitales correspondientes a 10.000 delin-
cuentes. Y para divulgar el que a partir de entonces se llamaría
“Método Olóriz”, escribió en 1909 un libro titulado “Guía para ex-
tender la tarjeta de identidad”, que repartió gratuitamente entre
sus alumnos de la Escuela de identificación.
Para finalizar, ofrecemos dos muestras de la importancia
de sus trabajos. La primera, aparecida en un periódico sólo unos
meses antes de su muerte, está escrita por Antonio Lecha Marzo,
médico por entonces del Hospital Militar de Madrid y posterior-
mente catedrático de Medicina Legal de la Facultad de Medicina
de Granada entre 1914 y 1917. Allí recoge lo que el eminente
Edmond Locard,
(1877-1966), un conocido criminalista francés,
había dicho al respecto (6):
Cuando los grandes servicios identificadores posean los re-
gistros donde, por la clasificación monodactilar, las impresiones
de los criminales estarán sistemáticamente catalogadas, no ha-
brá, por decirlo así, ningún crimen cometido por un reincidente
cuyo autor no sea descubierto en seguida. Y el día en que tal rea-
lización sea un éxito, nosotros deberemos acordarnos, con reco-
nocida admiración, que el promovedor de esta revolución policial,
muy difícil verdaderamente, pero á la cual deben dirigirse y con-
verger todos nuestros esfuerzos, es Federico Olóriz Aguilera.
La segunda, aparecida unos días después de su muerte, es-
crita por Rafael Maldonado, alumno de Olóriz en la Escuela de
Criminología y más tarde, su colaborador en el Registro Central
de Identificación de la Dirección de Prisiones (7):
Cierto es que con su muerte, la medicina y la cirugía españo-
la están de duelo, pero aún lo está más la moderna ciencia crimi-
nológica, donde Olóriz brillaba como estrella de primera magni-
tud, y en la que era, no una gloria patria, sino mundial
.
Cien años después, la Universidad de Granada conmemora
el centenario de su fallecimiento con una serie de actos enmarca-
dos en el denominado Año Olóriz, en el que, la exposición titulada
“A propósito de Olóriz”, instalada en el Parque de las Ciencias gra-
nadino, es una de sus más relevantes actuaciones.
REFERENCIAS
1. Guirao Gea, M. Datos biográficos de D. Federico Olóriz Aguilera.
Apertura de Curso Académico 1954-55. Universidad de Granada. 1954, p. 12.
2. Dicho diario y otros documentos que se citan pertenecen al “Fondo
Olóriz” de la Universidad de Granada.
3. ABC, 29 de octubre de 1927.
4. Olóriz Aguilera, Federico,
Diario de la Expedición antropológica a
La Alpujarra
. Estudios preliminares de Miguel Guirao Pérez, Juan de Dios del
Pino Artacho y Francisco Izquierdo Martínez. Granada, Fundación Caja Gra-
nada, 1995.
5. Esta clasificación fue presentada por Olóriz en el Congreso Nacional
de Medicina de Zaragoza, el 24 de octubre de 1908, titulada
El sistema dac-
tiloscópico español
.
6.
La Correspondencia de España,
12 de abril de 1911.
7.
La Correspondencia Militar,
12 de marzo de 1912.
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