Suplemento Revista nº 790 - page 14

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original
SUPLEMENTO
Actual. Med.
2013; 98: (790). Supl. 14-48
Compromiso por la salud
Granada, un reino de mil años
pestoso (lesión de necrosis en el punto de la picadura de la pulga),
y la más grave de todas, la peste pulmonar, primitiva o secundaria
a la forma bubónica. Hoy, con el control de los roedores, el tra-
tamiento con tetraciclinas y la vacuna, ha desaparecido casi por
completo esta terrible enfermedad pestilencial, que afectó a los
hombres durante siglos.
Si se hace esta introducción a la aportación de Ibn al-Jaṭīb
al tema de la peste, es para mejor entender sus ideas, que por
otra parte eran las circulantes durante esa época. Porque la cau-
sa de las enfermedades pestilenciales ha sido una preocupación
constante a lo largo de la historia. Alcmeón de Crotona, en el siglo
VI antes de Cristo, ya mencionaba vapores envenenados, “mias-
mas” o mofetas que flotando en el aire alrededor de los enfermos
causaban ciertas enfermedades (1). E Hipócrates (460-377 a. de
C.) en su famoso tratado
De aires, aguas y lugares,
lleva la con-
cepción del enfermar por culpa de los dioses, a aspectos más te-
rrenales de las causas de los procesos infecciosos. Aunque siem-
pre se ha conservado un cierto sentir de la enfermedad como un
castigo de Dios, hecho que se hizo mucho más palpable en las
gravísimas epidemias de la Edad Media.
Tenemos que pensar que la existencia del concepto de con-
tagio, no aparece hasta 1546, cuando Fracastoro, en Verona, ha-
bla de un
contagium animatum
;
o sea agentes nocivos creados
por la corrupción de humores y transmitidos de persona a perso-
na por las partículas
seminarias
. Posteriormente en 1559, Atana-
sio Kircher observará la presencia de
pequeños gusanos
precisa-
mente en la sangre de los enfermos de peste bubónica. Hasta que
Anton van Leeuwenhoek no observara con su microscopio unos
animalículos
, y Pasteur y Koch crearan la teoría infecciosa de las
enfermedades transmisibles, no se iba a conocer adecuadamente
las causas de las mismas.
Lisān-al Dīn Ibn al-Jaṭīb (1313-1375) nació en Loja y hacia
1346 se encontraba en Granada, donde estaba al servicio de
Yūsuf I, como secretario del visir Ali Ibn al-Ŷaŷŷab. Fue político,
geógrafo, historiador, poeta, jurista y médico.
En octubre de 1347 surge la epidemia de peste en Mesi-
na (Sicilia), y simultáneamente en Génova y Venecia, quizás para
unos traída de Oriente por marineros y comerciantes, y para otros
por ratas contaminadas en los barcos. En 1348 aparece la peste
en Granada, pocas semanas después que en el resto del oeste
europeo. No tenemos datos de la mortalidad en la ciudad, pero
existen supuestos de que fueron unos 700, menos de los 1500
que fallecieron en Valencia (Ibn Jātima, citado en (2)). En enero
de 1348 fallece de peste el visir Alī Ibn al-Ŷaŷŷab antes citado,
siendo nombrado en este cargo Ibn al-Jaṭīb, cargo que ostentaría
hasta la muerte de Yūsuf I, y continuando en él con Muḥammad
V hasta 1539, en el que el rey es depuesto y nuestro protagonista
es encarcelado.
Desde su puesto de visir, Ibn al-Jaṭīb debió ser un buen ob-
servador de la epidemia de peste y pudo estudiar sus caracterís-
ticas. Fruto de ello escribe, probablemente entre 1359 y 1362,
durante su exilio en Marruecos, el
Kitāb muqni´at al- sā`il ´ani l-
marad al-hā`il (Libro que satisface al que pregunta sobre la terrible
enfermedad)
, obra que se encuentra en la biblioteca de El Escorial
(Escorial ms. nº 1.785, fols. 39 a-48 b),
y
de la que hay una prime-
ra versión en alemán de M. J. Müller, realizada en 1863. En ella
describe con gran rigor el desarrollo y propagación de la epidemia
que le tocó vivir directamente. También recomienda a los habitan-
tes de la ciudad no visitar a los enfermos afectos por la misma, ni
usar en modo alguno ninguna de sus pertenencias, y de este modo
evitar en lo posible que pudiesen contraer la enfermedad. Estos
consejos también aparecen en otros tratados de la época sobre el
mismo tema, como pueda ser el de Aḥmad ibn Alī Ibn Jātima, obra
de la que ofrece una versión resumida Fidel Fernández Martínez
en 1958, a partir de una versión alemana que había sido realiza-
da por T. Dinanah en 1927. (3). Ibn Jātima era un médico y poeta
almeriense que probablemente en 1349 describió como causa de
la peste, basada en la ortodoxia islámica, que la enfermedad era
una especie de martirio divino como castigo a los infieles. Aunque
también ofrece ciertas nociones que podemos considerar como
precursoras de la teoría del contagio. Muḥammad ibn Alī al-Saqūrī,
médico granadino, fue un discípulo de Ibn al-Jaṭīb e insistió en el
mismo sentido religioso, en su tratado
Tahqiq al-naba’ ‘an amr al-
waba
, o guía del tratamiento de la peste.
Incidencia temprana
Incidencia casi nula
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