Suplemento Revista nº 790 - page 21

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SUPLEMENTO
original
Actual. Med.
2013; 98: (790). Supl. 21-48
Compromiso por la salud
Granada, un reino de mil años
El Hospital Real abrió sus puertas con un cometido médico
específico y exclusivo, laasistencia a los hombres y mujeres
pobres afectos de las llagas y los dolores del mal de las bubas.
Los sanadores encargados de la misma (un médico y cirujano,
un barbero-sangrador, dos enfermeras y dos enfermeros, y un
boticario con oficina ubicada en la ciudad) utilizaban el
agua
del palo
o
palo santo
—la decocción de la madera de guayaco,
procedente de las Indias, un medicamento
novedoso
considerado
específico y de efectos milagrosos— y las unciones mercuriales,
el remedio tradicional contra las afecciones cutáneas. En relación
con la asistencia a esa clase de pacientes se ha de destacar un
hecho acreditado: los hospitales que los acogieron fueron los
únicos que contemporáneamente ofrecieron atenciones médicas
completas (6). En Granada, la Corona asumió esa asistencia —la
calificación de
incurable
indicaba la exigencia de un tratamiento
costoso y prolongado— aportando el remedio específicamente
indicado contra la enfermedad en esas fechas. El muy costoso
y elogiado
palo santo
pudo estar así al alcance de una clase de
necesitados que hasta entonces, en el mejor de los casos, sólo
habrían podido ser tratados por cirujanos y otros sanadores
empíricos con las temidas unciones mercuriales (7).
El Hospital Real también asumió la asistencia de personas
locas e inocentes. La carta de privilegio de la Casa de los
Inocentes de 2 de noviembre de 1525, firmada en Toledo por el
emperador y la reina doña Juana, había establecido el carácter de
las atenciones que habrían de prestársele a tan desdichada clase
de necesitados: vigilar que los mismos fueran curados, cuidados y
custodiados con los medios necesarios, incluyéndose entre ellos
los vestidos y los instrumentos de contención —grillos y jaulas—.
La regulación de los cuidados refleja una actitud muy positiva
respecto a la suerte de los dementes. Se sostenía, en efecto, que
la locura —considerada como una enfermedad somática— podría
ser aliviada mediante una alimentación apropiada y la indicación
de algún remedio específico e incluso mediante el propio castigo
corporal. Al absorber la Casa, en 1535, el hospital Real aceptó
este compromiso asistencial.
La refundación de la hospitalidad granadina de patronazgo
regio reforzó sus dimensiones curativas y asistenciales en su
emplazamiento y edificación extramuros de la ciudad, pero
también implantó otro tipo de servidumbres institucionales
que se acrecentarían con el paso del tiempo. Ciertamente, el
hospital Real representó el poder asistencial de la Monarquía en
la ciudad de Granada y fue símbolo de la misma. En virtud de esa
dependencia extendió la gracia real reproduciendo los privilegios
sociales. El nuevo discurso asistencial sublimó la magnificencia, la
discreción y el clientelismo.
REFERENCIAS
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(eds.),
Health care and poor relief in Counter-Reformation Europe
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114-115).
7.
Cf.
, Temkin, Owsei. Therapeutic trends and the treatment of
syphilis before 1900.
Bull. His. Med.
,
29
(4), 1955, 309-316.
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