Suplemento Revista nº 790 - page 15

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SUPLEMENTO
original
Actual. Med.
2013; 98: (790). Supl. 15-48
Compromiso por la salud
Granada, un reino de mil años
Tenemos pues la presencia de dos teorías de la aparición de
la enfermedad, la miasmática y la religiosa. La aportación de Ibn
al-Jaṭīb es que la enfermedad se contagia de persona a persona, y
que para evitarla hay que huir de los enfermos. Es pues una teo-
ría de “contagio” (
al-adwa
), que contradice sobre todo las ideas
religiosas ultraortodoxas de la época. Ello se comprende mejor
en esta traducción libre de un párrafo de el
Kitāb muqni´at al-sā`il
´ani l-marad al-hā`il
(2):
“Cualquier persona que haya diagnosticado o tratado la en-
fermedad tiene claro que la mayoría de los individuos que han
tenido contacto con una víctima de la plaga morirá, mientras que
aquél que no ha estado expuesto permanecerá sano. Una pren-
da puede llevar la infección a una casa; incluso un pendiente (al-
halak) puede ser fatal para la persona que lo lleve en su oreja. La
enfermedad puede aparecer por primera vez en una única casa de
una ciudad cualquiera, y luego extenderse de ese foco a otras per-
sonas vecinas, familiares, visitantes. La enfermedad puede estallar
en una ciudad costera que había estado “liberada” de la enferme-
dad hasta que una víctima de la plaga haya llegado allí, viniendo
por el mar de una ciudad donde la plaga haya arrasado. La fecha
en que la plaga aparece en una ciudad coincide con (es decir, ocurre
unos pocos días después) el desembarco del portador.
Mucha gente permaneció sana manteniéndose aislada del
mundo exterior, por ejemplo el devoto Ibn Abī-Madyan en Salé. Él
creía en el contagio; por eso, él reunió provisiones y enladrilló su
casa, aislando a su gran familia. Su ciudad fue duramente “gol-
peada”, pero nadie de su familia enfermó. Hay muchos informes
de comunidades alejadas de grandes caminos y del comercio, que
permanecieron indemnes. También existe el notable caso de los
prisioneros en el Arsenal de Sevilla, que no se vieron infectados
pese a que la ciudad en sí fue duramente afectada. Otros datos
nos cuentan que los nómadas itinerantes que viven en tiendas de
campaña en el norte de África, han permanecido sanos porque el
aire no es cerrado, y su corrupción es sólo infecciosa a medias”
.
Como se puede observar, Ibn al-Jaṭīb describe la transmi-
sión persona a persona, y también en su obra se aprecian las me-
didas de prevención, siguiendo dicho criterio, y lo prueba, según
“la experiencia, investigación, perspicacia, observación personal
e informes seguros”. Este concepto es considerado por algunos
autores como una cierta refutación del escrito de Aḥmad ibn Alī
Ibn Jātima. Para otros, el tema habría que observarlo solamente
desde un punto de vista fundamentalista, por lo que su teoría
sería un anatema religioso. Esto posiblemente pudo llevar a que
se le considerara como un hereje. Por ello, cuando en 1375 es
detenido en Granada, y su muerte se produce en circunstancias
extrañas, estrangulado en la prisión, se piensa que fuera por los
cargos de herejía, más que por los delitos realizados en su labor
política.
De una forma u otra, pienso que la aportación de todo tipo
que realiza Lisān-al Dīn Ibn al-Jaṭīb, nos lleve a considerarle como
una personalidad excepcional en la Granada del siglo XIV.
REFERENCIAS
1. Piédrola Gil G. ”Higiene y Medicina Preventiva y Social”. Ed. Am-
aro. 1966. 649-670.
2. Ober WB., Alloush N.: “The Plague at Granada, 1348-1349: Ibn
Al-Khatib and ideas of contagion”. Bull N.Y. Acad. Med. 1982. 58,4, 418-
424.
3. Girón F.: Comunicación personal
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